La luz se filtró por el ventanal de su habitación haciendo que tuviera que abrir sus ojos casi con obligación y, molesto, cerrara las cortinas para tapar un poco la luz del sol. Él juraría que anoche dejó las cortinas cerradas, por lo que dedujo que, de nuevo, su madre había entrado a su habitación sin su permiso mientras dormía para colocar las cortinas de aquella manera obligándolo a despertar cuando amaneciera.
Todos sabían en la casa lo perezoso que era.
Molesto con el mundo – como todos los días – se fue directo al baño apenas y tapado con sus bóxers y un pantalón fino y se dio una rápida ducha en aquel enorme cuarto de baño, digno de una familia rica que podía permitirse tener un baño con lavabo y ducha en cada habitación de la casa. Privilegios de tener tanto dinero.
Claro, aunque Minseok preferiría mil veces no tener todo ese dinero, muchas cosas no habrían sucedido de no ser por el maldito dinero.
Más despejado y tranquilo, salió de la ducha y se envolvió con una toalla mirándose al ancho espejo del baño, viéndose de cuerpo entero. Ese espejo tenía muchos privilegios, al menos, en el pasado cuando su novio y él tenían sexo en el baño; ahora – y desde hacía ya mucho tiempo – solo servía para verse y poder maquillarse decentemente – para lo que servíaun espejo, vamos -.
Su largo cabello, aun húmedo, fue recogido en una pequeña coleta despejando su rostro y mostrando sus felinas facciones, esas que una vez mostraron miles de sonrisas y que ahora apenas y eran escasas y contadas con las manos a lo largo del año.
Casi como si se estuviera burlando de sí mismo, sonrió por eso – una sonrisa sarcástica, la que más predomina en su rostro – y fue de nuevo a su habitación donde se quitó la toalla y comenzó a vestirse con rapidez saliendo después de allí para desayunar y poder irse a la universidad, más conocida como la cárcel moderna.
-Ya era hora de que salieras –Le regañó su madre, Minseok se la quedó mirando con una ceja alzada. -¡Qué me miras!
-Por si aún no lo has asumido, tengo veinte años. –Comentó como si nada mientras se sentaba en la mesa, al lado de su hermano mayor, y comía –No creo que tenga la edad para que me des sermones.
-¡Si fueras más como Jiyong no tendría que dártelos!
Ahí estaba el cuento de siempre, la historia de todos los días. Su madre y su padre le recordaban constantemente que debía ser como su carismático hermano Jiyong, desde que era bien pequeño. Debes ser amable como Jiyong, mantener la compostura como Jiyong, sonreír como Jiyong. Minseok no se sorprendería si un día escuchaba '' debes tener sexo como Jiyong '' o '' debes hacer tus necesidades en el baño como Jiyong ''.
Hablando de sexo, ¿Cuánto hacía que no tenía relaciones sexuales?
Pff... Demasiado como para acordarse.
No era como si estuviera necesitado.
-¡Me estás escuchado! –Gritó su madre, Minseok le miró.
-No, hace tiempo que desconecté del mundo.
Escuchó como, a su lado, su hermano soltaba una pequeña risa, claramente divertido al ver el rostro de su madre rojo por la ira y la vergüenza, y es que no era un secreto para nadie que Sohee se avergonzaba de tener a Minseok como hijo después de que, de la noche a la mañana, cambiara totalmente su personalidad y que aun soñaba con aquel sonriente e inocente Minseok.
Jiyong siempre pensaba lo mismo, que siguiera esperando, ese hermano no volvería jamás.
-¡Te estaba diciendo que te cambiaras de ropa! –Gritó -¡No me gusta que vistas como un pordiosero asesino!
ESTÁS LEYENDO
¿Tú sonrisa? La más brillante (Xiubaek)
Fanfiction'' Dicen que cuando te mira fijamente, te congela '' '' Yo escuché que hace ritos satánicos '' '' A mí me dijeron que es hijo del diablo y que su mejor amigo, Kyungsoo, hace sacrificios '' Eso era todo lo que se rumoreaba del serio...