Sean se desplomó a mi lado por el dolor. Yo fui al baño a tratar la mordida que no paraba de sangrar, eso me iba a dejar marca.
Cuando salí del baño él se había desmayado en la cama y Roma se había vuelto a dormir a su lado.
Fui al armario y cogí mi ropa, me vestí con cuidado.
Salí de aquella casa sin avisar a nadie... Probablemente se enfadaría.
No.
Seguro que iba a cabrearse.
Pero me daba bastante igual en esos momentos.
Llamé a un taxi con el móvil que tardó veinte minutos en llegar y le di la dirección de la universidad.
Cuando llegué pagué al taxista que no había dejado de mirarme el cuello en todo el jodido trayecto y hasta había preguntado un par de veces si quería que me llevara al hospital. Yo le había respondido que no todas las veces refunfuñando.
Estaba muy enfadada, esta me las iba a pagar caras.
Jodido lobo.
Caminé por el campus ignorando miradas de curiosidad, otras acusadoras, etc. Hasta llegar a mi habitación, dónde me desplomé nada más poner un pie dentro.
- ¡Dios mío! ¿Qué demonios te ha pasado?- dijo Jenna aterrorizada al ver mi patético intento de detener la hemorragia de mi cuello.
A lo mejor sí debería haberme pasado por el hospital.
- Luego te cuento, ahora ayúdame por favor...- dije débilmente. Sabía que Jenna estudiaba un curso a distancia de primeros auxilios y ahora mismo, era a la única con quién podía desahogarme.
- ¿Me has pedido algo por favor? Esto es grave – dijo mientras colocando el botiquín de primeros auxilios al lado de mi cama y cubriéndola con toallas para no mancharla de sangre.
Ayudó a levantarme y puso suavemente en la cama.
- Tranquila, lo haré lo más rápido posible.
Cerró la puerta de la habitación y empezó a quitarme el trozo de tela y el papel higiénico junto con algodón que había usado para detener la salida de sangre. No entendía el por qué pero cada vez que tocaba mi piel sentía una sensación de náuseas que hacía que mi cuerpo temblara violentamente.
- No hay que coser pero la herida es profunda. Dejará cicatriz.
"Lo sabía", pensé con los ojos cerrados por el dolor y las náuseas.
Jenna me quitó la camiseta antes de empezar a tratar mi herida. Detuvo la hemorragia, limpió la herida y la vendó. Para entonces yo ya me había desmayado por el caos en que estaba mi cuerpo.
Me puso la camiseta de mi pijama sin que me despertara y lo limpió todo.
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Luna de sangre
Fantasy¿Nunca has pensado que el karma es el mayor cabrón del mundo? Bien pues digamos que a mi no me va muy bien en el amor... ni en la amistad... solo tengo una amiga, Jessica, mi mejor amiga. Pero saco muy buenas notas, mirad el lado positivo, soy una e...