Volvió al salón donde me encontraba sentada esperando.
— Toma tomatito, ¡vámonos ya! — Parecía que estaba más emocionado que yo por saltarse las clases, cogí las gafas de sol que me tendía y suspiré resignada observando el casco de la moto que también debía llevar.— ¿Podríamos ir a mi casa primero? Aunque sea para cambiarme los zapatos. — Aaron me observó de arriba abajo hasta que reparó en que llevaba unos zapatos con bastante tacón, aunque fuera grueso no era lo más cómodo.
— Por supuesto, vamos. — Salimos por la puerta y Aaron me ayudó a montar en su moto. No sin antes reírse durante un rato de mis quejidos, que para mi orgullo fueron menos que el día anterior. Aún no se podía decir que me agradara montar en ella, pero lo soportaba.
Corrí hacía la puerta casi perdiendo el equilibrio al dejar de estar sobre dos ruedas, e invite a Aaron a pasar.— ¡Mamá! ¡Papá! ¡Hemos llegado! — Me acerqué a la cocina guiando a mi acompañante dónde probablemente se encontraría mi padre disfrutando de su día libre comiendo un gran desayuno inglés o limpiando los restos de este. — Esta es la cocina Aaron, pasa. — Dije abriéndole la puerta. — Trata de ser menos tú, y más yo. — Susurre en su espalda antes de que pasará a conocer a mi familia.
Mi madre se encontraba dejando los platos sucios en el fregadero, por fin había conseguido quitarle el plato a mi padre.
— Hola cariño, nos vamos a ir a dar un paseo y a hacer las compras. — Aún no reparaba en que teníamos visita, y mi padre que ya estaba avisado reía, ambos sabíamos que se avecinaba una riña por su parte. Y en ese momento, volteó dándose cuenta de la existencia de Aaron. — Oh, trajiste un amigo. — Se acerco a un sonriente Aaron para darle dos besos y presentarse.
Mientras yo y mi padre no podíamos parar de reír, mi madre era de pequeña estatura, mientras que Aaron era muy alto y corpulento, además de resaltar todos esos tatuajes en su piel, era una escena digna de admirar.
Mi madre regresó su mirada – esta vez hacía mi padre – Dejen de reírse, y vámonos cariño. Diviértanse chicos. — Aprovecho cuando Aaron estaba despistado para guiñarme el ojo y hacer un signo de bien escogido, con sus manos.
Mi madre no era muy seria, la verdad.
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They.
Short StoryÉl la observaba frío y distante. Ella, era una muchacha trabajando en un café. Todo era un perfecto cliché, hasta que ella derramó todo su café sobre él.