Capítulo 2

406 27 2
                                    


—¿De verdad qué estás bien?

Eso fue lo primero que preguntó Matt cuando nos subimos al avión. Una pregunta tan simple, la cual podía contestar de treinta mil formas, que al final no contesté.

—Summer —me llama, una vez más, captando mi atención para que contestara.

—Sí —susurré—, supongo.

Puso su mano encima de la mía y le dio una pequeña caricia. Mis nervios espiraron en cuanto nuestros dedos se entrelazaron y mi cabeza fue a parar a su hombro.

—¿Tienes ganas de volver a ver a los chicos? —le pregunté con una sonrisa.

Quería estar desprevenida mientras este cacharro con alas despegaba.

Matthew me miró y dejó escapar una sonrisa de lado.

—¿Y tú? ¿Tienes ganas de conocerlos?

—Yo pregunté primero —contesté—. Pero supongo.

—¿Supones? —pregunta arqueando sus cejas—. Hoy estás suponiendo mucho.

—Son muchas experiencias juntas —vacilé—. ¿Ahora me vas a contestar?

—Claro que tengo ganas de verlos, son como mi familia.

Le volví a sonreír. Lo que habían creado Matt y los chicos de Magcon era algo mágico. En efecto, era una familia.

—¿Crees qué...? —dije, dejando la frase en el aire.

Este me sigue mirando, pero con una pizca de confusión en los ojos. Hace un gesto para que continúe y me tomo mi tiempo para seguir hablando.

—¿Crees qué le caeré bien?

Echó una sonora carcajada, provocando que la señora que teníamos al lado nos mirase, y después besó mi frente.

—No quiero que te preocupes por eso —susurra—. Sólo disfruta.

Y ahí acabó nuestra pequeña conversación. Pero aún así no contestó a mi pregunta, dejándome con los nervios rondando mi cabeza.

Él no tardó en quedarse dormido, a mi me hubiera gustado también hacerlo, pero era imposible.

Decidí coger la bolsa de caramelos que habíamos comprando y comer algunos. No tenía nada de hambre, supongo que comía por la ansiedad.

  —¿Quiere? —le pregunto a la señora que tenía al lado.

Cuando saqué la bolsa, ella le echó un vistazo y mojó sus labios. Hizo lo mismo que hago yo cuando veo chocolate.

  —Gracias —sonrió para después meter la mano en la bolsa y sacar un caramelo de limón—. ¿Viajáis solos?

Le sonreí a la señora y asentí. Debía rondar unos sesenta años y daba la sensación de que era la típica señora que hacían galletas de chocolate.

  —¿Y usted? —me atreví a preguntar.

  —También. Voy a ver a mi nieta —sonrió.

Al hablar de su nieta sus pupilas se dilataron y su cara era de felicidad. Se veía tan tierna que tenía ganas de abrazarla.

  —Matthew duerme mucho —vuelve a decir ella con una sonrisa traviesa.

Giré rápidamente la cara y arqueé una ceja. ¿Me habrá oído llamar a Matt o es una fan disfrazada de vieja?

  —Le gusta bastante dormir, la verdad —me atreví a contestar, extrañada.

Ella me echó una mirada rápida y después volvió a mirar al centro.

  —¿Cómo conoce a... ? —empecé a preguntar, atragantándome a mitad de frase.

  —Mi nieta es fan de Magcon, sólo sabe hablar de eso —dijo echando una carcajada—. Vais por eso a New York, ¿no?

Asentí débilmente. Esta señora parecía que trabajase en el FBI. ¿Cómo era posible? Su nieta tenía que tener una gran obsesión con Magcon como para que su abuela conociese a los chicos.

  —¿Su nieta va a ir a ver a los chicos?

  —Oh, en efecto —dijo echando una carcajada—. Si no iba a verlos, le daba algo.

Se me escapó una tierna sonrisa. Seguro que esa chica llevaba días sin dormir pensando en que sus ídolos estarán en su misma ciudad y, además, sabiendo que los conocerá.

  —Seguro que también le da algo sabiendo que estuvo en el avión con Matt —bromeé y la señora asintió.

  —Posiblemente —contesto—. Y también le dará algo cuando sepa que hablé contigo.

Ahora sí que quedé realmente impactada. Me sonrojé en un momento y reí nerviosa.

  —¿Yo? ¿Por qué?

  —¿Tú eres su novia, verdad? —preguntó, a lo que yo asentí—. Ella también te quiere a ti.

Suspiré aún con el rubor en mis mejillas y miré a Matt. Esto me aliviaba y me asustaba al mismo tiempo.

Mi chico de Virginia.© #ECDV2 |Pausada| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora