Capítulo 19

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Jueves 13 de septiembre de 2007, 15:34

Lo que no mata… duele un huevo

Han pasado casi dos días y sigo hecho mierda, a pesar de las sobredosis de Gelocatil y del reposo. Mi cuerpo arde allí donde recibí los impactos de bala, y el brazo derecho, a pesar de seguir adormecido, me duele horrores del hombro hasta las puntas de los dedos al más mínimo movimiento. Tengo que escribir con la mano izquierda para no gritar de dolor. Me siento bastante ridículo ahora mismo, utilizando un solo dedo al teclear. 

Este mediodía, al mirarme en el espejo del baño después de salir de la cama, he podido apreciar los moratones y la brutal hinchazón que cubrían mi torso y mi hombro derecho. Por suerte el dolor incisivo de las costillas ha desaparecido, junto con el miedo a que alguna estuviera rota.

Después de una ducha de agua fría la cosa ha mejorado un poco, pero con cada movimiento que hacía sentía como si me dieran un latigazo. Me tomaré una noche o dos más de descanso; permaneceré en mi cueva como un animal, lamiéndome las heridas.

Dani no tenía estos problemas cuando llevaba el pasamontañas… ¡Si hasta sobrevivió a dos disparos de escopeta a bocajarro! Si hiciéramos una comparativa comiquera, él sería Lobezno y yo Daredevil. Él podía aguantar lo que le echaran gracias a su poder de regeneración, pero yo dependo de las artes marciales para seguir con vida; bueno, y de las prendas antibalas que componen mi uniforme, lo que, ahora que lo pienso, me acerca también al Castigador. Bonita combinación…

Estas últimas horas he estado pensando cuando el dolor me lo permitía. Quizás debería hablar con Sergio y volver a entrenar en serio. Ponerme en forma, pero en forma de verdad. Ya no se trata de ganar campeonatos, sino de seguir vivo.

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