Maia.
Lo miro y de solo verlo tan tranquilo. Me molesto.
- ¿Que no te importa lo que digan?- pregunto molesta.
- No.- dice indiferente recostandose en mi escritorio.
¡Uy es que lo mato! ¡Lo mato!
- ¿Como que no te importa?- pregunto moviendo mis manos como loca desesperada.
Curva la comisura y me mira.
- Maia. No me importa lo que esos digan porque solo llenan hojas para saciar la chismoseria de la gente.
No lo miro y me cubro la cara. Lo que menos quiero es que Anne termine involucrada en esto tambien.
- Me voy.- me levanto y tomo mis cosas.
- No puedes irte. Estas en jornada laboral aún.- se para del escritorio.
- ¡No me importa!
Salgo de ahí rápidamente y Dyland no pierde el tiempo en seguirme. Todos miran confusos. Claro. Dyland siguiéndome.
- Maia.- lo ignoro y camino rápido al ascensor. Antes de que se cierren logra entrar. Y antes de que baje lo detiene.
Me asusto. ¡Esta loco!
- ¿Que crees que haces?
- Tú no te vas hasta que hablemos.
- No tenemos nada de que hablar, Dyland.- es la primera vez que lo llamo por su nombre en voz alta y me encanta. Me mira fusilante.
- No vuelvas a dirigirte a mi por mi nombre de pila si no te lo permito.- trago saliva y no digo nada.
- Me quiero ir.- mis ojos sollozan y presiono más mi bolso contra mi pecho.
Me mira y sin decir nada presiona el botón nuevamente poniendo el ascensor en movimiento.
- Que no se te haga costumbre salir antes de que termine la jornada.
Trago saliva y sin decir nada salgo de ahí tan pronto se abren las puertas.
¿Porque me pasa esto a mi? ¿Enamorarme de alguien que no está a mi alcance? Ay Maia. Que lindo es soñar. Pero cuando despiertas todo es una pesadilla. Suspirando camino hacia el nido de Anne. Y me siento en una banca a esperar que salga.
Estoy al rededor de una hora cuando su maestra abre la puerta. Al verme me sonrie. Yo me levanto y me acerco a la puerta.
- ¡Anne! Vinieron por ti.- un pequeño tornado choca con mis piernas y yo rio.
- Te extrañé.- la levanto en mis brazos y beso su mejilla.
- Yo tambien, pequeña.- sonrie y recuesta su cabeza en mi hombro bostezando.
- Oh no, señorita. Usted va a caminar.- me mira y sus bracitos se aferran mi cuello.
- Pero...pero tengo sueño.- susurra.
- Anne...- me mira con sus ojitos llenos de lágrimas.
- Quiero dormir.
- Bien.- suspiro.- Pero mañana caminas. Pesas mucho, enana.
Asiente y se recuesta. Me despido de la maestra y empiezo a caminar. ¡Que difícil es caminar con Anne en brazos!
- ¿Necesitas ayuda?- me sobresalto al escuchar la voz de Dyland. Miro a mi costado y me asusto más. ¿Como sabe donde estaba?
- ¿Que haces aqui?- arquea una ceja.
- Caminaba y te vi.- dice seco. Mira a Anne y luego la lucha que tengo para mantener equilibrio.- Te ayudo.
- No gracias, yo puedo sola.- digo y sin dejarlo decir nada camino de nuevo.
- Te ayudo.- vuelve a decir acercándose más.
- He dicho no.- lo miro y por un momento me pierdo en su hermosa mirada. ¿Porque a mi?
Termino cediendo porque en serio Anne pesa mucho y cuando él la tiene en brazos me resulta gracioso. Nunca pensé ver a Dyland Kingsley con una niña en brazos.
- ¿Que?- dice el caminado con si Anne pesara igual que una pluma.
- Se te ve muy gracioso.
Cuando está por contestarme Anne se remueve y pone su cabeza en su cuello. Se queda quieto esperando cualquier reacción de mi pequeña hermana y al ver que no sucede nada me mira.
- Yo no le veo la gracia.
Camina un poco hasta que logro divisar su auto. Ruedo los ojos.
- Vivo a unas cuadras de aquí. No es necesario.
- Bien.
Espera a que yo camine para él hacerlo también. Cuando llegamos a mi departamento hago que recueste a Anne en mi cama y salimos sin hacer bulla. Ya estando en la sala no hacemos más que mirarnos sin decir nada. De un momento a otro estoy entre la pared y su cuerpo. Lo miro a los ojos y de momento no pienso en nada más que sus labios sobre todo mi cuerpo. Me acerco un poco más de modo que nuestros labios vuelven a rozarse. Miro sus labios y luego sus ojos.
- Bésame.- susurro.
Me mira y sin decir nada sus labios se apoderan de los míos en un beso que me hace humedecer en menos de cinco segundos. Sus manos acarician mis caderas mientras las mías suben por sus brazos quitándole el saco.
- Maia...- susurra sobre mis labios.
Lo miro y empiezo a quitarle su camisa y por último su pantalón haciendo que se quite de sus zapatos.
- Sin compromisos, Dyland.- levanto un poco mis pies con mis manos en su cintura y lo beso.
Me levanta haciéndome rodearlo con mis piernas. Sonrío y acaricio su cabello entre mis dedos.
- Sin compromisos.- repite.
Me pega a la pared haciéndome arquear y arranca mis bragas.
- No...- digo mirándolo en el suelo hecho trizas.- Me debes una.- digo mirándolo seria.
Sonríe.
- Claro.
Sus dedos se cuelan en mi hendidura y yo empiezo a gemir como una loca ninfómana.
- Dyland.- gimo.
- Shhh...no queremos que Anne se levante o ¿sí?- me muerdo los labios y cerrando los ojos niego.- Eso es pequeña. Siente.- acerco mis labios a los suyos queriendo devorarlos. Sus dedos no dejan de moverse y yo gimo moviéndome sobre él. Me separo y grito sin poder evitarlo.
¡Si! Río sin importarme nada. Cuando ya mi respiración está un poco tranquila lo miro y con sus ojos brillantes en mi introduzco su pene en mi interior. Los dos cerramos los ojos y Dyland recostándome en la pared empieza a moverse. Instintivamente mis caderas se mueven con él sintiendo placer también. Su boca se acerca a mi cuello y cuando siento que sus dientes van a clavarse hablo.
- Ni se te ocurra.- se ríe y dándome una estocada profunda siento sus labios tirando de mi cuello.
Maldita sea. Sin esperar nada me acerco al suyo y hago lo mismo.
- Estamos igual.- dice jadeando.
Sonrío mirando su cuello enrojecerse. Acelera sus movimientos y dando dos estocadas más profundas los dos caemos al suelo exhaustos. Cierro los ojos y me recuesto en su pecho con él aún dentro de mi.
- Debería irme.- susurra Dyland acariciando mi espalda con la yema de sus dedos.
- Quédate.- lo miro.
- No puedo.- me levanta delicadamente y dejándome a un lado empieza a vestirse.
- Bien.- digo yo arreglándome. No le rogaré.
Sus brazos me rodean desde atrás pegándome a él. Una vez que está seguro que lo he sentido me voltea.
- Eres mía ahora.- susurra sobre mis labios.
Lo beso y mordiendo su labio inferior respondo
- No soy de nadie. Cierra la puerta al salir.- me alejo y entro a mi recamara. No salgo hasta que escucho la puerta cerrarse.- No soy de nadie.- me repito a mí misma.
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Iluminame
RomanceElla, dulce y extrovertida. Él, arrogante y calculador. Una historia diferente a las que tengo en mi perfil :) Publicaciones: El día que tenga libre ❤