Introducción

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9 Meses

— ¡Yo lo llevo!

— ¡No! ¡Yo voy a llevarlo!

— ¡Yo tengo la camioneta! ¡Dejen de fastidiar que yo lo voy a llevar!

Aprieto los labios fuertes conteniendo un grito mientras observo a los tres hombres peleando frente a mí, ignorándome por completo.

Puedo sentir como el sudor recorre mi frente y se desliza por mi rostro hasta que una gota cae por mi mentón. Intento respirar tal y como me enseñaron en esas clases, pero no sabía que fuera a ser tan complicado lograrlo.

— ¡Aaaaaah!- no logro contener un grito cuando otro fuerte dolor empieza en mis caderas

— ¡Dios! ¿Estás bien?- uno de los tres por fin se acerca hasta mí

— ¡No! ¡No estoy bien!- grito

Yo mismo me sorprendo, jamás en mi vida había gritado tan fuerte, y eso que en los últimos nueve meses he tenido motivos suficientes para gritar de forma histérica. Mi vida no ha sido tan fácil, aunque sí llena de mucho amor.

— Tranquilo, respira... inhala, exhala...- toma mi mano lo cual aprovecho para apretarla con fuerza cuando otra contracción viene...- ¡AAAAAHA!- grita fuerte cuando siente mi apretón

— ¿Qué? ¿Qué ocurre?- uno de los otros dos que ya se han acercado empieza a preguntar nervioso

— ¿Qué le estás haciendo? – el otro me pregunta

Estoy en medio de una contracción y no estoy de humor para sus preguntas, volteo a verlos realmente fulminándolos con la mirada, suelto la mano que hasta hace unos segundos estaba sosteniendo y tomo del cabello a uno y de la mano a otro.

— ¡Aaaaaah!- vuelvo a gritar mientras intento respirar como me enseñaron

— ¡AAAAAAAAAAH!- ambos gritan

Suavizo mi agarre en los dos, sonrío aliviado cuando la contracción a pasado, mi respiración está un poco agitada, pero el dolor ya no está. Volteo a verlos a los tres, ellos me ven un poco sorprendidos.

— Creo que lo mejor es que lo llevemos al hospital- finalmente dice uno de ellos

— Sí, tienes razón

Me ayudan a ponerme de pie. Mi vientre está inmenso, y con el dolor me es imposible hacerlo por mí mismo, así que sonrío agradecido con ellos. Me llevan a la camioneta, finalmente decidieron que era la mejor opción ya que ahí cabemos los cuatro.

Más rápido de lo normal llegamos al hospital más cercano. Estoy en medio de otra contracción, de nuevo tengo en mi mano la mano de uno de ellos, acabando con sus huesos, cuando la puerta de la camioneta se abre.

Dos enfermeros están esperando por mí con una silla de ruedas. Esperan pacientemente a que la contracción pase para ayudarme a salir y sentarme en la silla. Respiro de nuevo aliviado cuando veo que estoy en las puertas del hospital.

— Quiero la epidural...- le digo a uno de los enfermeros, pero éste sonríe

— Sí, los primerizos suelen quererla con las primeras contracciones, le recomiendo que espere un poco.- siento que el color abandona mi rostro

— ¿Esperar? ¡Pero si ya duele horrores!- estoy poniéndome histérico

Rápido los tres me rodean y empiezan a decirme palabras de aliento para que resista y deje de maltratar a los enfermeros.

— Bien caballeros, vamos a llevar al joven a su habitación- dice uno de los enfermeros— ¿quién de los tres es el padre?- pregunta de pronto

Los tres voltean a verlo...

— ¡YO!- sonrío al ver como contestan al mismo tiempo

Oh sí, no tengo la menor idea de quién de los tres sea el padre de mi bebé... 

9 MesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora