Iba camino a la escuela demasiado temprano, ¿La razón?, Rin, ella y su estúpido trabajo con las chicas, la tengo que acompañar porque si no mi padre me asesinaría.
-Hermanito -me jaló del saco del uniforme -Deja de ser tan lento, Miku va a golpearme por llegar tarde.
-Tranquilizate Rin, ya llegamos, hice mi trabajo, ahora corre -ella se fue corriendo lo más rápido posible, ¿Ahora que haré tanto tiempo en la escuela?, suspiré pesadamente y decidí husmear por los pasillos y como lo creí... Vacíos, seguí mi camino para matar el rato cuando escuché una hermosa melodía, al parecer alguien estaba tocando el piano, me acerqué al salón de música el cual estaba entreabierto, la canción llevaba un ritmo conmovedor, quien quiera que sea el o la que esta tocando tiene un don, te transmite sus sentimentos y puedo decir que está muy triste, la persona es la más infeliz que he conocido, miré por la ventanilla y divisé a una chica de cabello castaño oscuro, llevaba dos trenzas largas, seguía con su melodía cuando apretó todas las teclas del piano de golpe, llevó una mano al pecho y empezó a toser, se levantó pero cayó de golpe, alargaba sus brazos para poder alcanzar su mochila pero le era imposible, ¡ESA CHICA ESTA MURIÉNDOSE!, entré del golpe al salón y la miré tirada tratando de respirar, lancé mi mochila y me hinqué su lado -Ni se te ocurra morirte, dime que hago -le dije nervioso, ella no podía hablar, pero señaló su mochila, la tomé y comencé a tirar todas sus cosas descontroladamente hasta que encontré un inalador de color gris y uno azul -¡¿CUÁL ES?! -grité asustado -ella señaló el gris, la tomé entre mis brazos y le extendí el inalador, ella lo introdujo en su boca y torpemente con sus manos intentaba presionarlo, cosa que no pudo, puse mis manos sobre las suyas y lo aprete, ella lo sacó y tosió, se encontraba claramente mejor, se separó de mi y lo volvió a apretar un par de veces.
-Gracias -habló por fin y yo me tiré en el suelo.
-Me diste un buen susto, pensé que morirías.
-Vulevo a repetirlo, gracias -tomó las cosas que yo había lanzado y las guardo en su mochila -Me salvaste, espero algún día devolverte el favor -cerró su mochila y se puso de pie, me reincorporé y la miré, no tiene nada especial, ella es... Común, de mi salió una gran ola de desilusión, para la forma en la que nos conocimos da a pie para una historia romántica donde la chica que salvas es hermosa pero ella es... Ella, bajó la tapa del piano y se dirigió a la puerta.
-Espera, ¿Cómo te llamas? - abrió la puerta, salió y volteó a verme.
-_____ Quinn.
-Nunca había escuchado tu nombre -ella se encongió de hombros y yo sonreí a su acto -Kagamine Len.
-Se quien eres Kagamine, en fin -suspiró -Espero no volvernos a encontrar en la misma situación -seguido de eso se fue, ella es... R-A-R-A, salí del salón cerrando la puerta detrás de mi, los pasillos se iban llenando, al parecer maté el tiempo salvando a alguien, caminé al salón tranquilo, al entrar este ya estaba lleno, caminando a mi lugar pude divisarla en las últimas filas, algo obvio por su apellido, me senté en mi lugar mirando a esa chica, hasta que sentí un golpe en mi cabeza.
-¡QUÉ TE SUCEDE MIKU! -ella me miró molesta mientras los chicos reían.
-Por tu culpa, gran pedazo de shota golpeé a Rin sin razón.
-Te dije que estabas loca por hacerlo Miku -se quejó Rin detrás de Kaito y Gumi.
-Pero lo volvería a hacer -Rin se escondió detrás de la peliverde y el peliazul, su discusión pasó a segundo plano en mi mente, porque mis ojos se centraban en ella, ¿Cómo no la vi antes?, y lo peor, ¿Porque ahora no puedo dejar de verla?
-¿Te interesa Quinn? -escuché la voz de Gumi, quien se sentó a mi lado ignorando la riña entre Miku y Rin.
-Para nada.