Parte sin título 22

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Cuando me dieron la noticia me volví loco... Skye... habían encontrado su rastro... no me lo podía creer, enseguida fui a ver al cabrón de Víctor... Joder, como realmente fuera de Skye ese rastro no iba a responder a mis actos.

Varios miembros de mi manada me siguieron hasta la casa de ese mal nacido.

Vivía en una casa de dos pisos en un edificio pero su "base" de narcotraficantes se encontraba en una fábrica abandonada que ahora la usaba de almacén.

Primero fuimos a su casa, que conocíamos la ubicación gracias a ciertos "accidentes" anteriores con mis chicos. Nadie respondió y después de echar abajo la puerta comprobamos que no hubiera nadie en la casa.

Salimos y nos dirigimos a las afueras dónde estaba la fábrica, el exterior estaba bastante deteriorado de color rojizo, entramos y enseguida olfateé un leve rastro de Skye, casi no se podía identificar del resto de olores pero con las ganas que tenía de volver a tenerla a mi lado no pude evitar ponerme frenético al sentir su dulzón aroma.

Andamos hasta la antesala de donde trabajaba Víctor, nos paramos nada más ver una figura que nos cortaba el paso.

- Déjame pasar. – Dije cortante, no estaba para bromas pero la figura no se movió, estaba perdiendo la paciencia - ¡Que me dejes pasar!

Ni tan siquiera un movimiento. Me abalancé furioso pero la sombra se apartó en el último momento haciendo que cayera estrepitosamente al suelo.

Me levanté mirándole con todo el odio del mundo mientras un suave gruñido surgía de mi garganta. No tenía tiempo de jugar en esos momentos, estaba a punto de encontrar a Skye y mis respuestas estaban detrás de esa puerta.

Intenté pasar pero enseguida volvió a cortarme el paso con un derechazo que me dio de lleno haciéndome tambalear hacia atrás...

Sentí arder mi labio, al tocármelo con los dedos vi que había sangre... me había reventado el labio...

- ¡¡Te voy a matar!! – perdí la cabeza y me lancé a él mientras me transformaba. Me iba a cargar a ese hijo de...

Para mi sorpresa esa sombra también se transformó en un leopardo albino con ojos azules de mi mismo tamaño... yo era un alfa, así que era raro encontrar cambiantes que no fueran alfa de mi misma altura. Era ágil y veloz pero yo más fuerte. 

Caímos al suelo, se oyó una especie de chasquido... seguramente le había dislocado el hombro pero... ¿tan fácilmente?

Solo si se lo había dislocado antes podía habérsele salido con tanta facilidad... un momento...

¿Por qué me estaba preocupando por el enemigo?

Que se jodiera.

Le lancé un zarpazo dirigido a la garganta que solo le alcanzó la pata que usó para protegerse, la sangre no tardó en salir y manchar su blanco pelaje.

Seguí atacando hasta que sentí su cuerpo casi sin vida debajo el mío.

Me retiré y volví a transformar sin girarme hacia ese ser repugnante, tendría suerte si seguía vivo después de esto.

Entramos al despacho con cautela, a saber qué nos esperaba después de ese...

- ¡Felicidades!

- ¿eh? – Dije aturdido ante la felicidad del hombre que tenía delante - ¿estás fumado?

- Nooo ¡Pero has ganado!

- ¿De qué coño estás hablando? – él me miro negando la cabeza.

- ¡La batalla! Sinceramente me esperaba más acción por parte de tu oponente pero... qué le haremos, el público está satisfecho y he ganado mucho dinero así que....

Miré a mi alrededor confuso, vi que había cámaras dónde el chico y yo habíamos combatido... Nos habían estado grabando y luego lo habían transmitido por una web de apuestas.

Furioso me giré hacia el hombre, no me gustaba que me hicieran pelear por qué si hasta el punto de casi matar a alguien. Y lo peor era que yo había entrado a trapo... me había dejado llevar.

- Tranquilo, tranquilo – dijo Víctor sentándose en su silla al ver mi rostro contrayéndose de la ira. Abrió un cajón y me tendió un fajo de billetes del tamaño de mi puño... que no era precisamente pequeño. – Aquí está tu parte.

Le miré aún con más odio si cabía mientras él me miraba ladino.

- ¿Qué has hecho? – le pregunté temiendo la respuesta.

- ¿Qué querías qué hiciera? – Replicó él - El público me pedía más emoción en mis batallas así que entonces caí en que.... No hay nada mejor que una pelea entre amantes.

Me quedé petrificado, el enfado se fue tan rápido como vino dejando paso a la desesperación y el pánico.

- ¿Amantes? – dije con mi tono exigente, quería una explicación.

- Por supuesto... la hija de Jessica, Sean... pelo largo castaño, ojos azul grisáceos... sabes de quién hab.... – no le dejé terminar, para cuando logró empezar a decir su última palabra su garganta ya estaba en el otro lado de la sala y mis garras manchadas de sangre.

Me giré hacia mi manada:

- Buscadla.

Todos se dispersaron para buscar a Skye. No podía estar muy lejos, estaba muy herida... por mi culpa.

Mierda. 

Luna de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora