Capítulo 1

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Aquella florecilla se había marchitado...
Aquella pequeña que había sido criada de una forma amena, sin educación, mala alimentación entre otras cosas.

Tenía la vista nublada por más lágrimas acercándose, estaba segura de qué, su madre habría dado todo de su ser para no dejarla desamparada, sentía un agujero en el estómago, y, no precisamente por hambre, (ya estaba acostumbrada a aquello), si no por la reciente partida de su amada madre.

Apesar de las circunstancias y la enfermedad de Stefan, su madre.
Ambas se tenían las unas a las otras, era su madre, su amiga, su compañera. Oh, la amaba tanto, ¿Cómo la vida había sido una despiadada y había tenido la osadía de quitarle lo más hermoso que tenía entre tener la vida de una persona normal?, No y no. Se tragó un sollozo, ¿Realmente se daría por vencido así de fácil?.
Sentía las piernas flaquear, el corazón bombeando sangre furioso contra su pecho, sus ojos inyectados en sangre, miro hacía las personas que iban y venían con determinación, algún curioso se detenía en la imagen que ella brindaba, pero, no importaba, no hacían nada por ella más que cuchichear cosas que Rachel, no comprendía
¿Qué estaba mal con ella?.

Quería sonreír, sonreírle a la vida y darle una patada en el culo y decirle que ella era más fuerte se sus malditos obstáculos, pero, por más que intentaba no paraba de pensar en las últimas ideas de su madre, tan desgarradoras...
-"Vas a lograrlo con, ó sin mí."
-"prometeme que pase lo que pase no dejarás de luchar."
Esas habían sido sus últimas palabras.
Antes de partir de éste mundo.
Rachel con lágrimas en los ojos, levantó su vista al cielo, con el corazón hecho pedazos y su alma ausente, bajo su respiración agitada susurró...
-Puede que en ésta vida me hayas abandonado, puede que ya no estés aquí, y también puede que no escuches lo que digo pero siempre seguirá vivo y será el recuerdo que mantendrá mi espíritu vivo, descansa en paz, y en tú memoria juro que nada, me va a detener y haré todo lo que alguna vez deseaste para mí.
Sin más que decirte por qué las palabras están demás, te amo mamá. -

Su mandíbula tiritaba, sus ojos estaban llenos de lágrimas no derramadas, se había prometido ser fuerte, hacer como que una persona tan amada no se había marchado, hacer como todos los otros humanos estaban haciendo ese día; seguir con sus vidas como si una vida no hubiese acabado, sonrió con tristeza al lanzar una florecilla al viento, hasta que esta fue arrastrada por el mismo.
Giró sobre sus talones, y partió sin un rumbo, lejos de allí.

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