El Intruso.
Desde que entre en aquel mundo delictivo influenciada por Jack habia podido desarrollar ciertas habilidades, cada día buscando mejorar para ganar la atención de mi amor imposible.Como un perro buscando cariño.
«Que patética»
En fin, lo cierto es que entre tantos "buenos talentos", tambien surgieron malos aspectos y actitudes un tanto erronéas... Como mi carácter.
Era una de las cosas que nunca me intereso mejorar, impulsiva y terca eran los rasgos que ni con todo el deslumbramiento que sentía por Jack o todo lo pasado en las manos Vincent pudé modificar, lo cuál siempre me llevaba al mismo punto terminar arrinconada.
.....
— Debería controlar esa ira, señorita Rouge.
Mi accionar fue instintivo... Búscar mi arma, a pesar de saber que por mi actitud impulsiva la dejé en casa del bastardo de Fontaine.
— Y tú deberías salir de allí para patearte el culo idiota.
Caminaba con sigilo para tomar el paraguas que solía permanecer colgado en la pared justo al lado de la puerta.
Sabía que no sería una gran defensa. Pero, golpearía fuerte.
— Tu vocabulario dejá mucho que desear... Y ni que decir de tu departamento.
Dos pasos más hacia la sala envuelta en penumbras y una figura alta, y masculina se irguió frente a mí. Sin pensarlo dos veces, azoté el paraguas sobre él con toda mi fuerza, sin embargo aquel sujeto lo detuvo con sus manos con gran facilidad, me lo arrebató de las manos arrojandoló a un lado.
Retrocedí... Y el avanzó hasta mí, por lo cual el haz de luz nocturna develaró su atuendo casual, su rostro masculino y ojos con un extraño brillo verdoso.
Rápida y agíl, me dispuse a atacar nuevamente acertando una patada que lo hizó retroceder permitiendo que presionara el interruptor de la luz.
Mi vista tardó unos segundos en adaptarse a la luz fluorescente y al hacerlo me topé con aquel intruso. Su apariencia era tan normal que por un instante creí que sería un simple ladrón.
— Más vale que te largues o te destrozaré a golpes.
Le espeté y fruncí el entrecejo. No estaba de ánimos para lidíar con pendejadas.
Él levantó las manos en señal de rendición.
— ¿Siempre eres tan agresiva?
— No lo volveré a repetir... ¡Largate!
El chico de ojos claros bufó y negó. Antes de que intentará acercarse me adelante agílmente en un salto para quedar justo frente a él y darle un puñetazo en el rostro con mi mano izquierda. Pero me detuvo, así que intenté patearlo obteniendo el mismo resultado.
Aquel soltó un bufido y me dio un fuerte puñetazo en el abdomen. El dolor fue inminente, la sensación de falta de aire y ahogamiento indescriptible. No pudé evitar dejarme caer de rodillas, mientras mi cuerpo se contraía.
— ¡Mal... dición!
Susurré a duras penas cerrando los ojos. El chico me sujetó con fuerza y me levanto.
— Joder... No me obligues a hacer esas cosas... Detesto golpear a una mujer.
Su voz se escuchaba sería. Aquel hombre me dejó caer sobre el sófa. Y levanté la vista con pesar Ignis estaba aminorizando el daño y eso era perfecto. Podría símular que aún estaba afectada por el golpe y luego contraatacar.
«Si... Será perfecto.»
Al observarlo él se inclinó hacia mí y pudé aprecíar de cerca aquellos ojos tan peculiares. Me parecían haberlos visto antes.
— Escuchamé, me llamo Blake no vine a pelear. Y menos si es contigo.
— ¿Asi?... Y por eso... Me atacas.
Musité de forma entrecortada. Él rodó los ojos con fastidio.
— Tú empezaste con la agresividad... Yo no inicie nada de esto.
— Disculpa... no sabía que a los intrusos habia que tratarlos con respeto.
Le espeté. Me miro unos segundos fijamente como si esperará algo de mí.
— No recuerdas nada... ¿Cierto?
Su expresión se notaba contrariada. ¿Qué debía recordar?
En definitiva, aquel tipo le faltaba un tornillo. Por un momento se distrajó en algún pensamiento lo que aproveché para ir sobre él. Tan inesperado fue aquello que perdió el equilibrio cayendo ambos al suelo.
De la nada musitó algo que me hizó desorientarme y detener mi puño a escasos centimetros de su rostro.
— Infernuz Grimor... Los vampiros... Jack.
— ¿Qué?
Sus ojos volvieron a apoderarse de los mios.
— Yo fuí quien te alejó... de allí.
Su gestó fue tornandose serio. En tan solo un segundo las palabras de aquel día volvieron a mi mente.
" — Todo estará bien... Descuida"
La voz de aquel hombre y sus ojos eran tan similares a aquel hombre... Pero no podía ser. Todo encajaba.
Mi mente quedó en blanco. ¿acaso él es un demonio? ¿Por qué me salvo?
— ¿Qué eres tú?
Sonrió con levedad y me guiñó el ojo.
— Soy tu ángel de la guarda supongo.
De un movimiento dio vuelta al asunto, literalmente puesto que en cuestión de segundos estaba sobre mí. Intenté removerme pero atrapó mis muñecas con sus manos.
—¿Qué carajos quieres?
— Oh vamos... ¿No puedo verifícar si sigues viva?
Expresó con falso tono herido.
— Si claro... ¡Quitate de encima o te castrare!
Grité cansada de todo aquello, ¡Maldita sea! no podía luchar contra aquel chico de ojos verdes, quien soltó una carcajada.
— Bien... bien, pero calmate, como dijé no vine a dañarte.
Poco a poco aflojó el agarre de mis muñecas lo que me permitió empujarlo para apartarlo. Me levanté.
— ¿Qué quieres? ¿Qué eres? y ¿Por qué mierdas me sigues? Habla sin rodeos. Ahora.
Le espeté, simulando tener un as bajo la manga. Lo ví sonreir, por un momento creí que no me respondería pero obtuve más de lo que quería.
— Quiero la cabeza de Jack y todo el clan Drygons.
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Cicatrices
Fantasía"Existen heridas que son difíciles de sanar" Evelin Rouge, en toda su vida criminal jamás imagino que algo tan bizarro pudíera sucederle a ella. Quien diria que un error en uno de sus trabajos le costaría más que unos cuantos miles. Abandonada por s...