Terrenos Agrestes

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M: The Chainsmokers - " Closer"
LiinyMichellr


La penumbra  llenaba la habitación al unísono  que  su abatido corazón,  depósito el peso de su cuerpo en la otomana, turbado y agotado por el ego roto y esparcido   como un   dolor pulsante  que oprimía su pecho.

Compartiendo    la    misma  figura   con   el   vaso   de cristal desparramado en el piso. Así , tal cuál, se sentía D  quebrado en mil pedazos,  luego de ser rechazado una vez más por Helena.

El acto en sí ya le era conocido, hasta tolerable, pero el deje de asco que vio en su mirada lo llevo al infierno.

Enredó los dedos en su pelo, jalando un poco de éste durante el proceso,  se rasco la cabeza con una frustración  ensordecedora, para luego cubrir con una de sus manos  su frente, buscando ocultar aquello que no lograba olvidar.   Su mente jugaba en contra de la voluntad impuesta,   repasando las  escenas vividas momentos atrás  una y otra vez , como una vieja película muda.

Ella no grito, ni se defendió, sólo su mirada llena de pánico lo devolvió a la realidad. Miró aturdido como sus manos agarraban con una fuerza brutal sus delgadas extremidades,  retirandolas tan aprisa como el destello de una descarga eléctrica,  al hacerlo vio cómo sus huellas se extendían a lo largo de sus brazos tiñendo de rojo su piel de porcelana, por única vez comprendió que ya no poseía dominio de sí, que esa ínfima fractura de su equilibrio había generado una grieta imposible de restaurar.

Bajo los brazos al costado de su cuerpo, se sintió incapaz de mirar esos ojos que ya no atesoraban amor por él y en su cabeza sólo retumbaban las ideas de encontrar una salida por donde huir. Una circulaba por su cabeza, la menos noble y quizás la más dolorosa, pero la más efectiva para cubrir todos los flancos.

Sentado en la otomana trato de medir en su cuerpo frustrado el dolor evidente que lo apremiaba; giro el cuerpo y por medio de los golpes secos que propino contra la pared pretendió expurgar los demonios que vivían en su mente y poseían su alma. Sus nudillos ensangrentados e hinchados, mostraban la violencia albergarda en él,  con desdén observó las magulladuras he  hizo caso omiso de los trozos que se inscrustaban en su piel no le dolían al mismo nivel que el ego.

Clavo la mirada en sus pies  y un pensamiento oscuro cruzó su juicio - un hombre herido era capaz de la insensatez más baja y él se encontraba en   el   filo   del   precipicio; producto del rencor enfermizo.  Saltaría y se llevaría con él toda la grandeza de su alma. Era la única forma de dejarla en paz -

Respirar se sentía como una quemadura abierta en la piel, sin embargo,   aquel dolor lo mantenía vivo le recordaba que la recompensa al sufrimiento estaba allí en la casa que se aventuraba a  llamar hogar, aquella  mujer que decidió seria suya y de nadie más estaba a su lado, la que  le daría hijos con los que soñaba despierto,    sería la amante perfecta en la intimidad de su habitación y el tesoro preciado que ostentar a los demás....ella encerraba la promesa de ser feliz.

Aprendió    entonces a disimular aquéllos voraces sentimientos que roian sus huesos, nublando su juicio y despedazandole el alma día con día, los oculto tras los síntomas de su depresión. En silencio todo fue  transformándose, aquel impulso primo con que sé dio vida al sentimiento del amor,   fue mitigandose hasta volverse casi imperceptible, lo envolvió en una fina capa de necesidad y dio paso a   la dependecia, ésta se dio a su anchura y reino  ante las demás, necesitaba desmedidamente de ella para respirar.

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