Cap 6

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Ya había pasado un mes, la boda ya era un hecho. El día  había llegado. Era invierno época navideña de algarabía y felicidad para muchos pero para Emma era distinto. Hoy toda esperanza de amor para ella terminaba. Fue un mes muy triste y más cuando Rose solo restregaba su felicidad y como siempre le humillaba y cuando Leo estaba era un dulce. Pero ella ya estaba acostumbrada a sus maltratos. Fue a su habitación toco y luego entro cuando ella le indicó. A eres tú. ¿Qué quieres? No estoy para tus estupideces. Vine a desearte toda la felicidad del mundo. Tranquila Emma solo me caso. Y si no funciona existe algo que se llama divorcio. Emma se sorprendió de la manera en que Rose lo decía. Rose. Amas a Leo. ¿Verdad? Me caso. ¿No? Además eso a ti, qué te importa. A menos que... ¡Por supuesto! Estas enamorada de Leo. ¡Oh! Pobre Emma. ¿Creíste que un hombre como Leo se fijaría en una mujer como tú? Que patética eres en verdad. Que golpe tan fuerte debiste haberte dado al caer de esa nube prima. No eres mujer para Leo. Además solo te ve como a una hermana menor. Tranquila Rose no es lo que piensas, me preocupa su felicidad y la tuya también aunque no lo creas, porque soy eso que dices, su amiga. Sólo hazlo feliz. Ya vete me enfermas demasiado con tus cursilerias. Emma así lo hizo, su corazón ardía porque creía que era cierto todo lo que dijo. ¿Cómo pensó que se fijaría en ella? Esa pregunta rondo su cabeza.

La iglesia estaba abarrotada de personas, entre ellas la prensa. Rose era una modelo famosa de las más prestigiosas pasarelas. Era muy hermosa. Y Leo un empresario muy reconocido. Era una unión perfecta. Llego la novia y Emma le recibió con la melodía Halleluja.

Su tío la escoltó hasta llegar a Leo quien la recibió con mirada de puro amor. El sacerdote comenzó la ceremonia. Sean todos bienvenidos a la casa de Dios. Hoy celebramos la unión de estas dos vidas que han decidido compartir sus vidas en santo matrimonio. Pero antes tendremos un preludio musical. Emma estaba lista para tocar y comenzó la melodía que había elegido para Leo.

Leo escuchaba sus notas y le miraba con emoción al ver que a Emma le brotaban lágrimas por sus mejillas. Si tan solo pudiera ver lo que Emma sentía. Lo que esas lágrimas realmente significaban. Termino la melodía y el sacerdote prosiguió con la ceremonia. Todo terminó y los novios salieron felices. Ella se quedo sentada en su lugar cabizbaja. Es hora de irnos Emma. Le dijo Abby. Ella le miro. Normalmente el corazón se rompe después de una relación, pero a mí me ha pasado sin tan siquiera haber sido amada. Entregué todo y me quede vacía sin absolutamente nada. Abby la abrazo y Emma desahogo un poco toda aquella presión de su pecho.

En la recepción todo era felicidad y celebración. Voy por unas pastillas a mi habitación Abby. Ok. Emma paso por el despecho de su tío y escucho voces algo molestas. ¡Ya te lo dije Debora! Falta poco. No entiendo porqué esperar más Roger. Solo has que firme y después le dices al abogado que lo hizo a los 21. Ese abogado no es tonto Debora. Esta muy pendiente de todo. ¿Y si ella no quiere firmar? No es justo Roger. Esta casa es tuya, es herencia de tus padres. No comprendo cómo tu padre se la dejo solo a ella. Y después por desgracia la heredó esa idiota de tu sobrina. Si no fuera por eso ya la hubiese hechando de aquí. Tranquila Debora. Ya veré cómo le hago firmar y luego se irá de aquí y no sabremos más de ella. Eso espero Roger. Rose y Leo vivirán un tiempo aquí en lo que la mansión que Leo mando a construir esta lista. Y no quiero a esa infeliz un día  más en esta casa. Emma corrió escaleras arriba entró a su cuarto y su corazón estaba agotado, se había terminado de partir con lo que escuchó. Solo estaba allí por interés económico. Sabía que no eran muy cariñosos, ni atentos como con su hija pero jamás pensó que la odiaran tanto y que solo estuviera allí por un testamento. Era demasiado, corrió hacia Cristian con la poca dignidad que le quedaba. ¿Podemos hablar? Sí, claro. ¿Sigue en pie tu oferta? Por supuesto. Pues acepto. ¡Qué! Que acepto irme contigo a Europa. ¡No puedo creerlo! ¡Es genial! Le abrazo efusivo. Bueno. ¿Cuándo nos vamos? Debemos sentarnos a hablar. Enseñarte la oferta y discutir el contrato. No me importa eso estoy de acuerdo con lo que sea. Emma. ¿Estás bien? Sí lo estoy, nunca he estado tan segura de algo. Ella había decido cambiar toda su vida. Ya nada la detenía ahí, no seguiría siendo una sombra entre ellos. Era hora de abrir sus alas y dejar atrás todo aquello que se las mantenía cerradas sin vuelo. Su fuerza era poca pero la suficiente para poder salir del abismo en el que estaba.

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