¿Que más necesita esto? Tocino, sí tocino; eso siempre arregla todo y lo mejora. Hace mucho que no cocinaba con todas las prisas de la banda y las visitas sorpresa de Cara cada que puede, es gratificante y relajante hacerlo después de tanto.
Me acerco al refrigerador y voy sacando lo que necesito hasta que escucho algo en el patio trasero un ligero quejido y un golpe para ser precisos, apago la estufa y voy a abrir la puerta para revisar qué ha sido pero no veo nada, volteo a la cerca y noto a Cara colgada tratando de aferrarse a ésta que la tenía atrapada, no puedo evitar reír ante el rostro de preocupación que tiene dibujado.
Me acerco y al parecer no ha notado mi presencia frente a ella.
-No sabía que podías adherirte a las paredes – Digo con bufonería en mi voz- ¿Qué haces ahí? – Digo intentando no reír de sus fallidos intentos de no deslizarse hacia abajo.
-Tonta, intentaba asustarte entrando por detrás pero a mi ropa interior y pantalón se les ocurrió quedarse enganchados y ahora sufro para que no me violen mis propias prendas- Recita casi como un trabalenguas.
El semblante de la rubia se ve consternado, mis labios comienzan a temblar por la risa e inflo las mejillas tratando de retener la carcajada pero no puedo más, tanta es la gracia que me genera la situación que termino en pasto arrodillada agarrando mi estómago.
-Espera Cara tengo que inmortalizar el momento. Aguanta aquí, no te vayas a ir.
No puedo olvidar jamás este momento.
-¿Te he dicho que a veces eres una imbécil?- Espeta con poca amabilidad en su tono.
-Sí pero no puedes negar que me quieres así- Decreto antes de ir por mi celular.
Entro a la casa y tomo de la encimera mi móvil, a lo lejos puedo escuchar los quejidos de la rubia. No tardo nada en volver al lugar y encontrar la pose perfecta para la foto, las facciones enojadas y preocupadas posando para la cámara son únicas.
-Si ya terminaste de jugar ¿Puedes bajarme? – Cara repite ya con desesperación notoria después haber tomado la foto.
-Pero si te ves bien ahí arriba- Digo en broma.
-¡Skyler!- Grita enojada.
Quizá ya debería dejar de ser tan pesada, se puede hacer daño en verdad.
-Está bien, está bien sólo no me golpees –Camino en su dirección y me posiciono debajo de ella- Párate sobre mis hombros y desatora lo que tengas qué- Digo seria de una vez.
- ¿Segura? – Noto poca confianza en su tono.
-Sí, yo te agarro, confía en mí- Espeto tratando de darle seguridad.
Coloca sus pies en mis hombros y la verdad es que esta chica es ligera como una pluma, escucho como la muchacha se apura a desatorarse y después un suspiro de calma por su parte.
-Listo ahora ¿Cómo bajo?- Se tambalea pero la fijo bien a mí.
-Sencillo agárrate de la cerca y del resto me encargo yo- Casi ordeno.
-Es imposible que me aguantes, eres más baja que yo.
Qué la verga.
-Tú confía en mí- Insisto.
La joven no dice más y se levanta con la valla quedando ahí bien fija, no tardé nada en tomarla por la cintura y bajarla como en película de princesas.