17. "¿Qué tanto podría pasar en una papelería?"

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#DomingoDePrincesas

Michelle PoV

Me levante del escritorio con la computadora en la mano y baje las escaleras con todo el cuidado del mundo. ¡Por favor! Bajé corriendo como una cabra loca.

-¡Mamá! ¿Donde estas? -exclamé llegando a la sala.

-Por la cocina, hija. ¿Donde más estaría? -bueno mamá, la casa es lo suficientemente grande para preguntarlo.

Trote hasta la cocina y vi a mi mamá con una gran sonrisa -Vas a decir que estás orgullosa de mi -le comenté y ella levantó la cejas.

-¿Por qué...?

-Porque, termine los trabajos que tengo que entregar el martes ¡y! -mamá me miró con una sonrisa burlona y yo pegue un salto en mi lugar-. Ya tengo en mi cabeza ambos exámenes de mañana.

-Muy bien, y dime ¿que te toca el resto de la semana?

-Creo que el miércoles me queda un examen de educación física, el jueves examen de matemática más trabajo incluido -rodé los ojos imaginando a la profesora de matemáticas-, y por último el viernes es examen de teatro.

-Siempre me gusto la clase de teatro, ¿como es tu examen? -dijo sacando algunas cosas de la nevera. Como huevos, leche y chocolate. ¡Esto me huele a pastel!

-Tengo que cantar una canción a mi elección, no estoy segura que tomarán en cuenta pero solo quiero salir de todo esto ya.

Me senté en el taburete y coloque la computadora revisando ambos trabajos, de nuevo -¿Mamá?

-La impresora no tiene tinta cariño, en mi bolso hay veinte dólares tómalos e imprime los trabajos -sonrió y yo la miré irónica.

-Gracias -dije ahora confundida.

Ella asintió con una sonrisa y subí a mi habitación a cambiar mi ropa, en la mañana tome una ducha y admito que no me dieron ganas de colocarme algo más que una pijama.

Me peine y me coloque todos los accesorios que usualmente uso. Me hice una cola de caballo ya que el calor comenzaba a hacerse notable y como aún no tengo ningún medio de transporte, lo mejor será tratar de no sudar en el camino hasta la papelería.

Baje y busque el bolso de mamá, el cual conseguí en la sala. Hice lo que me dijo y tome la computadora y la introduje en un bolso junto con mi teléfono y el dinero.

-¡Vuelvo en un rato, te quiero! -exclamé y salí de casa para tomar el rumbo a la papelería que no estaba más allá de unas cuatro cuadras cerca de mi plaza favorita.

Al llegar reconocí algunos rostros, varias personas que estudian en la escuela estaban aquí con el mismo objetivo que yo. Entre ellas vi a Chad, el mejor amigo de Tristán.

Me encaminé hasta el y coloque mi mejor sonrisa, estaba de buenas hoy. ¿Extraño? Bastante.

-¡Hola Chad! -dije sonriente.

El volteo sobresaltado, asustadizo... Vaya, vaya. Qué sorpresa.

-Me asustaste, hola -sonrió con esa sonrisa que dice: "¿Que hay nena?"

El Diario de una Princesa © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora