Parte sin título 21

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SEAN

Me senté en el sofá, me sentía arrinconado...

Debía decírselo a Skye pero no quería perderla... ella era la única que me había hecho sentir como mi primera pareja, sin embargo no sabía cómo se lo iba a tomar si, de repente le dijera que Roma es mi hijo.

Yo.... Simplemente no podía....

Estaba cansado y frustrado, sabía que tenía que decírselo pero en mi corazón había tal barrera que ni Kyle, mi mejor amiga des de la infancia, había conseguido derrumbar.

- Yo... aun no puedo hacerlo... - susurré después de varios segundos de un incómodo silencio.

- Sean... - oí el tono de decepción de Kyle y supe que esa no era la respuesta que esperaba pero ya no había vuelta atrás, había tomado una decisión y no iba a echarme atrás. Skye no debía saber que ella era la segunda mujer de mi vida. Jamás debería enterarse, aunque tuviera que mentirle toda la vida.

Sería mi más profundo secreto, compartido con Kyle y algunos miembros de mi manada que estuvieron en la boda.

Salí de la casa y fui a correr para despejar mi mente, necesitaba dejar de pensar por unos instantes. Que todo estuviera en blanco.

EN LA CASA....

Se oyó un fuerte estruendo del piso superior.

Kyle corrió por las escaleras después de ordenar a Iru y Sam que cuidaran a los cachorros.

No debió haberse tardado tanto, vio desesperada cómo entre los escombros de la habitación de Skye no había rastro de ella.

Desesperada se transformó y empezó a hurgar entre los trozos de madera astillados y techo caído.

Tan siquiera encontraba su rastro.

Aulló tan fuerte cómo pudo.

En cuestión de minutos su alfa apareció por la puerta.

Buscaron durante días, no había rastro de Skye pero si encontraron uno que no pertenecía ni a la pareja de su alfa ni a la manada.

Se la habían llevado y lo más probable era que no la pudieran recuperar.

Con la esperanza de que siguiera con vida buscaron durante días, semanas y hasta meses que se convirtieron en un año y medio sin rastro de Skye.

Había desaparecido del mapa y su alfa no había vuelto a ser el mismo des de entonces.

Skye se llevó con ella el corazón de Sean.

Se convirtió en un ser frío y calculador con los desconocidos pero con su manada era el mismo idiota de siempre... o eso intentaba aparentar.

No dejó ir su dolor e ira ni una sola vez preocupando así a Kyle que sabía que tarde o temprano todos esos sentimientos escondidos iban a explotar en un conflicto sin causa.

Hasta que un día, la peli roja fue de compras con Roma al centro comercial de la ciudad. Y se encontraron con Víctor López, un ex presidiario que últimamente había conseguido una gran fama entre los barrios bajos. Ellos le conocían por qué se había metido con sus chavales, estaban en un momento tenso con ese hombre pero no querían problemas así que tenían prohibido entrar en territorio mutuo.

Pasaron por su lado y en un instante lo sintieron... era débil pero... era el olor de Skye. 

Luna de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora