EL COMIENZO.

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Capítulo 1.

5 años antes.

Soy una chica insegura, me gustan muchos las peleas, soy inteligente, me gusta pensar que soy madura y que tengo diferentes pensamientos de vida con respecto a las chicas y chicos de mi edad.

Ayer por estúpida y prepotente huí de casa  y ahora estoy vagando sin un lugar donde quedarme, siempre estuve ocupada cuidando de mi hermana y solía ser una chica bastante solitaria por lo cual no tengo a nadie conocido, no tengo amigos. Excepto el, espero este bien, me gustaria verlo en algún momento.

- Estúpida - Pensé en voz alta.

Entre a un bar. Para tener 17 aparentó más edad, el guardia grande y robusto no puso problema  y me dejo entrar, tenía una blusa blanca que me había regalado mi madre la navidad anterior con un par de medias del mismo color, converse y un Jean roto, mi maquillaje estaba perfectamente retocado y el labial rojo me hacía aparentar más edad de la que en realidad tenia.

Eran las 2 am en un bar al sur de California llamado " South beach". Gran lugar pero para mi gusto demasiada gente.

Se me acercó un chico alto, pelinegro, demasiado robusto, ebrio y con un aliento a alcohol demasiado fuerte, el cual me susurro al oído:

- Hola preciosa - dijo con una sonrisa ladeada en su feo y demacrado rostro.

No le preste atención, lo esquive y seguí buscando mi camino hacia la barra, el barman del lugar me ofreció un trago,  e hizo un gesto para que mirara hacia atrás. Cuando de pronto sansón (Chico de la entrada ) me agarra del brazo y me empuja hacia la pista y empieza a mover su parte baja contra mi trasero.

- No estas tan mal - Mi rostro ardía de la furia, cada parte de mi cuerpo quería estrangularlo.

Fui lo más relajada posible, me voltee y le di un cabezazo en la nariz. Me gusta pelear, cuando tenía 10 años me hacían bullying en la escuela y desde los 11 empecé a aprender defensa personal y aquellos chicos que me hicieron ser así, se arrepintieron,  nunca me volvieron a molestar al menos no los dejes. Pensar que tus propios compañeros te pueden hacer eso, solo demuestra lo jodido que esta el mundo,

El ogro se tambaleo por un momento haciendo que pudiera tomar ventaja. Estampe un puño en su mejilla.  estos cada vez se hacían mas intensos y eso hizo que estuviera obsesionada con golpear su rostro. Sansón estaba realmente molesto, me agarro de la cintura y estampó sus labios carnosos en mi boca, haciendo que mi labial se estropeara, puso su sucia y pegajosa mano en mi cabello desordenandolo completamente. He ahí la gota que derramo el vaso, si el quería un show, yo le daría uno del cual se acordara su vida.

Estaba rabiosa, el peligro y  la adrenalina se apoderaron de mí. Empecé a ver mis opciones, mire a mi alrededor y tuve las siguientes ideas, la primera seria pegarle en su parte baja, agarrar el extintor que está en la parte izquierda del club, no tan lejos de mí, pero difícil ya que la muchedumbre interfería en mi vista haciendo que solo viera el costado de él, convirtiéndose este en mi aparato mortal. Podría noquearlo o podría matarlo, un golpe en la cabeza con ese bebe podría hacer maravillas. La segunda seria después de pegarle en las partes bajas, huir como una cobarde. Eso no sería nada divertido y nada placentero y la tercera sería elegir la primera. ¡Vamos! tuve un mal día. Nada de aquel hombre me agradaba es más me enfurecía hasta el punto que una bomba nuclear explotaría en mi cabeza.

Seguí mis instintos y decidí escoger la opción numero uno, no pensé mucho mas y me  dispuse a ejecutar mi plan.

Lo seduje haciendo que sansón presionara más fuerte sus labios contra los míos, haciendo que este aflojara su agarre de mi cintura, puse mi pierna en su parte baja escuchando un leve gemido de dolor de su parte haciendo que él se retorciera en el suelo y dejándolo completamente aturdido. Ese mal no se lo deseo a nadie pero me gusto hacerlo. Corrí hasta el bebe rojo ya que la gente alrededor facilito el paso no fue difícil llegar hasta mi objetivo , ellos querían saber lo que ocurriría, lo deseaban por lo que no demore mucho en coger el extintor en mis manos. Ellos querían una buena pelea y yo pensaba complacerlos.

Mi blusa estaba toda rota, mi jean sucio y mojado. Corrí hacia el hombre robusto y el extintor impacto en su omóplato haciendo que se cayera al suelo, aproveche ese momento y me le coloque encima.

Lo mire tan profundamente para que se diera cuenta que no debió meterse conmigo, empecé a darle puños hasta que lo vi sangrando, mis manos no se controlaban, mi respiración era pesada tanto como mi cuerpo, los nudillos de mis manos estaban morados de tanto pegarle al gran homo sapiens semidesarrollado, su sangre llegaba hasta su barbilla y en su camiseta habían unas pequeñas gotas. Me di cuenta que ya tenía que parar. El cansancio se apodero de mi.

Sansón se veía dolido, hizo el intento de levantarse pero falló de forma muy obvia. Su cuerpo grande ahora parecía solo arena que al soplarle desaparecería.

Volvió hacer el intento, pero esta vez lo consiguió, debo admitir que  yo quería seguir jugando, lo mire de pies a cabeza y le ofrecí una sonrisa ladeada para que después se convirtiera en una sonrisa socarrona.

- Te cansaste muñeca - Dijo el muy imbécil.

- Para nada - Respondí con la misma sonrisa en mi rostro.

- Parece que no tenemos un buen comienzo - Que cínico, pensé - Me llamo Michael bombón- A este chico no se le acaban los halagos.

- No me importa tu nombre - Respondí de manera brusca- Terminemos lo que empezamos Sansón- Dije remarcando la palabra.

El muy imbécil sonrió de manera forzada,  escupió en mi cara, la gente no paraba de reírse de el porqué estaba hecho mierda y de mi por el acto recién ocurrido, me enfurecí, mi rostro estaba rojo y mis manos dolidas, cerré mis nudillos y le estampe el más fuerte golpe que he podido dar haciendo que este cayera noqueado en el piso.

Retumbó la risa de la gente en el salón, el guardia de seguridad me agarro de los hombros, trate de forcejear pero aquel hombre pudo más que yo y la verdad estaba agotada, me daría igual si me sacan. NECESITO UN TRAGO. Lo que se me hizo raro es que la salida estaba del lado opuesto del bar.

-Suéltame - Grité.

-No voy hacerte nada- Eso dicen siempre, lo empuje hacia atrás y pise su pie.

El hombre retrocedió aproveche y me solté de su agarre. Corrí hacia la salida, otro guardia me retuvo y me cargo como un saco de papas hasta una sala muy bien decorada con un estilo rústico de los años 80, pero no me interese mucho en el lugar.

Tenía un poco de miedo, pero la curiosidad vencía el miedo, pasaron 5 minutos para que llegara un anciano, con ropa refinada, un smoking blanco y al costado una piel de animal que no sabía si era verdadera o sintética.

Los guardias me tenían aprisionada entre sus brazos y no me dejaban respirar.

-No me dejan respirar -El anciano le hizo un ademán a los guardias y me soltaron de mala manera.

- Disculpa los modales - Dijo educadamente - Señorita Camile.

- ¿Como conoce mi nombre? - Pregunte en tono preocupado. Sudaba y mucho, cada parte de mi cuerpo, se sentía agobiada.

-Mis hombres investigaron,  aunque Facebook ayudó bastante - Por el rostro que tenia sabia que hombre podría hacer lo que quisiera, tenía mucho dinero sus vestimentas lo confirmaban y no me generaba confianza. Así que debía ser inteligente.

- Eso lo explica todo - Dije lo más relajada posible -¿Qué quieres de mí?

-Tengo una propuesta - Esbozo una sonrisa malvada, mostrando toda su dentadura.

Aquella sonrisa y aquella mirada me heló la piel, tuve el presentimiento de que nada iba ser igual de ahí en adelante.

-Lo escucho- respondí. 

TE HARÉ SUFRIR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora