s i z e d {5}

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Michael no se había movido del sillón de cuero de Luke en cuatro días.

Sus ojos ardían por mirar constantemente a la pantalla de su computadora, su cabeza dolía por leer artículo tras artículo, y se mordía ansiosamente las uñas; hábito que odiaba.

Continuó leyendo todo lo que podía encontrar sobre embarazos masculinos. Sus ojos estaban pegados a la pantalla, y su mano descansaba en su estómago haciendo pequeños círculos en su piel.

"¡Cariño, estoy en casa!" Michael no se molestó en despegar los ojos de la pantalla para recibir a Luke.

"No fue gracioso la primera ve que lo dijiste y sigue sin serlo ahora." Rodó los ojos, empujando sus lentes hacia arriba del Puente de su nariz.

"La mamá de mi bebé tan dulce como siempre." La voz de Luke se oía alegre mientras caminaba hacia la cocina.

"Y eso dejó de ser gracioso el momento en que lo dijiste fuera de la oficina del doctor." Dijo Michael, queriendo con todas sus fuerzas lanzarle la almohada que tenía a su lado.

"¿Sabes qué? Soy gracioso y gente como tú es la que alienta el problema de la depresión." Dijo Luke, volviendo a la sala de estar con dos botellas de agua en sus manos. Tomó las piernas de Michael levantándolas del sillón, se sentó, y las posó sobre su regazo.

Le ofreció una botella a Michael, pero éste sacudió la cabeza. Luke dejó la botella en el regazo de Michael.

"Necesitas mantenerte hidratado." Dijo, y Michael gruñó antes de abrir la botella y tomar un sorbo. "Buen chico." Sonrió Luke, sacando su teléfono y vagando por él. "Así que," dijo Luke, dejando su teléfono en su regazos. "Van cuatro, casi cinco semanas. ¿Dónde deja eso al bebé Hemmings?"

"Disculpa, ¿bebé Hemmings? De nuevo, ¿quién lleva al bebé dentro?" Michael preguntó.

"Exacto, tú lo llevas. Eso me da derecho a escoger el apodo." Explicó Luke pobremente.

"Eso no tiene sentido." Michael sacudió la cabeza y Luke hizo un puchero.

"no tienes sentido."

Michael resopló ante su respuesta, dando click en alguna parte de la computadora para ver el email.

"Ya que lo preguntas, nuestro bebé está en algún lugar entre un grano de pimienta y una semilla de granada justo ahora." Michael dijo.

Luke sonrió. Amaba cuando Michael hablaba sobre su bebé. Simplemente porque era su bebé. Era mitad de Luke y mitad de Michael. Era la oportunidad de finalmente empezar una familia, y lo estaba haciendo todo con su mejor amigo.

"¿En serio?" Preguntó, y Michael subió su dedo índice y pulgar, manteniéndolos relativamente cerca.

"Así de grande." Dijo Michael, Luke sonrió, pensando en cómo esa cosa tan pequeña iba a impactar en su vida tanto. "Además, el doctor nos mandó algunas cosas de las que tenemos que hablar." Dijo Michael, ojeando el email.

"¿Cómo que?" Preguntó Luke, mirando hacia la laptop de Michael, como si pudiera leer lo que estaba en la pantalla.

"De la semana cuatro a la veintiocho tendré que ver al doctor una vez el mes. Después, de la semana veintiochos la treinta y seis la veré cada dls semanas. Las últimas cuatro semanas la veré una vez por semana." Leyó Michael. Estaba feliz de tener tan grandiosa e interesada doctora, él le había explicado cuán perdido estaba en el tema, y ella había estado encantada de mandarle emails para que pudiera entender un poco más. "Recomienda que comience a tomar vitaminas prenatales de inmediato." Michael añadió.

"Creí que sólo las necesitarías si estabas tratando de concebir." Dijo Luke. Michael sacudió la cabeza.

"Ayudan al bebé a crecer y mantenerse sano durante el embarazo." Dijo Michael.

Michael miró al email un par de veces más.

"También recomienda que nos aseguremos de tener un lugar estable para vivir." Dijo hacia Luke, y él lo miró curiosamente.

"Lo tienes, vives aquí." Dijo, más como pregunta que como algo más.

Michael asintió. "Sí, pero deberíamos buscarme un lugar para vivir cuando el bebé nazca."

"¿Qué te hace pensar que no vivirás aquí cuando el bebé nazca." Luke preguntó.

"No me quieres aquí después de que el bebé venga, ¿cierto?" Michael preguntó.

"¡Claro que lo hago!" Dijo a la defensiva.

"Es demasiado por lo que preocuparse, Luke. No podrás vivir tu vida como quieres, ya lo sabes. Las cosas serán diferentes si el bebé y yo nos quedamos." Dijo Michael.

"Michael, es mi bebé. Ya estoy en esto. ¿A quién le importa si las cosas son diferentes? Justo ahora, tú y ese bebé son mi vida. Nada más y nadie más." Dijo Luke firmemente y Michael asintió.

"Bien, así que convertiremos el cuarto de invitados en mío y del bebé hasta que tengamos un mejor plan." Michael asintió. "Finalmente, ella quiere que tengamos en cuenta el gran riesgo de aborto que hay en los embarazos masculinos. Dice que es importante que tenga cuidado en el tercer trimestre como cualquier futura madre lo estaría, y más si se puede." Leyó Michael, mordiendo su labio nerviosamente.

Luke asintió, viendo cómo Michael posaba su mano izquierda sobre su estómago de nuevo.

"Haces eso demasiado." Luke sonrió. Michael levantó las cejas.

"¿Hacer qué?"

Luke apuntó a la mano de Michael.

"Poner tú mano ahí."

Michael muros hacia abajo, sonriendo un poco cuando pensó en el pequeño grano de pimienta que estaría en sus brazos en septiembre. Pensó en sus pequeñas manos que harían las suyas parecer gigantes. Pensó en sus ojos, y cómo esperaba que tuviera los brillantes ojos azules de Luke. Pensó en todo lo que estaba creciendo dentro de él, y todo lo que sería algún día su bebé. El bebé de ambos.

"Me gusta pensar que la ayuda a saber que estoy aquí, esperándola." Michael sonrió.

Luke miró hacia sus propias manos, posadas en su regazo. Con una, alcanzó el estómago de Michael y la descansó en él.

"Quiero hacerla saber que estoy aquí también." Dijo. Michael sonrió, disfrutando el pequeño momento que estaban teniendo con su bebé que apenas crecía. "Así sabrá que no se quedará sola con alguien absurdo como tú." Luke sonrió hacia Michael, Michael tomó la almohada que estaba a su lado y golpeó a Luke con ella una vez o dos.

Baby boom ;; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora