M: "A que no me dejas" - Alejandro Sanz ft Alejandro Fernandez
La noche se presentaba maravillosa el cielo se marcaba oscuro, pero con la figura majestuosa de la luna llena abrazando todos los confines; busco entre sus chaquetas alguna cajetilla del vicio pecaminoso del cual dependía, no encontró nada allí, se detuvo a buscar opciones ante la encrucijada y el flamante recuerdo de el último cigarrillo vino a su memoria, su bendito escritorio.
Descendió hasta la primera planta de la casa y los recuerdos se abrieron paso, como imágenes de una vieja película de 8mm, los tonos pasteles se mantenían en las paredes, pero las fotografías y los detalles habían desaparecido, no los necesitaba, su recuerdo de la vida allí era un viaje doloroso, pero gratificante a la vez, le recordaban haber estado alerta y despierto con ganas de amar y ser amado, respiró hondo y agacho la cabeza, sintió lastima de si mismo "El gran D , el hombre que solo se quedo allí perdido en la sensación y no en la emoción de llevarla a cabo" .
Entro al despacho sin mayor interés y cuando tomo lo que ansiaba, detuvo la mirada sobre su escritorio allí una nota que se presentaba tímida y delicada, tal como la dueña de su letra, las manos le temblaron al comprobar que las palabras de Helena eran las plasmadas en la hoja de papel, acaricio con celo las curvas de sus letras, olio la hoja para sentir rastros de su perfume, su corazón era una brasa encendida que le quemaba con ansiedad.
Cayo destrozado en su sillón, Helena conocía la verdad de su mentira y el alcance de los acontecimientos, en sus palabras no percibía reclamo alguno, sino dolor y pavor, las lagrimas se deslizaron sobre sus mejillas y cayeron de golpe ante las letras, destiñendo la tinta y diluyendo los contornos de las palabras, de la misma forma se borraban las ínfimas ilusiones de volver a tenerle... ella ya había cerrado la puerta de golpe, su firma marcaba la realidad con firmeza , Helena le pertenecía a Andros Hertz.
Abrió el ventanal y grito su nombre al viento.... el eco de sus palabras desapareció como hoja elevada por una ráfaga de viento, la noche le mostraba que la soledad era una compañera caprichosa que sostenía su norma: "Ir Dejando Damnificados, Heridos de Amor"
Regreso al dormitorio más viejo y cansando, con la sensación ineludible que ya no era el mismo, se desvistió oculto en la oscuridad y por un momento llevo la vista al Magnolio que se presentaba majestuoso en el centro del jardín, vio la figura esquiva de la silueta de Helena despedirse con la mano alzada, él hizo lo mismo, volvería a encontrar la paz, aunque eso le doblegara el alma.
Las palabras de psiquiatra se alzaron con fuerza en su cabeza, le recalcaba constantemente la intención de sus errores "Querer no es igual a Retener" fue su carcelero, pero no su amante, pudo ser su amigo pero prefirió ser su dueño, con ello los arrastro a ambos al abismo del dolor . Volvía siempre la misma pregunta a su cabeza ¿sería feliz alguna vez ?.... miró a su alrededor y lo comprendió la felicidad estaba allí dibujada de mujer con la piel canela y de curvas perfectas para apaciguar su dolor, lo demás se lo pediría al tiempo.
Se disculpo en silencio con la mujer que dormía plácidamente a su costado, desde ahora en adelante sería la excusa para salir adelante, era su esposa y la madre de su hijo, aprendería a verla como su compañera , seria la bebida para saciar su sed, la luz de cada sombra. Apego su cuerpo al de ella y cerro los ojos, Mili cerro su mano sobre la D; juntos esperarían a la aurora y sus adagios.
Andros siguió observando sus movimientos con adoración, ella no era maravillosa, era perfecta y única en todos los sentidos... era y sería su todo inmaculado. Dio la vuelta y volvió sus pasos al dormitorio, allí entre las sabanas de la cama danzaba el recuerdo de su amor...
- Esta noche, no voy a amarte... Deja que te adore Helena, como el devoto ante su altar - le dijo antes de besar su piel desnuda y sonrojada por la timidez. Sus manos dolían de ardor por las caricias, ella lo consumía como el fuego al oxigeno, le necesitaba para respirar.
Con un delicado movimiento de pestañas asintió a su petición dejando que aquel hombre dormido en su interior se colmara de ella, el calor lo fundió en una tortura sin retorno, donde dejaba su nombre en el olvido, para ser llamado "Suyo" por sus labios
La vio florecer entre sus brazos, se desprendió de ese miedo inmaculado para alcanzar la gloria en la misma comunión, se rindieron juntos ante el ardor de las caricias y el cuerpo solo era el comienzo para dejar que sus corazones se fundieran en uno.
Se conmovió al recordar lo vivido en la noche, como volvió a sentirse un niño ante el regalo recibido entre los pliegues blancos de su piel, su fortuna no se comparaba en riquezas monetarias, sino en el acto único de darse por amor; ante el hecho se sintió mezquino al no corresponder de la misma forma, él no retuvo su virtud para dársela a ella, se le escapo entre las hormonas alebrestadas de su juventud, pero a Helena no le importo. Él le prometió que juntos construirían el arte del amor, sin embargo, estaba seguro que Helena borraría de su piel y de su memoria todo paso anterior.
Helena sentía el cuerpo distinto, una mezcla grata de calor constante, sueño y sed; recordó las palabras que Rosario le había comentado hace muchos años atrás, cuando vivió la misma situación con su primer amante, en aquel entonces le pareció una comparación odiosa, un viejo dialogo romántico para encauzar los hechos y no caer en las reprimendas de sus dudas, ahora lograba asimilarlas .... su cuerpo reclama el calor abrazador de Andros, necesitaba el sueño reparador que solo encontraba en sus brazos y sedienta de sus labios y del nectac que de allí emanaban. En los nervios de aquella confesión se olvido por completo que no le hablaba de sexo, sino de hacer el amor.
Andros la había amado con decoro y pudor, la tomo como la flor más delicada y con las caricias más sutiles fue arrancando los suspiros de sus labios, intento cerrar los ojos antes de que él dejara que el aliento se le escapara sin más y éste le pidió que no lo hiciera, que mantuviera su vista puesta en los suyos porque necesitaba guardar la imaginen de su cuerpo entregándose a la pasión.
- Deja que aprenda como tu cuerpo se funde en el mío, deja que mis ojos se colmen de la luz de tu amor -
Su pulso perdió el ritmo pausado y constante, se elevo y la llevo hasta las puertas del colapso,rebusco entre sus recuerdos coherentes de su formación profesional: el cuerpo es el conductor de las emociones, cada poro es una puerta abierta a una sensación nueva de placer y culpa, de necesidad y alivio y se dejo ser.
Andros cubrió su desnudez de besos, marcando el paso abrazador de sus labios que quemaban como fuego, la pasión embriaga por completo a los amantes, calcina el juicio y solo deja las cenizas vivas en los gemidos sueltos.
Helena no cerro los ojos necesitaba ver como espectador hambriento la sinfonía que se tocaba en su cuerpo, él la amo con pausa, sin prisas, con miedo y alegría a la vez, entonando en cada caricia la promesa eterna de amarla, elevo las notas de sus sensaciones hasta dejarse ir.
- Te amo Helena... Mi Helena... Mi mujer - Ella quiso cerrar los ojos solo un instante para asimilar las palabras que escuchaban sus sentidos alterados, no pudo hacerlo, Andros la apego más a su cuerpo y culmino su danza con la entrega impostergable de su ser.
Lo miro a los ojos y le dijo un- Te Amo- sin palabras, la Helena perdida se calcino en el fuego de la pasión desatada, de las cenizas nacía la Helena que lucharía como una guerrera para velar su amor.
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Más Allá de las Letras
Roman d'amour"Olvidar es todo un acto de clemencia, para torpes que no olvidan sus amores" Andros se vio a si mismo al leer las palabras del email... Ella lo necesitaba de vuelta. Aquellas defensas construidas caían como piezas de tablero de dominó, el engañ...