Cuando se cerró la puerta de la cafetería sentí que podía respirar libremente otra vez.
Aunque para mi desgracia, la opresión en mi pecho no se había ido, permanecía ahí recordándome que en cualquier momento podría brotar un mar de lágrimas.
No podía quedarme allí sentada, pero tampoco quería irme, solo quería aparecer en mi cama mágicamente y compadecerme de mi estupidez.
¿Y que haría mañana? ¿Al siguiente día ? ¿Una semana después?
Estaba claro que un chico que conocía durante unas veinticuatro horas no podía, no había tenido tiempo de ser una persona importante en mi vida, pero me había marcado. Al principio, no había dejado una gran huella, pero, con este final que había destrozado nuestra inexistente amistad.
Me decidí a salir de aquel café. Ahora maldito para mí, y simplemente reflexioné durante mi viaje de vuelta.
No me apetecía hacer nada.
Después de haber pasado todo el día viendo películas y capítulos de series que había visto probablemente mil veces, me desperté con una no muy grata sorpresa. La puerta sonando, y no el timbre, sino con golpes a la puerta que nunca paraban.
Con toda mi pereza baje las escaleras y vi una nota de mis padres diciendo que habían salido a cenar, y no querían despertarme. Miré la hora, las once de la noche y los golpes no cesaban, es que acaso esta gente no tenía educación. O cómo mínimo un poco de sentido común.
Con un suspiro de derrota abrí la puerta para encontrarme nuevamente con una no grata sorpresa, Andy. No necesitaba ver una cara igual a la de Aaron ahora mismo, para ser sinceros.
— ¿Qué se te ofrece? — Mi voz sonó mas bien como un extraño gruñido, y no como acostumbraba a sonar educada y mas bien dulce y no como si fuera una bestia. Lo atribuiré al sueño y a sus molestos golpes, por no olvidar que tiene la misma cara que Aaron lo cual me hace tener ganas de estamparle una silla en la cara. Andy simplemente me observaba en silencio mientras yo tenía en la mente mil formas de hacerle daño, estaba un poco dramática. — ¿Y bien? — En ese momento pareció despertar y me regaló una sonrisa irónica.
— En un principio pensé que Aaron estaría aquí y realmente venía a buscarlo. Pero, estas sola. — Se tomó unos segundos para respirar, — Ese idiota no ha necesitado ni dos días para liarla contigo, ¿no es cierto? — ante mi negativa a contestar se rehusó a continuar. — Vamos, arréglate Angelito que nos vamos a un bar tu y yo. — ese angelito no pudo hacer otra cosa que recordarme a Aaron ¿por que lo hacían todo igual?
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They.
Short StoryÉl la observaba frío y distante. Ella, era una muchacha trabajando en un café. Todo era un perfecto cliché, hasta que ella derramó todo su café sobre él.