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Está amaneciendo. Todo está oscuro, pues ningún rayo de sol se cuela entre las persianas, que están cerradas a cal y canto. Los trece chicos duermen, algunos roncando, otros babeando, alguno que otro con los ojos medio abiertos… pero la tranquilidad de la mañana no dura mucho, pues de pronto, el irritante sonido del despertador irrumpe en el silencio de la casa. El primero en despertarse es Seokmin, como siempre, se levanta de golpe y camina descalzo por la casa para apagar la alarma.

—Seventeen~ a levantarse…— Dice Seungcheol, sin perder el papel de líder, mientras se frota los ojos con una mano y con la otra, sostiene la mano del pequeño aún dormido a su lado.

—Minghao, ¿Te encuentras bien?

—Claro que sí, Hoshi—hyu— el aludido tose, sin terminar su frase.— Estoy perfectamente.

—No sé si creerme eso…— Soonyoung entrecierra los ojos, desconfiado, y se acerca a él para ponerle una mano sobre la frente—. Tienes fiebre Ming. Respira.—El chino obedece—.  ¿De verdad que no te duele el pecho? Suenas muy ronco, estoy más que seguro de que tienes mocos en la garganta.

—Hoshi—hyung…— Minghao baja la cabeza, avergonzado.

—De verdad que pareces enfermo, hyung— inerviene Dino—. Tienes la nariz muy roja, ¿Estás seguro de que no estás resfriado?

—Chan tiene razón, Minghao. Quédate aquí con los demás mientras Seungcheol—hyung, Seokmin y yo vamos a por algo para desayunar, no tardaremos nada—. Sonríe Mingyu, enseñando los colmillos, mientras Wonwoo se mueve, todavía dormido sobre su pecho.

—Jihoonie~ despierta, ya es de día…— Susurra S.Coups en el oído del menor. El rastro seco de las lágrimas que derramó anoche brilla en su cara gracias a la luz de la lámpara que hay en la habitación. En respuesta al susurro del líder, Jihoon bosteza, acurruca su cabeza contra el pecho del mayor y aprieta el agarre de sus manos entrelazadas.

—Seungcheol…

—Buenos días, Jihoonie~— El mayor ríe y acaricia el pelo de su donsaeng—Tengo que irme, tenemos que traer el desayuno, pero tú puedes seguir durmiendo un poco más si quieres…

—Está bien…— Woozi suelta la mano de su hyung y se abraza a la almohada para seguir durmiendo.

—Mingyu, Seokmin, tenemos que irnos.

—Estoy en la puerta desde hace cinco minutos, hyung. ¿Por qué paso desapercibido? ¡Se supone que soy el happy virus!— se queja DK riéndose.

—Lo sentimos, Seokmin— se disculpa el más alto del grupo— Ahora vuelvo, Wonnie~—susurra para su hyung y le da un beso en la cabeza antes de irse con los otros dos.

—Boo, despierta, ya es de día— Vernon toma entre sus manos la cabeza de Seungkwan y la sacude un poco para que se despierte.

—¡Yah! Vernonie, eres un bruto… me has hecho daño en el cuello, ¡maldito mocoso!— grita el nativo de Jeju mientras se soba el cuello.

—Lo siento…— casi nunca se disculpa a la primera con nadie, pero Seungkwan para él es muy importante y le preocupa que se haya hecho daño por su culpa y brusquedad—. Perdóname, my Boo…

—¡Ja! Has picado, ¡Era broma! —Seungkwan ríe, su cara de inmensa y absoluta felicidad siembra sonrisas en los rostros de sus compañeros.

—No deberías gastarme bromas sobre tu salud, me preocupas demasiado cuando lo haces— Hansol se acerca al mayor y rodea su cintura con sus brazos, riendo y plantándole un pequeño y tierno besito sobre el hombro.

One Fine DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora