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Me llamaste mejor amigo.

Jamás había tenido una mejor amiga, me sentí tan feliz, las cosas eran mucho más fáciles ahora que sabía tus porqués, ahora que te habías abierto a mi.

No voy a mentir, eras rara, difícil, terca,  pero tu fuerza de voluntad y tu inocencia comenzaban todo aquello que tu exceso de inteligencia te hacía perder.

Entendías mejor el mundo de lo que aparentabas, tal vez química, no eras tú la equivocada.

Cuando eras honesta, a veces dolía, pero otras mi felicidad lo compensaba, no podías mentir, no había duda alguna de que cuando me halagabas lo decías de verdad.

Eras distinta, eras como una niña, dulce, inocente, pero también cruel, sin llegar a darte cuenta.

Era el mundo el que estaba mal, al querer cambiarte, al quererte oscurecer.

De Literatura Y QuímicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora