"Love me Better" Jarley [REESCRIBIENDO Y EDITANDO]

♦️Capítulo 10♦️

Terminó su mensaje, dejando una lectura codificada, dirigida a Batman.

—Alfred, descifrarlo. —dijo el hombre de negro, antes de salir en su batimóvil.
—Se encuentra en una fábrica abandonada, cerca del muelle. —mencionó Alfred, enviándole la ubicación.

[•••]

Una vez que Batman llegó a la ubicación donde el payaso del crimen lo había citado, bajo de su auto, y comenzó a rondar el lugar, buscando rastros de su enemigo.

"¡Ha...Ha...Ha!"

Escuchó a lo lejos el hombre de negro. Mientras las luces se encendían, mostrando una pantalla pequeña que se encontraba justo frente a Batman.

—¡Hola Bats! —se escuchó de nuevo la voz del payaso.
—Joker...¿Dónde estás? ¿Dónde tienes a los rehenes? —le preguntó a la imagen del televisor.
—Oh, no. Está vez no están conmigo. ¿Te suena la Estación de Policía? —dijo riendo eufóricamente, junto con una risa femenina detrás suyo.

—Gordon. —se dijo a él mismo alertando a el comisionado.— Harleen, ¿dónde la tienes?
—¿Harleen? —cuestionó aparentando confusión.
—Cariño, ¿conoces a una tal Harleen? —le preguntó el payaso a la sombra detrás suyo.

"No, pastelito."

Dijo finalmente la arlequín acercándose a la cámara.

—¡Hola Batsy! —dijo sonriendo ampliamente.
—Harleen, ¿Acaso no querías cambiar, alejarte de ese payaso y del crimen? —preguntó el hombre frente la pantalla dirigiéndose a la chica.

Ella sólo recordó su conversación y la promesa que se hizo a ella misma, y que ahora había roto.

"Alejarme del crimen y de mí Puddin'."

No pudo evitar sollozar al recordar eso, pero devolvió la conciencia al escuchar a su pastelito hablarle.

—¡Harleen, responde! —le replicó Batman.
—¿Eso es cierto? ¡¿Acaso hablaste con el murciélago a mis espaldas?! —la cuestionó gritando, el hombre de cabellos verdes.
—Lo estás confundiendo amorcito. Cuando estaba en el Asilo, él vino a visitarme y hablamos de enmascarado a enmascarado, solamente fue eso. —respondió calmada pero a la vez asustada, retrocediendo.
—¡Mientes! —volvió a gritar antes de propinarle una bofetada.

Ella cayó al suelo, sollozando y sobándose la mejilla rojiza.

—Rojita tenía razón. —se limitó a decir la chica corriendo hacía la puerta principal.
—¡No te atrevas a salir, Harley! —le advirtió el hombre de piel pálida.
—¿Y si lo hago, qué? —cuestionó desafiante, alzando la mirada y deteniendo su andar.
—¡Te asesinaré! —gritó acercándose peligrosamente.
—Lo sabía. —dijo antes de salir, mostrando así, su ubicación.