UN INVIERNO DESALENTADOR

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El invierno llegó a Resembool, Trisha miraba con tristeza la fotografía que tenía entre sus manos, en donde estaban sus tres hijos, ella y Van Hoenheim, aquella que se habían tomado meses atrás.

Los niños también tenían ese ánimo melancólico, observaban la silla de bebé donde solía su madre sentar a la pequeña Elanie para darle de comer,

—Mi pequeña... Me pregunto como estarás...

De pronto, le pareció escuchar la risa de un bebé detrás de ella,

mi pequeña... eres tú... Ya estás de vuelta en casa...

Sus ojos empezaron a tiritar de felicidad, pero al darse vuelta, su pequeña hija no se encontraba ahí ni en ninguna parte de la casa. No se escuchaba nada, reinaba un silencio absoluto,

De pronto, llaman a la puerta

Trisha... Trisha soy yo, Pinako

Sus pasos son pesados, se acerca a la puerta llevando consigo el portaretrato en sus manos.

Trisha... ¡me estas preocupando...! Se que Van Hoenheim se comporta como un verdadero idiota... No estoy de acuerdo en que se haya llevado a la bebé con él, ¿como va a darle de comer? O ¿Que rayos le dará de comer?... Para eso están las madres... Estas muy deprimida Trisha... No lo demuestras delante de Edward ni de Alphonse, pero esa mirada te delata... Estoy preocupada por ti... Al parecer hay un virus epidémico rondando en Resembool por el frío inusual que estamos padeciendo... Debes cuidarte, abrígarte muy bien y sobre todo... Estar fuerte.... Por ti y en especial por tus tres hijos.

La mirada de Trisha brillaba con una luz de esperanza ahora.

Si, tienes toda la razón Pinako... Llevaré a los niños a tu casa para que vayan a jugar con Winry... No es bueno que ellos estén deprimidos... Los niños son niños y deben ser felices. Edward... Alphonse... Vamos a casa de la abuela Pinako... ¡Ed... Al!

Mientras tanto, Edward y Alphonse estaban sentados a la mesa, descansando sus cabezas encima de sus brazos,

—¿Crees que si lo intentamos nuevamente... Podremos comunicarnos telepáticamente con Ela como aquella vez?

—Ah demonios, Al... Tal vez nos escucha y no quiere respondernos ... Pero cuando regrese... La castigare... ¡Ya lo verás!

Niissan... Ese es tu problema... Siempre quieres arreglar las cosas con golpes... El otro día golpeaste a Tyler Soentheil por que respondió una pregunta que te hizo la maestra...

—Él se lo busco por hacerse amigo de Ethan Ludwig... Cada vez que recuerdo lo que le hizo a Ela...

Edward proyectaba en su mente aquella escena,

—Al... Quiero que Elanie regrese pronto... La extraño tanto... Se que tu también lo haces, te escucho llorar... También escucho llorar a mamá aunque ella lo niega... Ella es quien debe extrañarla más de nosotros tres...

No digas eso... Nosotros tres... Queremos a Ela... en la misma cantidad que mamá nos quiere a nosotros...

Si, tienes toda la razón, Al... Toda la razón.
Dijo sonriendo, pero esta era una sonrisa fingida.

—Me pregunto... ¿A donde habrán llegado? Ela... Ela... ¿puedes escucharnos?... Somos nosotros tus hermanos mayores...

Edward y Alphonse trataban nuevamente de hacer contacto telepático una vez más, sin éxito alguno.

—Niños..  ¡Que hacen aquí en la cocina!... Deberían ir a jugar a casa de Winry, aprovechen que está nevando...

De pronto, Trisha se puso pálida, sintió desmayarse, cayendo al suelo inconsciente.

Mamá...Mamá... Mamá
Gritaban al unísono sus dos hijos, tratando de que volviera en sí,

—Abuela Pinako... Algo le sucedio a mamá... Se puso del color del papel y se desmayo.

La abuela Pinako se acerco a Trisha para tomarle el pulso, este estaba muy débil,

Ed... Al... Iré a buscar una toalla humedecida con agua para hacer que Trisha vuelva en sí, ¡quédense aquí!

Mamá...¡despierta por favor!

La mujer reaccionó al escuchar el llanto de sus hijos pidiendo que despierte,

Ed, Al ¿Que me sucedió?

La señora Elric al intentar ponerse de pie, se tambalea un poco.

Mamá por favor no te esfuerces mucho... Acabas de sufrir un desmayo.

—No se preocupen, me siento un poco mejor... Debe ser porque no he dormido lo suficiente en estos días

Los dos chicos intercambiaron miradas sin pronunciar palabra alguna.

—¿porque mejor no van a jugar con Winry?... ¡Vamos no pongan esas caras!... Ya les dije que me encuentro mejor

Aquella mujer trataba de levantarle el ánimo a sus hijos, con su cándida sonrisa pero en su corazón, sabía que algo no estaba bien con su salud.

Niños obedezcan a su mamá, vayan a jugar con Winry... Ella los esta esperando...

Durante el camino a casa de los tíos Rockbell, los chicos andaban con pasos pesados y con la mirada al suelo, el rostro de Alphonse mostraba expresión de preocupación y una gran interrogante rondaba en su cabeza,

Se lo que piensas decir, Al... No lo digas... Mamá se pondrá bien... fue solo un desmayo solo eso... ¿De acuerdo?

Pero... Y si... Mamá se desmayo... Porque... Extraña a Ela... ¿No sería mejor pedir ayuda para encontrarla?...

pero Al, papá se la llevo... Y no sabemos su paradero... ¿Seguirán viajando sin descanso alguno o se habrán hospedado en algún hotel?....

De pronto, sus pensamientos fueron interrumpidos por aquella niña de cabellera rubia y de ojos azules,

Dejen de pensar tanto o harán derretir la nieve...

Aquella chica  vestía ropa de invierno, un abrigo rosado, bufanda blanca,

—Si Ela estuviera aquí... dejaríamos que te hale el cabello por lo que acabas de decir... Winry...
La extrañamos... Eso es todo... Es nuestra hermana pequeña ¿no?... ¿Acaso no extrañas a tus padres, Winry?

—... Claro que los extraño... Por eso... Pienso en los momentos que pasamos juntos... Además... Si no están aquí... Es porque están cumpliendo su deber en Ishval como doctores... Ustedes deberían hacer lo mismo... Pensar en los momentos felices que pasaron con su hermanita... Para mandarle los mejores deseos del mundo y se reencuentren algún día.

Edward y Alphonse miran con enojo a Winry,

—....A que te refieres con "Algún día..."

Ela regresará muy pronto, Winry... ¿Me escuchaste?... Muy Pronto...

Winry, ¿acaso te crees una adivina ahora?...

Los Elric volvieron a su casa, pues no les agrado lo que les había dicho Winry, pateaban la nieve con cada paso que daban al caminar.

Al llegar a su hogar, cuando abrieron la puerta, subieron las escaleras a toda prisa, abrazaron a su madre llorando,

—¿Que les sucede? ¿Porque están llorando?

—Mamá por favor dinos que volveremos ver a Ela... ¿Verdad?

—Por supuesto que si, mis pequeños... Así será.

Trisha Elric dijo estas palabras conteniendo el llanto, pues al parecer ya no estaba tan segura de volver a ver a su pequeña,  la cual solo ve en el retrato que abrazan sus manos.

 LAS CRÓNICAS DE LOS HERMANOS ELRICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora