El cordón de macizos se dibujaban majestuosos, la blanca nieve coronaba sus picos y se deslizaba como suave seda entre sus laderas, el cielo despejado, a sus ojos, se matizaba más azul que nunca y los rayos del sol se transformaban en mágicas guirnaldas de luz que decoraban el paisaje. Por entre sus escarpadas paredes sé daba cabida un espumoso y raudo caudal de aguas cristalinas, que en su caía de cascada se dibujaba la silueta de un velo de novia, vaporoso y fugaz que el viento mecía suavemente. Miro con determinación y vehemencia aquello, jamás vería a Helena vestida de novia, ni cruzaria hacia el altar de su mano buscando ese " sí quiero" que tanto deseo.
Las lágrimas descendieron con prontitud por sus mejillas D llevaba demasiado tiempo acumulando tristeza y miedo, éstas se enredaron en los negros vellos puntiagudos de su espesa barba y el sol de media tarde las fueron evaporando, llevaba dos días fuera de casa atando todos los cabos, no dejaría nada al azar, suficiente dolor les causaría después de su partida, pero ya estaba agotado del amor resquebrajado que compartían con sigilo, como acordes desencajados de una caja musical.
Por su cabeza rondaban los fantasmas y las voces que le quitaban lo que amaba, la realidad y su razón se escapaban cada vez más, se opuso rotundamente a vivir sedado, taciturno y a medias, la medicación le quitaba el gusto por sentir su torrente sanguíneo vibrar, con la adrenalina al tope mientras que llevaba su cuerpo al límite. Helena no lo compredia, pero lo aceptaba, recogía trozos rotos de su alma y los componía con las dulces caricias de sus manos y la melodía de sus palabras. Necesitaba sentir todo sin medir nada, desde la pérdida de sus progenitores una parte de él se rompió en mil pedazos y en lugar de ello una flama se encendió en su interior, aquélla que lo impulsaba a vivir al límite, lo catalogaron de niño problema, antisocial y hasta de loco, pero la verdad era más sencilla: quién no tiene a nadie por quién vivir, busca hacerlo como si el mañana no existiera.
Sobre la marcha de la moto, inmerso en la soledad de la carretera y en los pensamientos urdidos a fuego en su cabeza, recordó como el destino jugó a su favor aquél domingo de mayo del 2003, cuando sintió un arrebato moral crecer en su pecho.....
Con solo 17 años dirigió sus pasos al único lugar que aborrecia la "Parroquia de la Divina Misericordia" todo lo que habia amado alguna vez descansaban allí: sus padres, su abuela y hermana, todos los Martinez Lerzundi yacian en sueño eterno bajo la cripta de ésta. Fue buscando redención, aquella que tantas veces oyo decir a su abuela, sus actos irreprochables la requerían; su pobre tía Rosa, una señora mayor que se caracterizaba por ser piadosa y muy religiosa, casi muere del susto y la impresión al encontrarlo con los brazos mutilados, su cuerpo cubierto del líquido carmesí, en estado de semi incociencia dentro del cuarto de baño. La providencia o la misericordia divina según su apreciación, jugaron un rol fundamental para salvar su vida, rescantandole de las fauses de la muerte. Después de ello lo evidente para sí mismo sé hizo notorio para quiénes lo rodeaban la depresión hacia mella en él.
Mientras esperaba que la misa diera inicio, dirigió los pasos al punto de los confesionarios, tentado por una curiosidad burda de observar los rostros de otros pecadores, aquéllos sí poseían coraje para confesar sus pecados y expiar su alma, en ello vio salir de uno de los receptáculos al ser más bello a susojos, una chica de cabellos dorados como el trigo y ojos grandes color miel, de piel nívea y piernas largas estilizadas, más alta que el común de los chilenos, inclusive que el mismo, llevaba un vestido color verde pera con un sutil encaje en la espalda, que dejaba las partes justas a la imaginación de cualquier mente calenturienta, sin pretenderlo se robó su aliento y su corazón.
Sintió que el músculo motor de la existencia humana, galopaba de forma exagerada, un impulso indomable le invadía, la pasión fluía como lava caliente por su sangre, el cerebro intentaba procesar los hechos y la conclusión era sencilla: debía conocerla, saber su nombre , edad y todo lo inimaginable para conquistarla... ella era esa chispa de luz que buscaba su oscuridad, la esperanza de un corazón sangrante por sobrevivir. Fingió escuchar con atención el sermón y la omilia, agradeció a las fuerzas superiores su instrucción católica que le permitió participar sin caer en el ridículo; en el momento preciso al compartir el saludo de la paz fraterna, se felicito a sí mismo por la astucia de su ubicación; conto los segundos mentalmente para que ella volteara y le extendiera la mano para saludarle . Su mano delgada, de dedos largos y fríos se precipitó en un contacto seguro y común, pero él logró retenerla más que a las del resto, tomó su mano con firmeza y dejo que su dedo meñique acariciara sutilmente la curva de su mano, los ojos de ella se abrieron de golpe y sus mejillas se sonrojaron el mensaje del tacto era recibido. Cuando el contacto se perdió, la chispa de su calidez se disemino en su cuerpo, se depósito y hábito en él, sonrió como bobo imaginando el calor de sus labios en los suyos y comprendió que era ella la dueña de su rumbo, ya no habrían mas tumbos en el camino ....ahora veía todo con claridad.
Camino con paso seguro y galante a través de los feligreses, el desafío por alimentar la curiosidad era inmenso , tomó a su tía con determinación y depósito su mano en su antebrazo, ella se pavoneo con una actitud de superioridad infinita. Fue presentando a cada uno de los presentes, tal cual anfitriona de evento social, le explico que por tradición la primera misa de los domingos reunia a las familias más antiguas de la ciudad, dando paso asi a los negocios y a las relaciones sociales que los vinculaba, Darwin comprendió dos cosas: todos eran una zarta de idiotas que aparentaba humildad, llegaban en masa como mansos corderos para después sacarse la piel a mordiscos y segundo ella pertencia a ese mundo.
Agradeció estar vestido con su traje de color gris a medida, sacando partido de su 1,75 de estatura y su complexión atlética, su porte de caballero y sonrisa encantadora, le permitio moverse como pez en el agua, de pronto su mundo se cerró al verla acercarse del brazo de un joven mayor que ella, llevaba un corte militar perfecto, sus cabellos negros azabache contrastaban con la tez blanca, sus ojos de color negro parecían brillar con luz propia cuando depositaba la vista en ella, era más alto que él sin lugar a dudas pero lo que más odio fue la pose de seguridad que cortaba el aire, un excosor en lo más hondo del estomago y la vilis fluyendo corroia sus órganos.
Aquél sujeto la sostenía con posesión y seguridad, el roce de sus brazos indicaba cercania mientras ella le sonreía con la mirada.
Comprendió de manera extraña que los celos son una fuerza innata en el ser humano, nacen a partir del mínimo impulso, como instinto animal. Cerró los puños a modo de contención y cuando estuvieron frente a frente comprendió que no era bella sino hermosa, la saludo con cortesía y ella le indicó su nombre y el de su acompañante Helena de Toledo entró como eco en su sistema, acoplandose a cada célula, mientras que el de Andros Hertz fue una patada certera en su orgullo masculino. El simplemente respondió con un susurro en su oído: - Soy D y tú eres mi destino - Helena asintió.
Apago el motor de la moto y se llevó con él su bolso, contenía sólo las cosas valiosas que debía resguardar: un fajo de cartas abiertas que escondió por miedo a la verdad, la medalla de su madre, el revolver de su padre y el anillo de compromiso que dibuja una D y una H con el símbolo del infinito. Espero sentado hasta que los últimos rayos del sol se escondieran y el clic del revólver se llevó el dolor y la pena, no había marcha atrás para el viaje infinito...
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Más Allá de las Letras
Romance"Olvidar es todo un acto de clemencia, para torpes que no olvidan sus amores" Andros se vio a si mismo al leer las palabras del email... Ella lo necesitaba de vuelta. Aquellas defensas construidas caían como piezas de tablero de dominó, el engañ...