Capítulo 10: Diario de un amor imposible.

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Me despiesto en una habitación en pelumbras, sin ventanas ni muebles. Tirada en un piso negro como las paredes a mi alrededor.
Solo una puerta unos metros a mi derecha.
Escucho ruidos, una llave y una cerradura. Alguien quería entrar. El pánico me consumió y me quedé en shock. Paralizada, ni un movimiento.
Entra un hombre de una edad avanzada, me pasa por al lado y no nota mi presencia.
Hecha un vistazo a la habitación y vuelve a salir.
Tenía un rostro demiasiado familiar.
Al cabo de segundos entra con otro hombre de su misma edad.
-¿Estás seguro de que nadie nos puede escuchar aquí Alaric?-dice uno de ellos, era calvo y alto.
-No, es a prueba de ruidos, aca torturaban a los ángeles que traicionaban al cielo-dice este tal Alaric.
-Bien, ya hablé con una manada de licántropos a las afueras de la ciudad y aceptaron reunirse. Les pareció justo acabar con Stefan.
-Chris... No te creó que les hayas contado la historia así como así, los jóvenes de hoy en día lo verían mal hacer esto-dijo rodando los ojos.
-Estan bien, tal vez dije que el actual Gilbertsito era un ángel y por lo tanto inmortal, y por lo tanto el Gilbert de hace años.
-Lo sabía, es que no entienden que hay que acabar con esa cadena de errores, con el último eslabón.

Me acordé del polvo, de que estaba en el cielo, estaba con los Lidgude.

-Pero bien Christian, el plan ya está listo, atacamos en el solsticio con los licántropos.
-Arrastramos a Gilbert hasta el infierno y tal vez a su inútil novata que es un grano en el culo.
-Me parece bien. Reunión terminada.

Salieron de la habitación y cerraron con llave. Cerré mis ojos y me consentre en volver a la casa de Stefan.
No lo lograba.
Entonces me pare e intenté abrir la puerta pero mi mano la transpasó.
Recordé que solo mi espíritu estaba aquí arriba, por lo tanto podía atravesar las cosas.
Pase la mano al otro lado de la pared y me horrorice. Tomé aire y de un salto la transpase completamente.

Así se hace.

Miré a mi alrededor. Me encontraba al final de un largo pasillo, que daba el efecto de ser infinito.
Personas vestidas formales para el trabajo pasaban de un lado a otro y entraban en oficinas. Debían ser ángeles como yo. Me preguntó qué es lo qué hacen que están tan atareados. Si ellos podrían ayudarme. Si algún día estaré aquí o lo visitaré físicamente.

Nunca pensé que así sería el cielo, o al menos una parte.

Cierro mis ojos y al abrirlos me encuentro con Stefan igual que cuando me fui. Sus manos tomaban las mías, de sus ojos caían lágrimas y una sonrisa dulce en sus labios.

-Volviste-dice.
-¿En serio?-digo cansada mientras sonrió.
-¿Hace cuánto tiempo me fuí?
-Casi hora y media-dice Marina.
-Okay... em si, el vampiro decía la verdad. Y descubrí que se aliaron con una manada de licántropos a las afueras de la ciudad.
-Necesitaremos ayuda, abuela, ¿vos conoces brujas y brujos que nos pueden ayudar?
-Hablaré con ellos, seguro ayudarán.
-Bien, Owen me dijo que cuando descubriera que era todo verdad y estaba de nuestro lado, ayudaría con alianzas y luchar.
-Eso es muy bueno-dice Stefan guiñandome el ojo-Aparte de la fuerza y las alianzas hay que tener un plan. Luchamos contra dos ángeles jodidamente poderos e inmortales. Los vampiros se ocuparán de los licántropos. Pero, ¿Cómo matar a los Lidgude?
-¿Los arcangeles no saben lo que traman? Digo porque por algo me asignaron a Stefan.
-Solo persiben cuando una persona esta en peligro y le asignan un ángel custodio.
-¿Y hay alguna manera de que me comunique con ellos?
-Tal vez con un hechizo.
-Bien ya entiendo lo que dice Ky.
Pero no sabemos si tienen tanto poder los arcangeles como para poder encadenarlos en el infierno sin terminar siendo unos ángeles caidos por entrar en el. No te creas que nos ayudarán si corren algún riesgo.
-Es verdad Ky-dice Marina apretando los labios-Ya se-dice al cabo de unos segundos y se hecha a correr.

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