14. Drums

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Esta vez no voy a perder la calma. Respiré y cerré mis párpados con pesadez. Mi primer impulso fue llamar a Fred. No lo había visto desde el día de la charla, cuando supe que era un guardaespaldas, pero eso no me importa en lo absoluto, fue mi figura paterna y lo amo con todo el corazón. No contestó ni al tercer timbre -soy una exagerada, lo sé- pero necesito saber más sobre los hombres del secuestro. Corrí fuera de la casa con las llaves del auto en manos, dejando a todos con una gran confusión. Lo prendí mientras llamaba por segunda vez a Fred. Tal vez esté en su departamento, aquel que visité meses atrás para la cena de su cumpleaños. Retrocedí lentamente para cuidar al auto, me asusté y brinqué sobre el asiento cuando oí un ruido fuerte.

- Mierda -dije para mi misma, espero no haber chocado-.

Cuando volteo me encuentro con Matthew tocando el vidrio del copiloto.

- ¿Ahora qué quiere? -pensé mientras rodaba los ojos-.

Bajé el vidrio esperando a que hablara, pero en vez de eso abrió la puerta y se sentó a mi lado.

- ¿Qué haces? -murmuré molesta-.

- Oye, se que estás molesta -dijo poniéndose el cinturón-, y que fui un idiota pero, iré contigo, no te dejaré sola.

Lo pensé quince segundos, a ver, no conozco a la perfección el camino y si están esos secuestradores por ahí, debería andar acompañada.

- Vamos Mia, solo será un rato de compañía -me dije a mi misma-.

- Aunque...no te molesta esa compañía.

- Cállate Josefina -espeté molesta a la otra yo-.

Como respuesta hacia Matthew asentí suavemente con los labios apretados, no quería hablar con él.

El sonrió de lado.

Prendí la radio mientras manejaba en silencio, soy de esas personas que no pueden vivir sin música, ya bastante tengo con la incomodidad de Matthew a mi lado. Empezó a sonar Faded de Alan Walker, una de mis canciones favoritas y como impulso comencé a cantarla. Luego sentí una mirada fija y me callé de inmediato avergonzada.

- ¡No! -dijo mi acompañante- Sigue, cantas hermoso.

Sentí mis mejillas como un tomate. Me gusta cantar pero casi nunca lo hago en frente de los demás, y menos del que me gusta.

- Dios, el no me gusta -aseguré para mi-.

- Aquí vamos con las mentiras otra vez...

- Basta Josefina, he dicho que no me gusta.

- ¿Es verdad?

- Si.

- No.

- No -dije confundida- ¡Eso no vale!

- Cariño caíste, si te gusta.

- Bueno...tal vez un poco.

- ¡Lo sabía!

Me concentré nuevamente en el camino. Ya era mucha dosis de Josefina y Matt en un día.

- Baja por este distribuidor -dijo él refiriéndose a la carretera-, es un atajo.

Asentí, otra vez bajando por donde dijo.

- ¿No hablarás? -preguntó el fingiendo asombro mientras se ponía una mano en el pecho-.

- No estaba en mis planes -hablé por primera vez- pero no dejaré que sientas satisfacción -guiñé un ojo-.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2017 ⏰

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