Sábado 22 de septiembre de 2007, 20:58
Trabajo en equipo
«¿Así que has tenido que dejarle inconsciente?», pregunté mientras cruzábamos el Parque de la Ciutadella. El sol estaba en lo alto y los niños jugaban y corrían por el césped mientras sus padres leían a la sombra de un árbol o formaban grupos para charlar, para aprender o enseñar, ajenos a los males que azotaban la ciudad. Muy bucólico todo.
«No nos ha quedado otra —dijo Carmen —. Antes de que Juan Carlos entrara en la sala de pruebas he escrutado la mente del agente de la OCN que estaba de guardia en la habitación contigua. No he encontrado grietas, ni un resquicio que nos permitiera ser optimistas; aquel hombre no tenía flaquezas, no habría abierto esa puerta aunque la vida de un ser querido hubiera estado en juego.»
«Pero él estaba en la otra sala, ¿no? ¿Cómo habéis conseguido entrar sin las llaves?»
«Bueno, como puedes suponer, en comisaría tienen más copias. Tras dejarlo inconsciente Juan Carlos ha entrado y, segundos después, ha vuelto a salir como una tromba pidiendo una ambulancia a gritos. A continuación, levantando aún más la voz, ha explicado a los primeros hombres que acudían al rescate que había visto, a través del cristal que daba a la pequeña habitación, cómo el agente se desplomaba sin previo aviso. Yo, que aún me sorprendo de lo bien que he aguantado el sobresfuerzo de dejar a aquel pobre hombre sin sentido, he ayudado a que la situación se descontrolara saltando de mente en mente, sembrando confusión, desconcierto, agitación; convirtiendo aquella comisaría en un caos durante unos minutos, el tiempo necesario para que Juan Carlos se colara en la sala y, sin que repararan en él, hiciera su parte.»
«Increíble. Si no fuera por ti…», he dicho, recordando que teníamos una conversación pendiente sobre sus poderes.
«He hecho mi parte, nada más. Lo que importa es que todo ha salido bien y que ese psicópatano seguirá matando.»
Carmen había hecho mucho más que su parte aquella mañana. Había llevado sus poderes al límite y había seguido con nosotros hasta el final. Sin ella no lo hubiéramos conseguido. Fijo.
Cuando llegamos al Arco de Triunfo, Ace of Spades empezó a sonar en el bolsillo interior de mi chaqueta y Carmen aprovechó para despedirse y dejarme solo; supongo que necesitaba descansar. Saqué el móvil y contesté sin mirar, esperando escuchar la voz de Juan Carlos, solo para confirmar que jamás me ganaré la vida como adivino.
—¿Qué haces, nene? ¿Has salvado el mundo esta noche?
Era Sara.
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Identidades Secretas
Sci-fiEsta novela es continuación de HOY ME HA PASADO ALGO MUY BESTIA (novela finalista de los V Premios Ictineu a Mejor Novela Fantástica, que podéis encontrar en mi perfil) y ha sido recientemente publicada por NORMA Editorial. Es recomendable no leerla...