♦️Capítulo 20♦️

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Un año ha pasado desde que Harley se había ido a vivir con su hermana, temporalmente. Una fuerte y risueña bebé había nacido.

—¿Cómo se llamará? —preguntó sonriente a su hermana.
—Lucy. Lucy Quinzel. —le dijo, tomándole la pequeña manita a su hija, quién apenas podía tomar su dedo meñique con toda su mano.

Después de pensar algunos meses más al lado de su hija y hermana, Harley por fin regresaría a Ciudad Gótica, su hogar, o eso creía.

—¿A qué hora llega esa loca? —habló desesperada la pelirroja, agitando sus lentes obscuros con la nariz.
—No tarda. ¡Mira! —exclamó alegre Selina, al ver a su amiga agitar la mano mientras saltaba a lo lejos, acercándose a ellas.
—¡Chicas! —gritó corriendo a abrazarlas sin importarle el equipaje.

Al llegar a su encuentro, el trío lloró de alegría al reencontrarse una vez más. Después de eso, la rubia les contó cómo le había ido en su viaje aunque omitiendo algunos detalles, que después le contaría a Selina, que también estaba involucrada en eso. Llegaron a casa de Ivy por la tarde y se pusieron al día en cuanto a sus típicos atracos nocturnos.

—¡Las Sirenas de Gótica, han regresado! —gritó con euforia la arlequín, riendo junto con sus compañeras acompañadas de las sirenas de las patrullas que se acercaban.

[•••]

—¿Hay algo que lo inquiete, mí señor? —dijo Alfred, intrigado ante la tensión del ambiente en la cena de esa, peculiar, noche.
—Harley Quinn regresó a la ciudad. —soltó simplemente; Bruce Wayne, mirando de reojo a Jason.
—No cabe duda. —asintió el joven.
—Oh, ya veo. ¿Y qué harán al respecto? —comentó el mayordomo.
—Hasta que se presente formalmente ante nosotros. —habló Bruce.
—Actuaremos. —terminó la frase, Jason.

La mañana siguiente, a Harley le pareció espléndida. Había vuelto a casa. Pero también se sentía vacía, sentía que algo faltaba en su alocada vida. Claro, faltaba su pastelito. Harley suspiraba, mientras miraba a través de su ventana y recordaba todos esos momentos qué pasó con él. Recordaba aquellos momentos en los que creyó que la amaba.

Años atrás...

Harley tenía una pistola cargada en su mano, estaba apuntando a el Joker.

—¡No me dejarás! ¡No lo harás! —gritaba sin despegarle la vista a el hombre frente a ella. —Te he demostrado cuánto te amo. ¡Sólo acéptalo! ¿Por qué lo niegas?—le dijo, bajando la pistola y poniéndola en su cintura para tomar la cara de él, entre sus manos.
—Entiendo, entiendo, entiendo. —habló el Joker, soltándose de su agarre. —Yo...no soy una persona que debe ser amada. Soy una idea, una retorcida idea. Soy un estado de ánimo con constantes cambios. Soy una persona sin escrúpulos ni sentimientos. —o al menos debo serlo, se dijo en la mente. —El mismo Batman lo ha dicho y te lo ha demostrado. —pronunció el nombre de su nemesis con desprecio. —¿Sabes, Harley? Yo, tengo un plan, y desgraciadamente, no eres parte de él. —se acercó lo suficientemente a la chica como para motivarla a que volviera apuntarle a la cabeza con la pistola; la chica de nuevo frunció el ceño.
—Hazlo. —le exigía indiferente el payaso.
—¿El amor te asusta y una pistola no? —habló con nostalgia y una lagrima recorrió su mejilla.

El Guasón, en un acto rápido, le quitó el arma de la mano y le sonrió ampliamente.

—En efecto, querida. Yo, no le temo a nada ni nadie. —le dijo tomándola de la barbilla antes de besarla.

Volviendo a la actualidad...

Harley volvió a suspirar. Pero luego se enfureció y miró su reflejo en la ventana.

—Mírate. —se dijo a ella misma, tocando el vidrio. —¿En qué te has convertido, Harleen? Ya es tarde para querer regresar a la normalidad. —se dijo lo último en la mente. —Ese patán te ha convertido en esto. Y de cierto punto se lo agradezco, pero también me enfurece que sólo haya hecho todo eso por...¿por qué lo habrá hecho? —se volvió a cuestionar en su mente. —¿Y si realmente me ame? En lo más profundo de su corazón.

Fue sacado rápidamente de sus pensamientos por Selina, quién se encontraba en el marco de la puerta, carraspeando la cargando y chasqueando la lengua para llamar la atención de la rubia.

—Hola. —saludó simplemente, la chica gato.
—Hola.
—¿Sabes de qué quiero hablarte, cierto?
—Si. Ven, siéntate. —la invitó a sentarse en la cama.
—¿Y bien? ¿Cómo está tu hermana? —dijo sonriente.
—Ella...esta bien. —dijo tratando de sonreír.
—Supongo que te ayudó con...tu problema. —le sonrió para animarla.
—Si, así es. —Harley sonrío al recordar a su pequeña hija. —Es una fuerte y linda bebé.
—¿Así que es niña?
—Si, y tiene los ojos verdes y el cabello rubio. —su sonrisa se borró por unos instantes, los ojos cómo su padre, pensó.
—Seguro es igual de hermosa que su madre. —le tomó las manos a su amiga, sonriéndole.
—Mi hermana se ha encariñado mucho con ella.
—¿Y cuál es su nombre?
—Su nombre es Lucy, Lucy Quinzel.
—Que lindo nombre.
—Si, mi hermana dijo lo mismo. —volvió a sonreír e imaginó la carita de su hija.

"Love me Better" Jarley [REESCRIBIENDO Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora