- Francisco, te juro que si vuelvo a enterarme de que estás follando con Lena en mi habitación. - Digo a mi hermano que se ha quedado solo en los Estados Unidos, en mi casa, solo, con su mujer, embarazada, llena de hormonas calenturientas - Poco me va a importar no tener más sobrinos, te castraré con una cuchara oxidada.
Cara baja mi celular y corta la llamada.
- Vamos gruñona. Déjalo ya nada puede pasar, Lena está más que embarazada - Se burla de mí- Siempre puedes obligarle a comprarte una cama nueva - Sugiere juguetona.
¿Cómo no voy a poder amar a esta chica con locura? Siempre tiene las palabras adecuadas para calmar mi corazón.
Espero mi madre logre comprender que ella me hace ser alguien mejor cada día y que no es un desperdicio salir con otra chica, como ella le dice.
Pelearé por ella si es necesario con uñas y dientes.
No voy a defraudar a Cara, ni a lo que hemos mantenido por tanto tiempo.
Tantas veces le he dado vueltas a la situación en mi cabeza desde que dijo que aceptaba a venir que no percibo lo que sucede a mi alrededor, no me di siquiera cuenta de en qué momento nos hemos subido al taxi para ir con mi madre.
Todo ha cambiado tanto desde que me fui, no conozco a la mayoría de sitios por lo que estoy pasando la mirada. ¿Aún podría llamarlo hogar a pesar de que lo único que me mantiene unida es mi madre?
Lo único que sigue igual es la cantidad de tráfico.
Siento un reconfortante tacto suave y cálido en mi brazo.
- Alex, relájate. Si tu madre se molesta siempre puedo ocupar mi encanto- Me guiña un ojo consiguiendo que sienta mariposas en mi estómago y por lo consiguiente ría casi en un susurro- Es tu madre, si pudo aceptar que eres una rebelde amante del rock, creo que puede con el hecho de que tienes novia – Dice con demasiado positivismo de su parte.
Como si fuera tan fácil hacer cambiar de parecer a una mujer tan homofóbica, que cada que veía a alguien del mismo sexo demostrase afecto los insultaba.
-Eso espero. Muchas veces puede ser una obstinada de mierda- Respondo pensativa.
-Me pregunto a quién se parecerá- Juguetea con el sarcasmo y recuesta su cabeza en mi hombro.
¿Por qué tiene que ser tan difícil?
[...]
Aquí estamos, en la que fue mi casa gran parte de mi vida. Decir que estoy nerviosa sería una mentira, estoy cagada, aterrada; carajo, debí haberle dicho antes por teléfono.
¿En qué estaba pensando cuando decidí que era mejor hacerlo en persona?
-Hemos llegado- Informo al ver la casa que mi padre había dejado.
El taxista para el auto, bajamos de éste para ir por el equipaje, pago al hombre y él se marcha dejándonos ahí a nuestra suerte.
Quiero dar el primer paso, pero me resulta imposible, me están sudando cosas que ni siquiera sabía que podían sudar. Me quiero ir de vuelta a los Estados Unidos a seguir viviendo mi perfecto romance lésbico.
- Podemos con esto, es pan comido – Dice la rubia tomando mi mano.
No había notado lo nerviosa y pálida que ella luce, diablos. No debí, de verdad que no.
Damos el primer paso casi en sincronía, puedo ver como ese pequeño tramo de 2 metros que existe entre la puerta y nosotras se va haciendo más lejano con cada centímetro que avanzamos.