Él era como fuego, peligroso
Yo era como el mar, implacable
Yo era el frio que congelaba su inferno
Él era el fuego que calentaba mi ártico.
No podíamos estar juntos pero sufríamos si estábamos lejos.
Él tenía el poder de salvarme o de soltarme di...
La alarma de Adam retumba en mis oídos, me muevo rápido para apretar el botón de apagado y lo logro. Miro a Adam a mi costado, su respiración es profunda y tranquila, aún está muy dormido. Me siento sobre la cama y me paso mis manos en mi cabeza con frustración.
Me deje llevar, cometí un grave error no se supone que debería estar aquí, ni siquiera el...
Me levanto y me pongo una de sus camisas para no tener que usar el vestido de anoche, siento su olor que navega en cada espacio de esta habitación gris y tiemblo, no quiero ni siquiera imaginar no volver a tenerlo cerca de mí nunca más.
Pienso en echarle un vistazo a su casa mientras él duerme. Salgo de la habitación y veo un pasillo con más habitaciones, al final unas escaleras y me pregunto cómo es que subimos esas escaleras ayer por la noche sin siquiera inmutarnos de que estaba ahí. La sala de estar cosiste en un sofá frente a un televisor, un piano a la derecha y en la izquierda un saco de box cuelga del techo, tras el sillón hay un estante lleno de libros, me pregunto si alguna vez los leyó o es simplemente colección. Junto al sofá hay una pequeña mesa de madera con un teléfono de casa y pequeños autos de adorno. Camino hacia la cocina y me encuentro con una gran mesa de metal, sobre ella cuelga una lámpara blanca en forma de esfera, tras ella más adelante hay una repisa, tras ella está la estufa, un microondas y la misma repisa conecta a un mini varios centímetros a la derecha. Fijas en la pared se encuentran varias cajas de madera donde supongo guarda la despensa y en la pared de enfrente a la mesa se encuentra un televisor.
Me recargo de la mesa, pienso en Adam tras esa repisa cocinando para el mismo mientras ve el televisor por las mañanas y me resulta refrescante. Subo de nuevo las escaleras y me dirijo al baño a darme una pequeña ducha, solo para lavarme el cuerpo. Minutos más tarde escucho que la puerta se abre y una mujer grita, cierro la llave y me quedo en silencio.
-¡eres un maldito bastardo! –grita ella. –te largaste y me dejaste ahí, sola como una estúpida.
Es Christine. Aprieto los ojos, dios, me siento tan culpable.
-te lo dije –le responde Adam. –te dije que no quería casarme y tú me obligaste.
-¡nuestros padres tienen un trato! –grita ella. –tu padre le debe a mi padre y si no quieres que tu familia se quede sin esas acciones será mejor que empieces a hacerte la idea de que nos vamos a casar.
Silencio... segundos después un portazo. Escucho los pasos de Adam subiendo las escaleras y me apresuro a ponerme la camisa sin secarme y salgo para verlo.
Se queda congelado cuando me ve.
-¿de qué contrato habla? –pregunto.
Suelta aire por la boca y se pasa la mano por la cara frustrado.
-hace un tiempo mi padre empezó a apostar, con el tiempo se le hizo más vicio al punto de endeudarse, el padre de Christine le presto dinero para pagar las deudas, pero yo convencí a Christine de que llegáramos a otro tipo de acuerdo. Ella ha estado enamorada de mí desde que éramos niños y fuimos novios en la preparatoria pero yo no... -mueve la cabeza. –no la quiero ni un poco, en parte por eso hui de Europa, no quería verla, pensé que tal vez aquí me alejaría de los problemas pero no, me siguieron hasta aquí y ahora tengo que enfrentarlos. El trato era que si yo no me casaba con Christine su padre o más bien, la empresa de su padre le quitaría la mitad de las acciones a la empresa de mi padre, en cambio sí me caso con ella ambas empresas harían una unión por lo tanto expandiríamos el capital y mi familia no se queda sin patrimonio. No puedo hacerle eso, sabes. No puedo defraudarlo cuando tengo el poder de ayudarlo... no puedo dejarlo morir solo...
Cambio el peso de mi pierna a la otra con los brazos cruzados en el pecho. Lo entiendo o intento entender, ¿Cómo es que un padre puede hacer responsable a sus hijos de sus errores? Pero tal vez si fuera la situación de mi padre y yo tuviera el poder de ayudarlo sin pensarlo dos veces lo haría.
Me acerco a Adam y lo abrazo con fuerza, el hunde su cabeza en mi cuello y suspira.
-sé que encontraremos una solución ok, la encontraremos, juntos.
***
'estoy caminando lentamente, algo me pesa y siento, siento algo en mi corazón. Mi mano sostiene algo, es liviano pero aun así siento que me pesa. Entro en un bar, es el mismo bar de la noche anterior donde... quisieron violarme... aquel hombre en la esquina y el me reconoce, camino hacia él y comenzamos a besarnos... siento asco... me indica que vallamos a la parte de atrás y lo sigo pero camino hasta el callejón, esta vacío, oscuro y algo huele mal. El me toca, me toca por todas partes y siento mis ojos arder, estoy muy molesta. Saco algo de bajo de mi falda, lo tomo entre ambas manos y el parece no notarlo, está muy ebrio... yo... es un cuchillo... lo clavo en su pecho, una vez, dos, tres, cuatro, mucha sangre brota de su cuerpo y mancha mi rostro, mis manos, mi vestido amarillo... pero no me detengo... quince, veinte, veinticinco, estoy agotada... su rostro no tiene forma alguna... suelto el cuchillo y resuena contra el asfalto. Me levanto y comienzo a caminar, hay gente y me mira, me pregunta que sucede pero no respondo, sigo mi camino y entro a un nuevo callejón, estoy agotada... me siento en una esquina y no sé nada más.
Un hombre...me toma entre sus brazos y me carga, quieren llevarme a un lugar... es el hospital... un hospital psiquiátrico, le ruego a mis padres que no me abandonen pero dicen que es lo mejor para mí, que estaré bien, porque yo mate a un hombre, pero él me había violado... no sé quién es más culpable y estoy muy confundida...'
Siento las lágrimas caer por mis mejillas y la voz del doctor w entra por mis oídos. Dice que me detenga y habrá los ojos, entonces lo hago.
Me siento bien, nada me pesa, mi mente no sufre, no esconde, no calla. Me siento libre del pasado, mis heridas están curadas...
-elle... -su voz ronca me tranquiliza. -¿Cómo te sientes? –pregunta.
-bien. –respondo. –he estado más en paz que en cualquier otro tiempo.
-me alegra que digas eso porque esta es nuestra última sesión. Sin embargo puedes buscarme si me necesitas.
Asiento con satisfacción. – ¿es muy tarde para un cumplido? Es usted el mejor doctor del mundo.
Sonrió y su mirada cansada se ilumina.
-elle la primera vez que estuviste en western state, cuando vi tu rostro por primera vez... -se queda mirando un punto fijo en la pared como si recordara. –vi en tus ojos tanta tristeza, vi a una niña necesitada de paz y la mujer a la que veo ahora, me hace saber que eres fuerte y que sin duda alguna la has encontrado.
Me pongo de pie y el me imita.
-fue un gusto estar con usted. –abro mis brazos y apretó su cuerpo con fuerza.
-una cosa más –dice. –sé que aún hay algo más que arreglar y se trata de Adam, ¿no es así? -Asiento. – en todos mis años como doctor no había observado nunca una pareja que se mirara igual que tú y Adam lo hace, no es necesario preguntar para saberlo, ustedes se aman y lo único que puedo decir, es que no se dejen perder...
Con las palabras del doctor en mente salgo del consultorio con cuatro palabras revoloteando en mi cabeza 'no se dejen perder' no voy a perderlo... y tengo una enorme idea.
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