Capítulo 7

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     El resto de la comida fue tranquila, conversamos animadamente y planificamos que hacer en la tarde. Si que es cierto que en todo momento nos buscábamos con la mirada y también provocábamos algún contacto como que no quiere la cosa. Creo que esto se está convirtiendo en un juego de fuego en el que nos podemos quemar sino se juega bien la partida. Pero me gusta, el tira y afloja de ambos me resulta atrayente y hace que desee más estar con él.
     Me dirijo a mi habitación para cambiarme, Rubén quiere que vayamos a pasear, ha sido un viaje agotador, sobre todo para él, y así puedo ir haciéndome con el entorno.

     No he modificado mucho mi atuendo, solo me he puesto un jersey y unas botas, aquí hace bastante más frío que en Málaga, también estamos en la montaña. Tocan a mi puerta, elijo un anorak y me dirijo a ella para encontrarme a un Rubén embutido en un plumífero, listo para nuestro paseo.

     Paseamos por un caminito que al parecer pertenece a la finca de Rubén, pero que no ha querido arreglar porque dice que la esencia de la ubicación de la cabaña es exactamente esa, todo como la madre tierra ha querido, y el no es nadie para cambiarlo. Me gusta, me gusta como está todo armoniosamente colocado.
     Cada vez siento el frío calarse más por mis huesos, y eso hace que me encoja. Rubén debe haberlo notado, cuando se acerca a mí y me rodea con su brazo atrayéndome a su cuerpo.

     -Está empezando a caer la noche y hace bastante frío, creo que es hora de regresar, mañana podemos volver a salir.-
     -Si, creo que por hoy ha sido suficiente, además tienes que estar agotado después de todo el viaje.-alzo mi mirada al hablar y sus ojos ya están esperando los míos. Otra vez esa sensación en mi estómago, cada vez que cruzamos nuestras miradas parece que todo a nuestro alrededor desaparece y solo somos él y yo. Y si... me lanzo y le beso. Quizás le parezca mal, no, el antes estuvo a punto de besarme. Tampoco estamos en la postura más cómoda del mundo para que el beso sea continuado, si le doy un simple pico parecerá que estamos en el colegio. Puedo girarme y pillarle por sorpresa y lanzarme a sus labios. Y si con los nervios soy muy brusca y le noqueo...deja ya las tonterías Chloe, ahora sí que pareces una niña pequeña. Y si...y si...déjate de tantas suposiciones y ataca ahora.
     -Ya hemos llegado, te parece si nos duchamos, así también entraremos en calor y luego vemos una peli mientras cenamos.-
     -¿¿¿Que???, du-du-ducharnos...¿juntos?-Debo de sonar patética porque Rubén ha estallado en una carcajada.
     -Bueno, no es mala idea, pero no creo que estés preparada aún para compartir algo tan íntimo. Me refería...-
     -¡Oh! claro que tonta, si perdona, me has pillado desprevenida y la manera en la que lo has dicho pues, bueno te he entendido mal. Perdona.- eso me pasa por andar pensando en comerle los morros de camino a casa. Ahora mismo me daría de cabezazos contra la pared.
     -Nos vemos luego.-me guiña un ojo y se pierde escaleras arriba. Me quiero morir.

     Una vez en el baño, veo que hay un albornoz, toallas y también productos de aseo. Saco mis cosas del neceser y abro el grifo de la ducha para que se vaya calentando el agua. Lavo mi cabello, masajeando el cuero cabelludo sin dejar de pensar en lo ocurrido abajo. Enjabono mi cuerpo con un poco de rabia por tonta, como he podido pifiarla de esa manera. Por último me hidrato con mi aceite corporal que huele...me encanta el olor que deja en mi piel, quizás a Rubén también le guste. ¡Déjalo ya Chloe!

     Salgo del baño con el albornoz puesto y una toalla en la cabeza, no escucho ningún ruido, él ya habrá terminado de ducharse y estará abajo. Me pongo un pantalón de chandal blanco con unas flores abstractas en tonos lila y una camiseta de manga larga lila con unos botones en el pecho. Unos calcetines de lana muy gordos y el pelo me lo dejo suelto, he quitado el exceso de humedad con la toalla y lo he ahuecado con las manos.
     Bajo las escaleras y escucho ruido en el salón. Cuando entro me quedo muerta al ver a Rubén vestido con unos pantalones parecidos a los míos pero en gris, y una camiseta de manga corta blanca que le sienta de maravilla. Ha encendido la chimenea y el reflejo de las llamas chocan contra su cuerpo, dándole un aura de los más sensual y cálido. El no deja de mirarme tampoco, creo que los dos deseamos lo mismo. Sus manos están apretadas, puedo notar la tensión que su cuerpo va adquiriendo. De pronto me veo caminando hacia él, sin apartar mis ojos de los suyos. El calor envuelve la estancia y eso no me ayuda, mis pezones están duros y el roce con la tela al andar hace que mi cuerpo arda en deseo.
     Me paro frente a él y con mi mano acaricio su pecho, siento su corazón bajo su piel a mil por hora. No sé que es lo que me pasa, me estoy dejando llevar, y creo que a él le gusta. Sus manos agarran mi cintura cerrando por completo el espacio que hay entre los dos. Su olor es impresionante, huele a limpio pero sin perder el aroma masculino, es realmente delicioso. Mis manos viajan hacia sus hombros, me obligó a levantar mi rostro y me encuentro con sus labios que en cuestión de segundos se apoderan de los míos, sumiéndonos en un beso que comienza lento, pero se va intensificando a medida que mis manos recorren su cuerpo. El me aprieta más, llevando una de sus manos a mi cuello, como si fuese a escaparme de sus garras. Mis manos revuelven su pelo, sus labios son mi perdición. Mordiscos, jadeos, y su lengua devorando cada milímetro de mi boca. Mi cuerpo empieza a reaccionar involuntariamente, me pide más. Mis manos van hacia su abdomen colándose bajo la camiseta. Siento como su piel se eriza, tiene la piel suave y tersa. Mientras una de sus manos sigue en mi pelo la otra desciende por mi espalda hasta llegar a mi culo, el cual aprieta y hace que me alce un poco más. Nuestros cuerpos están totalmente pegados, nuestras manos devoran cada rincón al igual que nuestras bocas, que no dejan de jugar entre ellas.
     Rubén afloja el agarre y sus labios empiezan a darme pequeños besos. Sus ojos me transmiten el deseo que contienen y yo no me quedo atrás. Sin soltarnos, juntamos nuestras frentes, respirando aún con dificultad. Ha sido alucinante, y eso que ha sido un beso nada más.

     -Estaba deseando probar tus labios, y ahora que lo he hecho, creo que nunca más podré dejarlos ir.-me susurra, eso hace que vuelva a estremecerme y quiera besarle otra vez.-No sé que me pasa contigo, desde que te conocí sabía que lo nuestro sería así de intenso Chloe, pero esto es más. No sé cómo explicarlo, pero te deseo y quiero que esto continúe, pero, me da miedo que me alejes, no lo permitas por favor.-
     No puedo articular palabra, lo único que me sale es volver a besarle. Sus mejillas, su nariz, sus ojos, su frente, sus labios...esta vez el beso es tierno, delicado, sus dientes atrapan mi labio inferior con delicadeza, sus labios son suaves con los míos.
     -Yo también deseo esto, me gustas, también tengo miedo, necesito que tengas paciencia conmigo, aún sigue siendo difícil, pero voy a poner todo de mi parte. Siento lo mismo que tú y después de esto voy a querer más, lo sé.- una sonrisa se escapa de su boca al escuchar mis palabras, eso nos lleva a besarnos otra vez. Entre caricias y abrazos nos sentamos en el sofá, no hemos hablado más, no ha hecho falta, nuestras miradas hablan por nosotros. De vez en cuando nos robamos algún que otro beso y con ese juego continuamos por un largo rato. Rubén me propone cenar algo, lo que me parece genial, tengo algo de hambre.
     Cuando regresa, trae consigo una bandeja con unos sándwiches calentitos y un par de cervezas.
      -Espero que te guste, menú improvisado, tampoco quería que ninguno de los dos tuviese que cocinar ahora después del día que hemos tenido.-
     -Es perfecto, que más se puede pedir, un sándwich suculento, una buena cerveza y la mejor compañía.-
     Rubén me acerca a su cuerpo, acurrucándonos, besa mi cabello para después ofrecerme una cerveza Leffe fresquita y la bandeja con la comida encima de sus piernas. Comemos tranquilamente sin hablar mucho y mirando la tele sin ver nada en particular, creo que los dos estamos en una burbuja ahora mismo. Hemos decidido que la peli la veremos otro día, el cansancio está haciendo mella en nosotros. Con el fuego de fondo y el ambiente cargado de todas las palabras por decir pasamos una velada de lo más agradable. Me siento tan bien en sus brazos. Su olor me calma y sus caricias constantes hacen que mi cuerpo se relaje completamente hasta quedarme dormida, no si antes escuchar a Rubén.
     -Te quiero a mi lado Chloe, te quiero a mi lado el resto de mi vida.-

¿Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora