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Se llamaba Sam.

Nunca había visto tus ojos brillar de esa manera.

Su cabello era rojo, te gustaba tocarlo
Se parecía a un petirrojo, decías, y cantaba como los mismos ángeles.

Le conocías hace mucho, desde que eras una niña, era un año mayor que tú, se había graduado el año pasado.

Tenía los ojos cafés más extraordinariamente ordinarios que hubieras visto en la vida, y las pecas de sus mejillas, ( según tú posibles melanomas ) te daban ganas de contarlas, y su nariz pequeñita te provocaba besarle.

Le habías querido desde la primera vez que le viste, te comprendía a la prefección, decías, que nada era incómodo, que jamás te había juzgado, que se reía de tus mañas y rutinas, que le encantaba como etiquetabas todo por color, que "magia" sería la palabra con la que le definirías, incluso cuando la ciencia la negaba, tu eras una mujer de la razón, excepto cuando le mirabas, entonces creías en lo sobre natural de un alma.

Habías prometido invitarle al baile de graduación, pero tu padre te había dicho que si reprobabas literatura no irías.

No te gustaba romper las promesas, y querías verle a como diera lugar, casi nunca le veías, vivía lejos, iba a la universidad, vendría solo por ti.

Que de verdad le adorabas, incluso sin saber muy bien por que.

¿Ves química? Y tú que decías que no tenías emociones, que apestabas para la poesía.

Oh Química, tu rostro entero era una.

De Literatura Y QuímicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora