Capitulo 14

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—Quién... ¿¡Quién dijo que ella era mi princesa!? ¿Eh?

— Los vi besarse como morsas francesas.

— Agh... em— comenzó a balbucear, vi que frunció el ceño. Mientras tanto, yo intentaba salir de ahí. Pero él parecía hecho de piedra— Ella no es nada para mi, así que si quieres herir a alguien que me importe vete con otra persona...

Me reí, su voz temblaba y se notaba que mentía. Yo sentía que él me correspondía. Pero más idiota no pudo ser...

— Jamás nos corresponderemos, solo quería verla feliz— dijo, saltó para agarrar mi brazo, el chico verde me dejó mitad cayéndome aunque seguía en sus brazos. Rin me besó en la mejilla, sin querer, tenía ganas de besarlo otra vez... sus labios eran tan agradables... me quedé anonada viendo su rostro.

— ¿Entonces ella no te importa? ¿No te importa que me la lleve? Es muy especial para mi padre.— dijo levantándome mientras acariciaba mi pelo, despojándome de Rin. Mi atacante me besó en la mejilla. Sus labios no eran tan lindos como los de Rin, pero no detuvo mi sonrojo. Aunque quería estar en los brazos de Rin, no que este me trate como un objeto que le debía llevar a su padre.

— Mierda...— gritó, intentando tomar mi mano y entrelazarla como antes. Nuestras almas lo pedían, lo deseaban... — No la toques, no te atrevas a hacerla sufrir...

— O sea que ¿si te importa?— preguntó el peli verde.— Me mareas... Rin, Rin, Rin...

—Yo puedo sola— dije intentando pensar como liberarme. No tenía sentido pegarle porque él era claramente más fuerte. Pero mi cuerpo se movía solo, estaba entrando en pánico. No quería que me rapte un demonio así, quién sabe qué podía hacerme.

— suéltala ahora o sufrirás — dijo enojado, entonces desvaino su espada.

Unas hermosas flamas azules rodearon su cuerpo como los pétalos al centro de una flor. Sus orejas se alargaron y parecían como de un elfo, igual que sus caninos pero parecían de vampiro.

Él parecía una rosa azul, con una llamas elegantes y firmes, que encandilaban con tan solo verlas. Peligroso, el tallo, su cuerpo, su fuerza...

— Dame la espada y no le haré nada— dijo— o simplemente juguemos un poco...

Rin corrió hasta ese tipo y le intento cortar. Pero éste se defendió lastimándole el brazo. No sangró, y eso fue lo raro, se raspó. Sin embargo, Rin siguió intentando.
Mientras, algo en mi bloqueó mis pensamientos. Una droga, quizás. Me drogaron... los demonios caen igual de bajo que los seres humanos...

— Amaimon— dije suavemente, mi voz era indefensa, suave y tierna.

— la convertiré en mi esposa... Mejor aún, en la de padre

—¡No!—gritó Rin— ¡Déjala Ahora!— gritó, para luego correr hacia él y cortar su piel, de alguna manera, con la espada azul.

— ¡Agh! Esto es aburrido... ¿Nada más puedes hacer?— dijo —me casaré aquí, se ve muy linda... espero no cometer ningún delito... ¡cierto que soy demonio! disfruta esto— salto a un árbol— Mei-chaaan, ¿me aceptas como tu Esposo?-

— Sí... Rin—dije, ¡pero no quería decir eso! Quería decir que no pero algo me lo impidió, quería llorar pero mis ojos no tenían lágrimas. Mi interior estaba ardiendo, con unas llamas verdes y que me enjaulaban en un destino que no quería.

— Mei... ¿qué?— pensaba Rin confuso.

— Ahora, Sellaré nuestro amor con un beso— dijo y estiró su lengua para lamerme el cachete.— Sabes bien—dijo y metió su lengua en mi boca.

El secreto de Rin OkumuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora