Dos días después.
Esos mismos dos días en los que Santana y Quinn se habían ignorado por completo, aunque la morena no pasaba ya mucho tiempo en la casa, y bueno... La rubia, por su parte quería hablar con ella, pero era preferible que la sensación de molestia " bajara un poco ".
Tomó aire profundamente, Santana estaba sentada en las escaleras del porche de la casa, a pesar de que era de noche y estaba comenzando a hacer frio, no le parecía importarle.
- eh... - la morena giró su cabeza- puedo acompañarte ?- preguntó, ella sólo asintió, al sentarse a su lado, le pasó una de las dos cervezas que llevaba, Santana la aceptó sin más.
- realmente lo siento San... - murmuró agachando la cabeza- como no tienes idea...
- Quinn... Conmigo no debes solucionar nada, es con Rachel, ¿ has intentado buscarla?- la rubia negó- deberías... Si no quiere escucharte, has que lo haga, muchas veces esperar se vuelve en tu contra, porque si ella decide eso, no te escuchará nunca...
- San... Por supuesto que debo solucionar todo contigo, te lastimé y de una manera estúpida...- cerró los ojos con fuerza para evitar llorar.
La morena se limitó a callar, en ese momento no tenía que decir, su cabeza estaba hecha un lío, los comentarios de Blaine habían hecho efecto, para ser sinceros ella hubiese reaccionado peor que Quinn, fijó su vista en su amiga, que desde que decidió acompañarla estaba con su cabeza agachada, sin pensarlo dos veces pasó un brazo por los hombros de esta, Quinn no evito su sorpresa, pero la dejó a un lado y se abrazó efusivamente a Santana.
- recuerdas cuando estábamos por cumplir 18- murmuró Quinn, la morena escupió la cerveza por culpa de un ataque de risa.
- como ahora, cervezas en el porche de tu casa...- dijo mientras sonreía enormemente.
- el tema de esa noche... - las dos comenzaron a reír, Santana negó con la cabeza tratando de controlar su risa.
- sólo queríamos cumplirlos para poder comenzar a tocar bubbies...- ahora fue la rubia quien escupió la cerveza-
- pensábamos muchas cosas estúpidas- dijo sin parar de reír, al contrario lo hacia con más fuerza.
- aún lo hacemos- murmuró Santana y las dos chocaron sus botellas.
