Capítulo 1

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No por favor, otra vez el despertador, si me acabo de dormir. Una noche más que me han dado las mil y nuevamente me cuesta la propia vida levantarme. Debo ponerme las pilas en este tema no puede ser que siempre me ocurra lo mismo. En fin, hora de ir a trabajar.

Me desperezo lentamente, me encanta remolonear en la cama, siempre me decía que parecía un osito panda, eso me hace sonreír, de vez en cuando me gusta recordar nuestras tonterías. Estamos en el mes de septiembre y aún hace un calor tremendo, aunque claro, viviendo en el sur de España te diré que puede que lleguemos a noviembre en sandalias y camiseta de manga corta. Resido en Málaga, aunque nací en Madrid. Elegí ese destino por mi trabajo, y luego me enamoré.

Lo primero que hago nada más levantarme es darme una ducha, sino no soy persona. Mi rutina mañanera no es muy allá, me gusta arreglarme y por mi trabajo debo ir decente pero tampoco soy de las que se tiran horas y horas delante de un espejo. Ahora tendría una mirada de "eso no te lo crees ni tú" pero solo estamos mi espejo y yo.

Una vez maquillada y con el pelo...dejémoslo en que mi melena está pasable, me pongo mis vaqueros y una camisa blanca, es un básico que me encanta y aunque se vea simple, un collar llamativo y unos zapatos de tacón harán el resto, bueno y un buen perfume, para mí eso es indispensable. ¡Lista! Normalmente desayuno en casa mi tostada, zumo de naranja y café, pero hoy tengo que ir antes al estudio. Mi nueva clienta, por su trabajo, solo puede reunirse tempranito y bueno, intento hacerle la vida fácil y más en este caso que está atacada de los nervios. Mi pequeña empresa se dedica a la organización de eventos en general, desde una boda, un cóctel, un cumple, etc, y sí, me encanta mi trabajo. Bueno hay veces que es tedioso porque los eventos formales conllevan gente muy formal, y no es que no me sienta a gusto en ese ámbito, sino que tengo que tragar con muchas cosas, pero luego tiene sus recompensas, como viajar, conocer gente.

Me dirijo al estudio andando, está muy cerca de mi casa y aún hace un clima estupendo para pasear, a no ser que tenga que cargar con atrezo o tenga que dirigirme a otro lugar prefiero andar.
-¡Buenos días!, ¿hay alguien?.-
Qué raro Lola me dijo que vendría sobre las ocho para adelantar algo de trabajo. Me prepararé para cuando Luisa venga.
-¡Joder!, que susto Lola, pensé que aún no habías llegado.- le grito.
-Uhhhh, alguien está de lunes, no te oí entrar.- me dice ella.
-He preguntado si había alguien, y al no recibir respuesta he deducido que no.- le digo aún con el susto en el cuerpo.
-Ya te dije que vendría a las ocho para ir planificando el "Gran día de Luisa", ¿quieres un café?.-
-Si, gracias aún no he desayunado, pero solo café, cuando Luisa se vaya desayunamos juntas.-
Sí, Luisa es la mujer atacada de los nervios porque su prometido le dijo que quería casarse con ella en tan solo seis meses. Por eso buscó por internet una empresa que se dedicase a organizar bodas y gracias a las reseñas de las redes sociales decidió contar con nosotras. La verdad que es una mujer encantadora, tiene unas ocurrencias que muchas veces me hace tener ataques de risa hasta hacerme pipí.


Mi compañera ha ido a recibir a nuestra clienta mientras yo preparo mi mesa, aunque soy ordenada siempre me gusta tenerlo todo a mano.
-Hola Luisa, buenos días, ¿como estás?- le digo a mi clienta levantándome de la silla para darle dos besos.
-Atacada, esta mañana me ha llamado mi madre para decirme que unos tíos del pueblo que no pensaban venir porque son muy mayores, han decidido que sí, que a la boda de la niña tienen que asistir, así sea en silla de ruedas y enganchados a una bombona de oxígeno. Y claro ya le he dicho a mi madre que a una semana de la boda como iba a ser eso, a una semana Chloe, tú te lo puedes creer. Y claro a ver quién es la guapa que le dice a mi madre que no puede traer a sus tíos porque ya están todas las mesas cerradas...-
-Luisa, Luisa, tranquila, Luisa...-
-Lo siento de verdad que me da un ataque de lengua y no paro, pero es que vengo que trino .-
-Se que son muchas cosas, pero no te preocupes para eso estamos nosotras aquí para ayudaros, dime, cuantas personas más van a venir.-
-Luisa te iba a ofrecer un café, pero creo que una tila te irá mejor.- le dice Lola con un poco de guasa.
-No Lola, en realidad tengo que irme ya, solo quería avisaros de la buena nueva de mi queridísima madre.-responde ella agobiada.
-Tranquilízate, tomate la tila con nosotras, respira hondo y buscamos la solución, ¿de acuerdo?.- asentí a Lola para que le trajese la tila mientras tomaba la mano de Luisa para transmitirle mi comprensión y paz.
Creo que por eso me desenvuelvo tan bien en este tipo de negocios, mi paciencia es infinita y mi sonrisa eterna siempre me han abierto muchos caminos, o eso me decía él.
Por fin pude tranquilizar a la pobre mujer, la verdad que la entiendo las bodas de gente con tradiciones tan arraigadas son complicadas y más si las dos familias quieren entrar en los preparativos. Menos mal que Lola y yo hemos sabido camelarnos a las respectivas mamás y todo ha ido bien.
Una vez que terminamos con Luisa, yéndose algo más tranquila, Lola y yo nos pusimos a desayunar, esa mañana no teníamos más reuniones, me dedicaría a solucionar el berenjenal de Luisa y su familia.

-Y qué, ¿alguna novedad al frente?.- me pregunta Lola con una leve sonrisa.
-Alguna novedad de qué.- le ataco.
-No sé, has conocido a alguien interesante últimamente.-
-Lola, no empieces por favor, ya sabes que no estoy en ese momento.- le remarco haciendo comillas con los dedos.
-Oh venga, ya han pasado dos años no me digas que no es tiempo, porque sabes perfectamente que ya es hora de rehacer tu vida, eres joven Chloe, y guapa, e inteligente. Seguro que cualquier hombre está más que encantado de compartir algo contigo.-
-El caso es que la que no quiere soy yo. Estoy muy bien así, sin dar explicaciones a nadie. Además no me puedes reprochar que no he rehecho mi vida porque no es así. Sabes de sobra que salgo con mis amigos por ahí, realizo varias actividades de ocio, que más quieres que haga.- le repliqué un poco molesta.
-Yo solo quiero volver a ver ese brillo en tus ojos Chloe, ya no lo tienes, sé que es duro, de hecho no me puedo imaginar nada igual, pero eres joven y aún tienes mucho que vivir, tú misma me dijiste que querías ser mamá. Ya tienes treinta años y no pienses que tu útero estará ahí de por vida.-
-Bueno existe la adopción, es una opción válida como otra cualquiera, o un donante anónimo, tengo varias opciones como ves no necesito un hombre.-
-Y los valores familiares, siempre has querido una unidad familiar Chloe.-
-Correcto, pero las cosas han cambiado, él ya no está, por lo tanto hay que amoldarse a los nuevos tiempos.-
-En fin, supongo que esas cosas llegan y aún no es tu momento.- me dice Lola con una mirada tierna en su rostro.

La verdad que agradezco que se preocupe por mí, pero como ella bien ha dicho, aún no es mi momento. Quizás el mío ya pasó con Fran, no sé, prefiero no meterme en ese jardín que ya sé cómo voy a salir.

El resto del día ha ido tranquilo sin ningún contratiempo, y menos mal la boda de Luisa hace por diez. Tener que meter a sus tíos-abuelos en las mesas cuando está todo bastante ajustado es complicado. Menos mal que el encargado del salón es muy apañado y me ha dado una solución. Tengo que llamar a Luisa para que respire tranquila.



Necesito relajarme. Sí, eso es lo que necesito. El día de hoy no ha sido intenso, pero la boda es el sábado y los tres días previos serán una auténtica batalla campal. Siempre me pasa lo mismo durante el proceso estoy encantada creando y dejando volar mi imaginación, ahora, la semana del evento en cuestión es horrible y solo deseo que pase todo. Paciencia, solo quedan cinco días. ¡Ánimo campeona!

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora