Capítulo 8

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     Siento claridad a través de mis párpados, poco a poco voy despertando y veo que sigo en el sofá con una manta de lana gruesa por encima. Ayer me quedé dormida en brazos de Rubén, recuerdo que me dijo algo o quizás lo soñé. Sonaba muy real, pero también mi mente me ha jugado malas pasadas durante estos días. El no está por ningún lado, pensé que ya se habría levantado pero no se escucha ningún ruido. Subo a mi habitación para asearme un poco, debo de tener una pinta horrible.
     Me atrevo a abrir la puerta de la habitación de Rubén para comprobar si está durmiendo aún, y así es, veo un bulto moverse en la cama. Cierro la puerta con cuidado de no despertarlo. Un poco de decepción invade mi cuerpo, pensé que quizás él hubiese dormido a mi lado, pero para ser justos, hubiese sido una odisea en un espacio tan pequeño.
Quiero sorprender a Rubén preparando el desayuno, preparo café y caliento leche en una jarra, no sé cómo lo toma él, así que preparó un poco de todo. Veo unos cruasanes que tienen una pinta increíble y decido que ese va a ser nuestro desayuno. Los caliento en la sartén con un poco de mantequilla y de mientras dispongo en la bandeja la jarra con leche, las tazas, el café, azúcar, mermelada, miel...no sé si podré con todo esto.
Cuando tengo todo listo, subo a su cuarto, entro sigilosamente y depósito la bandeja en la cómoda que hay nada más entrar. Me acerco a su cama y creo que me da un infarto cuando veo a Rubén sin camiseta, con el torso al descubierto y la sábana tapándole algunas zonas. La imagen es de quitar el hipo, es verdad que Rubén está muy bueno, pero es que esto se pasa de rosca. Lo único que me apetece ahora mismo es pasar mi lengua por todos los rincones de su cuerpo.

-¿Vas a quedarte ahí parada toda la mañana, mirándome?.-escucho que dice sonriendo pero con los ojos cerrados.
Pillada.
-Buenos días, yo solo estaba pensando si debía despertarte o no...-
-Ya...entiendo. ¿Y que has decidido entonces?-
-A la vista está que estás más que despierto.-digo para obviar que me ha cazado de pleno babeando por él.
-Si te parece me hago el dormido otra vez, me gustaría saber cómo pensabas despertarme...¡Ey!.- Si, le acabo de lanzar una almohada encima, que poca vergüenza tiene este tío. Siempre me hace querer desaparecer de la faz de la tierra. Sin darme cuenta, Rubén en un movimiento ágil me ha arrastrado a su cama agarrándome por la muñeca, y por arte de magia me encuentro bajo su cuerpo, con sus manos agarrando mis muñecas y su cara a pocos centímetros de la mía.
-Buenos días preciosa, como has dormido.-
-Bien, muy bien.-
-No quería haberte dejado solita, pero cuando me caí del sofá y te apoderaste de él, me fue imposible volver a echarme. No quería despertarte tampoco, se te veía muy a gusto. Así que, muy a mi pesar, me tuve que venir a dormir solito. ¿Me recompensarás por haberme echado de tu lado?.-
-Yo, lo siento, no era...- y sus labios callaron mi verborrea sin sentido.
-Calla y dame mi beso de buenos días.- continuamos besándonos por un largo rato, yo tumbada en su cama con el encima mío sin camiseta me estaba volviendo loca. Mi vientre no paraba de mandar descargas a mi parte más íntima, mis pechos cada vez estaban más duros y mis pezones resaltaban a través de mi camiseta. Las manos de Rubén empezaron a viajar por todo mi cuerpo, apretándose más a mi, pudiéndolo sentir en todo su esplendor. Sus manos habían entrado en contacto con mi piel levantándome la camiseta un poco. Creo que voy a explotar de un momento a otro. Quiero más, necesito sentirlo más.

-Preciosa, tenemos que parar. No así, no contigo. Me muero de ganas pero quiero que lo recuerdes por el resto de tu vida.- ¿en serio? ¿él piensa que no voy a recordar mi primera vez con él? estamos locos o que. Si sus besos hacen que moje siempre mis bragas, sentir su cuerpo desnudo, no sé, quizá me deje tonta para el resto de mis días. ¡Joder! Ahora la desesperada parece que soy yo, y eso que me negaba al principio.

Le sonrio como puedo, para que no note mi decepción, me muevo un poco para salir de su agarre.
-He traído el desayuno, no sabía que tomabas así que puse un poco de todo.-
-Café con leche y azúcar por favor, ¿viste los cruasanes que había en la mesa?.-asentí con la cabeza, mientras me levantaba por la bandeja.
-Café con leche y azúcar para el señor, ¿cruasán con mermelada de melocotón?.-Rubén asiente sonriéndome.
-Creo que podría acostumbrarme a esto todos los días.-
-No te hagas ilusiones, que hoy me haya despertado temprano no quiere decir que ocurra siempre, quizás tengas que ser tú el que me prepare el desayuno a mí.-
-Será un placer despertarme todos los días y traerte el desayuno a la cama, de hecho será un placer, despertarme contigo todos los días.-
-Rubén...no, yo...no me puedes decir esas cosas y quedarte tan tranquilo. Me dejas siempre sin palabras. Me gusta lo que pasa entre nosotros, pero necesito que siga su curso sin adelantar acontecimientos.-
-Chloe, no quiero ir deprisa en esto, pero lo que sí sé es que me atraes muchísimo al igual que yo a ti. Llegará un momento en el que dormiremos juntos. Con lo cual, nos despertaremos juntos, y entonces es cuando los dos vamos a querer repetirlo día tras día. ¿No crees tú lo mismo?.-
-Pues no lo sé, pero tampoco estoy acostumbrada a hablar de estos temas, así tan libremente. Me da un poco de vergüenza.-mi cara tiene que ser un poema.
-Lo siento, no quiero hacerte sentir incómoda, dejaré que todo siga su curso, pero ahora ven aquí a desayunar conmigo anda.-

Me siento en la cama al lado de Rubén, le paso un cruasán y el lo muerde con cara de satisfacción, besa mi hombro y me sonríe. Cualquiera que nos vea desde fuera pensaría que somos una pareja consolidada desde hace años. Nuestra relación es tan intensa desde el principio, que es normal todo lo que estamos viviendo en tan poco tiempo.

-¿Te apetece ir a montar a caballo? Hace un día estupendo y unos amigos tienen unas cuadras cerca de aquí.- Mi cara se ilumina, me encantaría montar a caballo, se lo hago saber asintiendo rápidamente como una niña pequeña a la que le acaban de prometer todas las chuches del mundo.
-¡Eso sería genial!.- me lanzo a sus brazos, para agradecerle su propuesta, y él no pierde el tiempo para atraparme en sus brazos y besuquearme haciéndome cosquillas. En serio, parecemos dos niñitos.
Ya duchada, peinada, vestida y levemente maquillada, bajo al salón dónde Rubén ya está esperándome. Me he puesto unos pantalones elásticos azul marino con un jersey de ochos en gris perla muy calentito. Mis botas Mou grises y un pañuelo gris con jaspeado azul. Me pongo mi anorak, aunque el sol esté fuera, hace fresquito, no creo que pasemos de los diez grados.
Rubén lleva unos pantalones vaqueros y un jersey verde con cuello de pico, una bufanda gris muy bonita de espiga y un gorro a juego con el que está muy gracioso y tremendamente bueno. Se pone su plumífero y me tiende la mano para dirigirnos al coche. Al parecer no está muy lejos, pero como vamos a pasar todo el día fuera, no quiere volver andando de noche.

El camino a los establos es increíble, el verde de los árboles es muy vivo, me siento muy feliz aquí, necesitaba esto después de tantos meses de trabajo duro. Por cierto, tengo que hablar con Lola. No sé nada de ella desde el sábado de la boda. Estamos solo a Martes, pero tengo la sensación que ha pasado una eternidad. Cuando el coche se detiene, puedo ver unas casitas de madera paralelas unas a otras, rodeadas por unas vallas también de madera. Al final se ve como unos circuitos, me imagino que ahí es donde entrenan a los caballos.

Rubén se dirige a un grupo de personas que al percatarse de su presencia no dudan en ir hacia él dándole un sonoro abrazo, yo le he seguido pero permanezco algo apartada para no molestar. Una vez que ha saludado a todos, se gira en mi dirección y tendiéndome la mano me indica con la cabeza que me acerque para hacer las presentaciones

-Ella es Chloe, una...amiga que ha venido a disfrutar de la cabaña y su entorno.-dice él sonriente mirándome, ya que se ha pensado como presentarme, lo sé.-Chloe, ellos son mis amigos, Jose, Christian, Alvaro y su mujer Erica.-
-Hola, encantada de conoceros.-les digo dando dos besos a cada uno. Jose es de mi estatura, parece muy agradable, no es que sea un tiarron como sus acompañantes, tiene un algo, es ese tipo de personas que cuando las conoces sabes que son buena gente. Christian es más alto, más del estilo de Rubén, tipo guapete y con buen porte. Alvaro es muy guapo también, rubio con ojos claros, parece nórdico todo lo contrario a su mujer, Erika, que es muy morena, tiene una figura muy bonita, se ve que esta gente se cuida.
     Mientras nos dirigimos a los establos, me preguntan de dónde soy, a que me dedico, para ir conociéndonos. Son muy agradables y desde minuto uno me han hecho sentir una más.
Me doy cuenta que Rubén se ha quedado rezagado hablando con Christian, no sé que es lo que se están diciendo pero Rubén parece algo molesto. Cuando este se percata que le estoy mirando, sonríe y avanza más rápido hasta alcanzarme. Agarra mi mano de manera posesiva, parece que está marcando territorio, para continuar así el resto del trayecto.
Si no fuese porque me parece imposible, diría que la conversación de esos dos ha sido lo que ha provocado que Rubén actúe así delante del resto. Me ha presentado como amiga, pero con este gesto da a entender que entre nosotros hay algo más.
Vaya león de manada me ha salido el moreno.

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora