Capitulo 9.

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Gabriel huyó al ver como Scarlet salía de la casa de su abuela y se introducía al bosque.

Sus ojos se encontraron durante un segundo cuando ella miraba por la ventana, le había descubierto y ahora iba a buscarle.

Aun no entendía el porque de su empeño por verle en su forma lobuna, vio el miedo en sus ojos la primera vez, pero a esas alturas ya había desaparecido. Tal vez ella también sentía esa extraña conexión, tal vez era mutuo, tal vez había algo de esperanza.

Sus patas frenaron en seco, un grito se escuchó por todo el bosque, y sin pensárselo dos veces dio media vuelta.

Scarlett se había despedido rápido de su abuela después del té, la advirtió que tuviera cuidado y fuera directa a casa, pero no podía hacer eso, no sin antes ir al bosque, no después de la contestación tan fría y seca que le había dado tras preguntarla acerca de los lobos.

Pero ya había anochecido, y después de unos minutos caminando no vio por donde pisaba, y acabo hundiendo la pierna en un hoyo que había. Intento impulsarse con las piernas, pero entre el frío y el lodo le fue imposible.

No se iba a dar por vencida, pero un ruido detrás suya hizo que se quedara helada, Gabriel sintió la tensión en su cuerpo, y despacio fue caminando hasta posicionarse detrás suya.

Scarlett no pudo abrir mas los ojos ante el asombro de verlo, inconscientemente una sonrisa se dibujo en su rostro, y Gabriel pensó que esa chica estaba terriblemente loca.

Ella observó su blanco pelaje, y sus ojos, aquellos que resaltaban hasta en la mas oscura de las noches. Gabriel se acercó un poco mas, sin hacer movimientos bruscos.

- Hola pequeño.- Pronunció con voz baja.

El paró en seco al oír su voz, "¿Pequeño?" Pensó con una pizca de humor.

Decidió acabar con eso cuanto antes, así que siguió acercándose, y sin que Scarlett se lo esperara el lobo clavo sus dientes en la manga de su abrigo rojo, y comenzó a tirar de ella. Tardó en darse cuenta de que la estaba ayudando, pues estaba bastante sorprendida, pero no dudo en apoyar la otra mano e intentar impulsarse.

No tardo en salir del hoyo, vio su pantalón sucio por el lodo, y pensó una excusa rápida para su madre.

El lobo comenzó a alejarse de nuevo, pero Scarlett no quería que se fuera, aun no.

- ¡Espera!.- Exclamó.

Gabriel paró y alzo las orejas mientras se giraba, ella tuvo la extraña sensación de que le entendía, pero descarto eso rápidamente, pues era un lobo, y seguramente se había parado por el sonido de su voz y no por la orden.

- No te vayas.

Se acercó con cuidado hacia el, Gabriel quería echar a correr, desaparecer del bosque, pero mirarla era cautivador, y era un egoísta pensando solo para su beneficio, y no en el peligro que podía correr la chica.

Había estado ausente pensando que no se dio cuenta de que Scarlett se había agachado a su lado, y ahora su mano acariciaba su espalda.

Inconscientemente cerro los ojos y acabo reposando su cabeza en su regazo. Scarlett dejo de sentir sus piernas por el peso del lobo, pero no estaba dispuesta ha moverse o quejarse, no ahora.

Eso no tenia que estar pasando, debía asustarla, hacer algo para que fuera corriendo a casa de su abuela para protegerse del lobo, de la bestia que era, pero simplemente no podía.

Desde que la había visto por primera vez quería acercarse a ella como ahora lo estaba haciendo, y mas bien era un deseo, Scarlett despertaba un instinto que no conocía, y le asustaba.

- Es imposible que me hagas daño, no se como todos pueden pensar que eres peligroso.

Gabriel alzó las orejas al oír eso, y una calidez le invadió en el pecho haciendo que se acurrucara mas en su regazo, ella no le temía, confiaba en el.

Ambos perdieron la noción del tiempo, el lobo la proporcionaba calor, y el se relajaba con el sonido de su respiración y las caricias, por minutos o tal vez horas solo existía eso, ellos dos y la tranquilidad del bosque.

Pero esa tranquilidad fue interrumpida, un aullido desgarrador rompió esa tranquilidad, haciendo que ambos volvieran a la realidad.

Gabriel no quería irse, no al menos sin saber que ella iba a llegar sana y salva a casa, pero no podía acompañarla, algo estaba pasando, algo muy malo, y la manada era primordial. Y sin mas, desapareció entre los arboles, dejando a Scarlet sola y con un frío repentino.

Corrió lo mas rápido que pudo hasta llegar al claro, donde se encontró a tres lobos arrastrando el cuerpo desnudo de uno de los suyos, estaba sangrando, agonizaba tanto del dolor que cada miembro de la manada lo sintió como si fuera en carne propia.

Su tobillo estaba rodeado por una trampa, seguramente había caído en ella en su forma lobuna, y del dolor se había transformado de nuevo en humano.

Su corazón dejo de latir segundos después, una loba se acerco llorando a su cuerpo, y cada uno de los miembros de la manada derramo una lagrima, y a continuación alzaron todos la cabeza en un aullido al unísono.

Habían perdido a un compañero, a un hermano, y una parte de ellos había desaparecido también.

Scarlet, de vuelta a casa, sintió como la piel se le ponía de gallina al oír los aullidos de los lobos, y sin explicarse el porque, una tristeza inmensa le invadió el pecho.

Al llegar a casa ignoro los gritos y las exigencias de su madre.

- Ahora no mamá .- Se limitó a decir.

Y no volvió ha salir de su habitación, no se explicaba el porque, pero sabia que aquel lobo sufría, y por lo tanto ella también.

La luna escarlata. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora