Su cara estaba completamente roja al igual que la mía, besé su mejilla y me levanté.
-¿Vamos? -le extendí mi mano para ayudarla, dudosa la tomó, la llevé así durante todo el camino hasta entrar a una cafetería, pasamos entre todos los que estaban ahí y tomamos asiento en una mesa de en medio y una mujer joven se nos acercó para tomar nuestra orden.
-¿Qué vas a querer cariño? -me preguntó mientras sacaba su libreta.
-Una hamburguesa y una soda.
-Perfecto -anotó y miró a Quinn -¿Y tú princesa?
-Un café y un pastel de chocolate -ella asintió y anotó de nuevo.
-En seguida se los traigo -se alejó y Quinn me miró.
-¿Qué pasa? -le pregunté.
-¿Por qué te gusto? -mi respiración paró por unos segundos, no sabía que decir.
-Yo, no lo sé con exactitud.
-Entonces no estás seguro -afirmó jugando con una servilleta.
-Eso no es cierto, estoy totalmente seguro -tomé su mano destruyendo su figura en servilleta -Me gusta tu forma de ser, tan exótica pero a la vez reservada, tu cara es linda, tus ojos son hermosos, eres muy talentosa, muy inteligente, demonios _____ eres la chica perfecta -ella se sonrojó, sin que me diera cuenta la camarera ya había llegado.
-A parte de guapo, romántico. Te sacaste la lotería primor -dejó las cosas en la mesa y se retiró.
-Bueno, mejor cuéntame de ti Quinn -ella me dedicó una tierna sonrisa nerviosa y negó levemente, recordé todo lo que había leído en su diario, haciéndome sentir mal.
-Empieza tú -expresó tranquila mientras que con su mano temblorosa la acercó al contenedor de el azúcar, solté un largo suspiro.
-Siento que no hay nada que no sepas de mi Quinn, soy una persona simple, tengo calificaciones promedio, soy parte de la banda Vocaloid, tengo una hermana, mi padre es un gran empresario en producción de música, vídeo y películas, mi madre murió, ves y esa es toda mi vida resumida.
-¿Te dolió la perdida de tu madre cierto? -metió temblorosa la cuchara al contenedor.
-A quien no le dolería... Aún la extraño -Quinn derramó el azúcar sobre la mesa.
-Lo siento -¿Tan nerviosa está?, de nuevo la tiró -Lo tomaré así -trató de levantar la taza y esta se estaba derramando, la dejó nerviosa y con lágrimas en los ojos, trató de tomar la cuchara y no pudo, la gente nos veía con preocupación e intriga... Esos no son nervios.
-Detente _____ - rápido fui a su lado y la abracé, ella se tiró a llorar en mi pecho -Tranquila, todo va a estar bien, tú estarás bien -acaricié su pelo con delicadeza, sus ojos me veían aterrorizada, le sonreí y la besé cortamente -Vamos a alimentarte Quinn -la senté en medio de mis piernas, preparé su café y se lo acerqué con cuidado ella se reía y dejé de verla preocupada, le seguí la plática como la cosa más normal del mundo haciéndola reír de vez en cuando -Y así fue el como termine con el arete -ambos nos dedicamos a reír seguidos de un momento incómodo de silencio.
-Gracias Len, has sido la única persona que se ha preocupado por mi, aunque perdona que te lo pregunte después de lo que has hecho pero, ¿Porque me cuidas?
-Te hice una promesa _____.
-¿Sobre demostrar tu perfección? -preguntó divertida y yo asentí -Que trivial es tu razón.
-No lo es, porque eso se traduce a que me importas, me gusta estar contigo, tú me gustas y adoro el poder besarte -ella soltó una risa.
-Hablando de eso, ¿Porqué me besas?, no somos nada.
-Porque quiero que lo seamos -su cara se enrojeció -Pero ya que no sé nada sobre tus sentimientos, me encuentro atado... -ambos guardamos silencio, solo la veía y ella a mi -¿Te gusto? -no contestó -Vamos dime -rogué mientras acariciaba su mejilla.
-Me intimidas Len... Eso es todo lo que puedo decir.
-Bueno, tan siquiera se que ya no es desprecio... Entonces, te intimido.
-Ya basta Len -jaló levemente mi cabello haciéndome reír, besé su mejilla y me miró mal, extrañaba esa mirada, pagamos y salimos del lugar, caminamos por la calle sin decir una palabra, sus manos aún temblaban y parecía costarle trabajo el caminar, tomé su mano y la conduje permaneciendo en silencio, llegamos a un gran edificio de color blanco, en la reja principal tenía una palabra a la cual Quinn parece tenerle fobia... Hospital. Pasamos la reja y caminamos por las grandes instalaciones, ____ se sentó en la sala de espera, mordía sus uñas y movía sus pies, me acerqué a la recepcionista la cual me miró sonriente.
-Buenas tardes, disculpe, ¿Dónde puedo encontrar a la Doctora Haigo?
-Se encuentra en el consultorio general que está en el edificio C, puedes llegar atravesando aquella puerta de por allá -señalo una puerta de cristal - y solo caminas por toda la línea verde.
-Gracias -caminé hasta Quinn y la tomé de la mano -Ven - salimos de ahí hasta topar con el edificio, la sala de espera estaba vacía, nos sentamos cerca de la puerta del consultorio a esperar.
-¿Porqué me traes aquí?
-Para saber que es lo que tienes.
-Ya te dije que nadie lo sabe, a demás no importa Len, no debes de preocuparte por mi, aún más cuando no somos nada -cruzó sus brazos molesta, yo solo reí frustrado.
-A veces puedes ser muy hiriente Quinn... Y, aunque para ti seas nada, para mi lo eres todo.
-No mientas Len... -susurró agachando su cabeza.
-No miento.
-Tiene una semana y media que te diste cuenta que existo, ¿Porqué te importaría tanto? -gritó alterada.
-Porque... -la puerta se abrió interrumpiéndonos, dos chicos un poco mayores que nosotros salieron.
-Felicidades muchachos.
-Gracias -contestaron al unísono.
-Recuerda que debes cuidar mucho a estos dos -comentó Meiko, pero solo es su novia, no hay nadie más... oh, ambos se sonrojaron y se retiraron -¿Qué hacen aquí? -preguntó confundida -Pasen -entramos y nos sentamos frente a su escritorio -¿Y bien? -miré a Quinn para que hablara pero solo se agachó, tomé su mano y la estiré dejándola cerca de la vista de Meiko la cual sorprendida la tomó -Esto está mal -un nudo se hizo en mi garganta, _____ solo se hundió más entre su pelo, Meiko se acerco examinando el cuerpo de Quinn, la cual se quejaba cada que la jalaba.
-¿Qué tiene? -pregunté nervioso.
-Por la rigidad y el dolor que causan su extremidades, sin contar los fuertes temblores indican el inicio del síndrome de Parkinson.
-Pero estará bien... ¿Verdad?
-Pues... -Meiko movió su cabeza... No sé lo que me pasó, al verla así, al no tener una respuesta segura, salí corriendo de ahí, sin no antes escuchar su voz.
-Te dije que no lo soportaría...
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Hallo, una estrellita y un comentario para esta pobre mujer :'v