SEAN
Estaba sentado en la cafetería de la universidad a la que iba Skye. Estábamos los dos sentados en una mesa de cristal con sofá, Skye estaba a mi lado y su amiga había ido a buscarse algo para almorzar. Estábamos hablando cuando ella recibió un mensaje y al leerlo, se puso tensa. No entendí por qué hasta que lo leí: alguien la estaba amenazando. En ese mensaje ponía que la iban a matar. Solté un gruñido y ella se sobresaltó. La miré a los ojos y vi que estaba asustada.
Ahora entendía a Mason, había que ayudarla, alguien la estaba amenazando e iba a cumplir su promesa de muerte si alguien no le paraba los pies. De pronto, la sola imagen que me vino a la cabeza de dejarla marchar en brazos de aquel asesino me hizo sentir furioso, despertó en mi un instinto protector hacia aquella chica. Decidí que tenía que ponerla a salvo.- ¿Has recibido más mensajes de esos?-dije.
Ella asintió con la cabeza. Eso fue lo único que necesitaba saber.Iba a hacerle una muestra de confianza que jamás haría con otra persona en el mundo. La iba a llevar a mi casa, mi santuario que tan solo los miembros del clan conocían.
- Levanta.- le ordené.
- No soy un miembro de tu clan, no me puedes dar órdenes- dijo ella con el ceño fruncido.
Me acerqué y le susurré al oído- No, pero no creo que quieras que te saque de aquí en brazos.-dije serio mientras ella me miraba incrédula.
-No serás capaz.- dijo desafiándome y con expresión incrédula.
- Ponme a prueba- y dicho esto me la quedé mirando fijamente, desafiándola. De repente, le volvieron a brillar los ojos y tenía los labios apretados.
- ¿Dónde vamos?- dijo enfadada. Sonreí.
- A mi casa.
- Seguramente me está vigilando.- sabía que se refería al asesino.
Le di una sonrisa felina- Entonces tendremos que quitarte la ropa y quemarla, por si acaso te ha puesto un GPS de localización.- Con eso me gané una mirada furiosa.
- Ni se te ocurra.- me siseó.
- Pues entonces vamos- le cogí la mano suavemente y salimos de allí. La conduje hasta mi coche, un todoterreno negro de cuatro plazas. Nos subimos, yo en el asiento de conductor y ella a mi lado, en el copiloto.
Conduje hasta mi casa situada en las afueras de San Francisco, California.
Al bajar del coche ella se quedó mirando la casa embobada.
- ¿Para qué quieres una casa de tres pisos?
- A veces alguien del clan se queda a dormir.- Dije con indiferencia levantando los hombros.
- ¿Cuántas habitaciones tiene?
- La sala de estar, cocina y comedor en la planta baja. En la primera planta hay dos dormitorios más el principal yun baño en cada habitación. En la segunda planta hay tres dormitorios con baño propio, todos. Yel sótano es donde está la lavadora y secadora. – Dije tratando de resumir la inmensa casa.
-Vamos, no nos quedaremos fuera todo el día.-resoplé impaciente.
Avanzamos hasta la puerta. « ¿Dónde diablos he puesto las llaves? ».
De pronto me acordé, estaban en el bolsillo derecho del pantalón. Las saqué y abrí la puerta.
Entramos, el recibidor era la parte más antigua de la casa, tenía la pared recubierta por unas placas de medio metro de madera de cerezo, y la parte superior era de color crema. El suelo estaba recubierto de mármol. Dejé las llaves en una mesita de al lado de la puerta y colgué el abrigo en el colgador metálico que había en una esquina, al lado de un armario de madera de cerezo, a juego con la placa de la pared,dónde guardaba los impermeables y abrigos.
-Bienvenida. El armario tiene abrigos, paraguas, botas de agua y chaquetas. Cuelga tu chaqueta en el colgador de al lado.
-¿Qué te había dicho sobre darme órdenes?- dijo ella con cierto sarcasmo.
La miré divertido y dije- Que susceptible... Además, no llevas chaqueta así que no sé de qué te quejas.
Ella me sacó la lengua de un modo infantil terriblemente encantador. No me resistí a mis impulsos, con un movimiento tan veloz que cualquier humano hubiera podido seguir con los ojos pegué mi cuerpo al suyo y acerqué nuestros rostros. Le lamí y mordí la lengua como si fuera un caramelo.
Ella se sobresaltó y trató de apartarme pero yo no la dejé. Cuando terminé la solté, me giré y dije:
- Bien, te enseñaré tu habitación.
Ella me siguió hasta el primer piso. Decidí alojarla en la habitación contigua a la mía, de pared color crema y suelo de moqueta marrón.Era espaciosa, con una cama de matrimonio de sábanas, rosa claro, situada en la pared del fondo con dos mesillas de noche de madera clara a cada lado. Un armario a juego con las mesillas en la pared derecha junto con una cómoda del mismo color del armario. Y, por último, un espejo de cuerpo entero que ocupaba toda la pared izquierda de la habitación. El único inconveniente era que no tenía ventanas, no creí que le fuera a importar.
Cuando llegamos, abrí la puerta y le dije:
-Ésta será tu habitación, espero que te guste.
Ella entró asombrada.
- Es preciosa!- exclamó- Oye, ¿cómo es que aquí todo es tan antiguo?
- Porque es una casa familiar, yo la he heredado de mis padres, ellos de sus padres... y así de generación en generación. – me encogí de hombros, sin darle importancia. Parecía que ya se le había pasado el enfado por lo de antes.
- Si me necesitas estaré en la habitación de al lado- dije.
- ¿Cómo?- dijo cautelosa.
- Tranquila, no te espiaré por un agujero en la pared ni aun que quisiera.- dije en broma.
- Idiota.- dijo molesta. De pronto la expresión de su rostro cambió y pasó a ser de curiosidad de nuevo.- Una última cosa... ¿Por qué me has traído aquí?
La verdad es que la pregunta me cogió por sorpresa, no había pensado en ello. Solo sabía que confiaba en ella como en mí mismo y que la protegería de todo, nadie iba a tocarle un pelo si yo podía evitarlo. También recordé la sensación que había tenido cuando me había imaginado siquiera que la dejaría marchar. No la dejaría marchar, por nada en el mundo. Era mía.
- ¿Sean?- su voz me sacó me mis pensamientos a la vez que provocaba en mí una sensación indescriptible, era como estar eufórico y a la vez estar corriendo una maratón.
Me di la vuelta e hice ademán de irme cuando ella me cogió por el brazo, me miró a los ojos y dijo:
-Responde.- « Que insistente», pensé distraído sin saber que decirle.
Aún no tenía del todo claro que estaba ocurriendo, pero tenía una teoría. Decidí arriesgarme:
- ¿Tú lo has notado?-empecé.
- ¿El qué?- dijo con curiosidad.
Me eché atrás de golpe, seguramente ella no lo había notado.
- Nada.- dije.
Y antes de que ella me pudiera decir algo más me fui sin decir nada. Necesitaba pensar,
« ¿Podría tratarse de un lazo?».
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Luna de sangre
خيال (فانتازيا)¿Nunca has pensado que el karma es el mayor cabrón del mundo? Bien pues digamos que a mi no me va muy bien en el amor... ni en la amistad... solo tengo una amiga, Jessica, mi mejor amiga. Pero saco muy buenas notas, mirad el lado positivo, soy una e...