Parte sin título 15

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SEAN

Me desperté en la cama de Skye.

Olía a ella. Olía demasiado a ella pensé alarmado. Abrí los ojos y vi que había sangre por las sábanas. Entonces lo recordé todo.

- ¿Qué he hecho?- dije en voz baja mientras sentía cómo un oscuro e intenso sentimiento ocupaba mi corazón. Rabia. Me sentía furioso conmigo mismo por no haber podido controlar al lobo, ahora ella seguramente estaría en algún lugar de la casa asustada. Y no se lo reprocharía, hasta yo mismo estaba asustado de lo que había hecho.

-¡Buenos días!- dijo una voz alegre mientras una cabecita pelirroja de ojos azules.

Al no haber respuesta por mi parte, ella entró en la habitación.

- Sean...- dijo con cautela.- ¿Qué pasa?

Se acercó a mí y me puso una mano en el hombro, dándome un apoyo que enseguida rechacé.

- Ha sido mi culpa, yo... perdí los estribos. La dañé.

Kyle no entendía nada, podía deducirlo por su rostro. Miré las sábanas sangrientas, ella siguió mi mirada y abrió los ojos desmesuradamente.

Un restallido atravesó el silencio formado hasta ese momento.

La miré confuso, me había abofeteado.

- ¡¿Cómo se te ocurre hacerle eso?! Ella ni tan siquiera... no me lo puedo creer... –volvió a echarle un vistazo a las sábanas.- Dios... Cuánta sangre, realmente no has podido resistirte.

Yo seguía confuso y aturdido, no sabía qué hacer. Ella me abrazó y yo se lo devolví, realmente lo necesitaba. Pasado un rato ella dijo:

- ¿Ya sabes qué hacer?

- Voy a disculparme, a recuperarla– ya había recobrado la sensatez.

- Bien. Ves a buscarla.

- ¿Dónde está?- pregunté.

Ambos nos pusimos pálidos. Roma ya hacía rato había vuelto con sus compañeros y estaban jugando alegremente pero ella no estaba con ellos.

La buscamos por toda la casa, mi corazón se congeló. Ella no estaba. Ni tan siquiera podía sentir su rastro ni oler su delicioso aroma.

- Kyle...- dije nervioso, a punto de llegar a la histeria.

- Tú mejor que nadie debes saber dónde está.

Entonces un recuerdo me vino a la mente, el día anterior cuando me presenté a Jenna en la cafetería:

((- Así que tú y Skye os conocéis...- dijo ella.

- Somos amigos.- aunque esas palabras no me agradaron para nada, quería que fuera mía.

- Vaya, cada vez tiene amigos másextraños.- se puso a reír. La miré aturdido ¿había pasado algo gracioso?

- Y bien, ¿sois amigas?- pregunté haciendo caso omiso a su risa.

- No, más que eso. Yo diría que somos como...- puso cara de estar pensando, cómo si no lo tuviera claro- como hermanas. Claro que yo soy la mayor.- me guiñó un ojo- ya sabes cómo es...un caso perdido! Aunque a veces me parece que para ella soy más como una madre, que le vamos a hacer... la quiero igual.))

Fui corriendo a vestirme. Ya sabía dónde estaba.

Luna de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora