☁Mi Ángel Guardián☁

Capítulo 2: Linda sonrisa

Ya es viernes y tengo que empezar con el nuevo grupo de natación. No es que tenga problemas con la socialización, pero el solo hecho de tener que integrarme a un nuevo grupo de personas me agobia. Desde muy corta edad siempre fui a Richwood, escuela que tiene jardín de infantes, escuela primaria y secundaria lo cual me limitó a tener los mismos compañeros todos los años. Y ahora pienso, hace demasiado tiempo que no tenía que hacer algo así. La última vez fue cuando empece natación hace cinco años, cuando tenía tan solo nueve y hacerse de amigos era algo muy rápido. Ahora crecí y elijo a las personas que quiero a mi lado más minuciosamente, suena difícil porque el resto también lo hace conmigo y si quiero integrarme tengo que dar una buena impresión. Divertida, simpática, lo fundamental y la poca práctica me pone nerviosa. 

Sé que toda la tarea que hice está mal, me distraía mucho pensando en el momento en que tuviera que hablar con personas desconocidas. Es como el día antes de empezar las clases, desvelándose pensando en posibles escenas, sólo que en este caso haciendo ejercicios de matemáticas.

-Ky, prepárate que ya salimos para el club-dijo mi papá y las mariposas comenzaron a nacer de mi estómago.

El es una persona sumamente responsable y educada con lo ageno, con las persona de su trabajo, en la calle. Mientras que para su familia y amigos es un bromista y la persona con la que podía contar para convencer a mamá para salir. Últimamente nuestra relación había cambiado drásticamente, ahora sentía una gran distancia entre nosotros. Desde el accidente tomó un trabajo de más horas con un mejor sueldo. El seguía siendo el mismo, pero las pocas veces que lo veía estaba muy cansado como para hablar un momento. A pesar de su nueva imagen fría, que a veces era invadida por alguna que otra risa, sabía muy bien que, en el fondo de esa apariencia perfecta se encontraba un sufrimiento tan infinito como el amor que el sentía por mi mamá, la persona que era su esposa. Perder al amor de tu vida es algo muy trágico. Y créanme cuando digo que ella era el amor de su vida, porque lo era, no muchos tienen el lujo de decirlo pero el sí. Lástima que no le duró tanto como podría haberlo hecho.

Sin embargo, acá estoy yo, sola. En casa ya no se habla más de mamá, es como un tema intocable. Siento que el olvido me persigue y que si no hablo con el la voy a olvidar, es decir, esas cosas específicas que hacían de mi mamá y nuestro vínculo algo único. Me gustaría repasar con papá un día con ella, reconstruyendo partes del pasado, recordando. Solo encuentro consuelo en nadar, en las aguas que se llevan mis lágrimas haciendo que nadie logre percatarse de mi sufrimiento. Es como un manto entre mi dolor y la realidad que me rodea, pienso que muchos hacen lo mismo y pienso que es algo sano cuando la soledad nos atormenta.

Salgo de los cambiadores y entro al natatorio. Todavía no había llegado Isi, habían chicos bastante más grandes que yo y unas chicas de mi misma edad. Empecé a entablar una conversación con ellas y me sorprendió lo rápido que me integre. Eran muy amigables y pienso que eso me facilitó mucho el trabajo.

 Entre al agua junto a todo el grupo y todavía no habían señales de Isi. Estaba en la cancha con las chicas mientras que en la de al lado estaban los "sudo-peludos".  El profesor de imagen mega aceptable dio el trabajo y dejé que el agua me guiara.

Me sorprendí cuando me dí cuenta de que iban muy lento.
El profesor lo notó y me cambio de cancha. Si, en esa, la de los "sudopeludos".

Pasé por abajo del andarivel y salí con toda la cara mojada, seguro me veía muy graciosa, con esa cara de huevo que me queda con la gorra.
Eran todos chicos, como dije antes, peludos y ahora gracias a la bendita agua, no sudorosos. Aunque pensándolo mejor, es peor, estoy nadando en sudor. Qué asqueroso que suena y más cuando me percato en que aveces trago agua, trago sudor. Un tercio de agua, otro de cloro y  otro del mismísimo sudor.