Luna de sangre

Parte sin título 5

¿De qué iba ese tío? 

De repente, me dio un ataque de claustrofobia y me asusté a la vez que sentía una ira incontrolada que tuve que encerrar en lo profundo de mi corazón, necesitaba salir de ahí, tenía la adrenalina a tope y podía hacerle daño a alguien si perdía los estribos. 

Me quité la sudadera azul y me puse una sudadera negra encima de la camiseta de tirantes, me puse la capucha y rápidamente salí al pasillo,

 «¿y si ese tipo me estaba enviando un mensaje? ¿Puede que matara a mi padre por algún motivo aparte de porque era un psicópata?» 

De golpe se me ocurrió la peor de las preguntas:

 « ¿Me está diciendo que va a por mí igual que con mi padre?» 

Esas preguntas sin respuesta me ahogaban. Por fin salí del edificio residencial y me encaminé hacia el pequeño parque de cedros que había al lado.

Escogí uno grande y con muchas raíces, ese había sido mi favorito des de que había llegado. Me senté en medio de dos grandes ramas y me encogí rodeándome las piernas con los brazos. Sin previo aviso las lágrimas empezaron a caer por mi rostro mientras me hacía más preguntas sin respuesta que amenazaban mi estado de sensatez mental y alterándome el equilibrio emocional. 

« ¿Voy a terminar cómo mi padre? ¿Cuándo me va a venir a buscar? ¿Qué me va a hacer si me encuentra? ¿Si se lo digo a la policía me tomarán por loca? ¿Voy a poder terminar la carrera? ¿Le va a hacer algo a mi madre?...» 

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por un tío muy sexy:

- ¿Estás bien?- dijo Mason, el chico del bar y la cafetería mientras me miraba apoyado en el árbol de delante.

Yo no supe muy bien cómo reaccionar, ¿me desfogaba con un extraño y le asustaba de tal manera que no volviese a hablarme o le decía que estaba bien y me iba? 

Me decanté por lo primero ya que si no iba a destrozar algo, aparte de mi vida. Además, ¿qué podía salir mal? seguro que él salía corriendo después de eso. Tome una decisión. Sin previo aviso la cara se me enrojeció de la rabia, me levante de golpe y le grité muy enfadada:

- ¿¡Que si estoy bien?! ¿Por dónde empezar?- dije con sarcasmo- ¡A sí! 

Levanté los dedos para enumerarle mis problemas.

-¡Primero asesinan a mi padre! ¡Segundo, me encuentro a mi novio dándose el lote con una rubia! ¡Tercero, tumbo a una loba de un puñetazo, y ahora un atajo de lobos sarnosos me están buscando para devolvérmelo con intereses! ¡Cuarto, el asesino de mi padre está libre, y fijo que me está buscando para matarme y como no me largue me estaré poniendo una diana en la espalda!¡Quinto, no sé qué demonios está buscando ese asesino o que espera encontrar!¡¿Y tú me preguntas si estoy bien?!

Cuando terminé él aún seguía ahí escuchándome, y al ver que había terminado soltó un silbido de admiración.

- Nunca había conocido a nadie con tantos problemas... Y que siguiera vivo.

- Gracias- dije sarcástica.

- ¿Cuándo murió tu padre?- me preguntó.

Mi rostro se endureció. - Cuando tenía diez años.-

- ¿Quieres hablar de ello?- dijo con compasión.

- No, la verdad es que no.- Dije bruscamente.

Me senté de nuevo en la raíz del árbol, y para mi sorpresa él se sentó a mi lado y me abrazó. Y yo lloré en su pecho hasta que me quedé sin lágrimas, desfogándome de la carga que llevaba encima.

- No me has dicho tu nombre- me sorprendió.

- Skye, - le dije tendiéndole la mano que él cogió y estrechó con firmeza.- encantada -.Miré la hora en mi reloj, me alarmé, era más de la una. Jenna ya habría vuelto y se estaría preguntando dónde estaría ya que habíamos quedado para comer. Me levanté rápidamente.

- ¿Qué ocurre?

- Que ya es más de la una y había quedado con Jenna. Lo siento, me he de ir.- me dispuse a marcharme, pero antes me giré y le dije- Oye, si algún día quieres hablar llámame.- y dicho esto le entregué un trozo de papel con mi número de teléfono, él lo aceptó de muy buena gana y me dijo- Hasta otra.

-Adiós.- Le dije, y me encaminé de nuevo a la residencia.