1. Recuerdo...

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Desperté en mi cama,una mañana normal; el sol me daba en la cara con esa luz amarillenta y poco cálida que da en otoño. Me giré y caí al suelo,me dije torpe y me levanté, el cabello revuelto y las ojeras bien marcadas en la pálida piel de un joven,una escasa barba y no se diga el bigote,apenas unos atisbos de algo mas que una mancha verdusca. Una ducha rápida y ya estaba listo para un día mas.
Todo pasaba en mi mente mientras la brisa me golpeaba en la cara y algunos cabellos también,mi respiración agitada y las piernas acalambradas,no podía dejar de correr simplemente no podía,extrañaba mi cama,extrañaba ese sol matutino y ahora solo me queda correr; maldigo a mi amigo Damon,dijo "es buena paga" y yo de tonto le he creído. Pasó hace unas horas,eran las seis de la tarde y yo luchaba entre el calor de la tarde y poder tener algo de dinero para sobrevivir el resto del día y parte de la mañana del siguiente y llega el maldito de Damon presumiendo que en su nuevo trabajo consiguió todo,de un día para otro.
-Te lo juro Tom,no es broma,mi jefe es buena onda y paga bien,sin hacer nada,solo mirar y no decir nada-. Me contaba acelerado y me daba una palmada en la espalda. Ese bastardo me trajo con la promesa de un buen empleo y solo me dejó tirado,si tan solo pudiera detenerme. A las siente ya estábamos de camino a las afueras de la ciudad,una residencia nos esperaba con puertas de cristal blindado y guardias esparcidos como hormigas por todos lados,contuve la respiración cuando nos inspeccionaron y manosearon,en la amplia estancia estaban unos tipos con dos chicas muy guapas en cada pierna,con puros y vino tinto hablaban de lo que seguramente disfrutarían haciéndonos,claro que en ese instante no lo entendí,no entendí y solo supuse que era un negosio de drogas para niños ricos,tan equivocado estaba.
-¡Damon,joven aspirante!-. Saludo un hombre regordete con un traje de sastre blanco hueso,con una pluma roja en lugar de pañuelo y la camisa negra,barba blanca y ojos azules tan penetrantes. Pasé saliva lentamente.
-Constantino,jefe,le traje lo que le prometí-. Le comentaba mi amigo mientras le estrechaba la mano. Las piernas me temblaban.
Nos dirigimos al comedor,nos sirvieron vino y luego me desmalle o eso supongo por que no recuerdo como terminé aquí,lleno de sangre que espero no sea mía,fango y ramas secas,corriendo en medio de un bosque tan oscuro y siniestro como quienes me persiguen.

Vacío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora