29. Hasta la vista Ennio

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"Cuando vea el final de mis días, lo haré con una sonrisa en el rostro."

-Ennio-

Elsa analizaba la situación con impaciencia mientras su hermano preparaba algunas cosas anticipándose a lo que pudiera suceder durante los siguientes minutos. La muerte de Rubik fue algo difícil de observar pero ninguno de los dos se sintió culpable. Sabían que a veces el mundo estaba mejor sin algunas personas e incluso si no merecía morir de esa manera, sus propias acciones eran las que le habían llevado hasta su destino final.

No habían mencionado una sola palabra sobre lo ocurrido con Elliot. No querían hablar de ello porque ambos aún conservaban la esperanza de que entrara en razón y no los abandonara. Todo parecía perdido, el tiempo se terminaba y solo tendrían una oportunidad de llegar hasta la gran fogata y eliminar el primer cimiento. El problema venia cuando pensaban en cómo vencerían a Libizo, parecía una tarea imposible.

Entonces vieron la escena dar un giro drástico cuando Shaquoya apareció con su ejército de venados luminosos. Vieron que la batalla había comenzado y supieron que esa sería la mejor oportunidad que tendrían de completar su objetivo.

-¡Shaquoya es el puto amo! – Ennio exclamó al tiempo que se ponía de pie de un salto, listo para empezar a descender en dirección al gran fuego.

Elsa solamente sonrió con alegría y tambíen se levantó para seguirlo. Estaba asustada, como nunca antes había estado en su vida, sin embargo una nueva llama de esperanza se había encendido en su corazón

-Conmovedor, sin embargo nada de eso va a pasar – Una voz conocida sonó detrás de ellos. Cuando giraron la vista para observar lo obvio, se encontraron con Riddle y Arista apuntandoles con armas de alto calibre -, Es una pena Ennio, yo no quería que las cosas terminaran así. ¿De verdad creíste que te habías librado de nosotros? -.

Ennio intentó tomar su arma en un movimiento rápido pero se vio interceptado por un golpe de la pistola de Arista directo a su frente. Una herida recién abierta comenzó a sangrar poco a poco.

-Ni un movimiento estúpido chicos. Ósea, de todos modos vamos a matarlos pero preferiría que fuera a nuestra manera – La mujer sonreía de manera desconcertante.

Arista se aproximó a Elsa y colocó su arma directamente contra su cabeza, sabían que Ennio jamás intentaría nada si la vida de su hermana corría peligro. Mucho menos ahora que estaban solos y sus otros dos amigos estaban quién sabe dónde perdidos en el bosque.

Riddle se apresuró y tomó todas las armas de los hermanos para evitar que pudieran defenderse. Una mirada enfermiza se dibujó en su rostro. El tipo de mirada que tiene una persona cuando ha perdido la razón y haría lo que fuera para completar una venganza. El problema era que él sabía lo que hacía y era uno de los mejores en todo el mundo a la hora de jugar sucio.

-Para que quede claro, a mí me agradan. Pero lo que hicieron en el hotel fue algo muy bajo, merecen lo peor. Primero nos encargaremos de ustedes dos y luego iremos por sus amigos para saldar las cuentas. No debieron meterse con nosotros – Arista sonaba tan altanera y presumida como siempre.

-Te recuerdo que ustedes fueron los primeros en atacarnos y secuestrar a mi hermana – Ennio estaba a punto de decir alguno de sus comentarios sarcásticos oportunos pero fue interrumpido por Riddle.

-¡Cierra la maldita boca!, Estoy cansado de tu actitud de imbécil engreído. No vas a escaparte de esta Ennio, puedo asegurarlo. Ya me harte de tener que lidiar contigo, se acabaron los juegos, esta será la última vez que no veamos -.

Ennio se levantó en un movimiento impulsivo y en ese instante un disparo contra su brazo lo devolvió al piso. Hizo una mueca de dolor al sentir un intenso calor apoderarse de su extremidad.

-¡Ennio!- Elsa pegó un grito. Aterrada por ver a su hermano ser lastimado

-¡Hija de puta!, ¡Iba a necesitar este brazo para cuando tuviera que golpear tu rostro de nuevo! – Ennio no dejaba de ser arrogante ni siquiera cuando todas las probabilidades estaban en su contra. La verdad era que estaba mentalizado para no darse por vencido nunca. Su filosofía era que no sería detenido hasta que él así lo quisiera, o en todo caso hasta que muriera. De cualquier manera, ambos casos parecían estar a la vuelta de la esquina.

-No van a salirse con la suya, ¡Elliot vendrá a ayudarnos en cualquier momento! – Elsa intentaba darse esperanzas a si misma pero sabía muy en el fondo que quizá estaba equivocada.

-Pobrecita, ¿No te has dado cuenta?, Él ya los ha abandonado. Ya me salí con la mía, tú y tu molesto hermano están a punto de experimentar una muerte lenta y dolorosa. No se merecen nada más que eso – Riddle hablaba triunfante, saboreando lo que aún no había sucedido pero era inminente.

-Ya perdí la cuenta de cuántas veces te he escuchado alardear de habernos vencido... ¿Quieres que hagamos el recuento?, ¿O ya estas suficientemente humillado? – Ennio permanecía con aquella actitud inquebrantable sujetando su brazo herido. Era su mejor escudo ante las adversidades, aun cuando la verdad escondida detrás de esa cara de chico malo despreocupado dejaba mucho más que desear. Se sentía preocupado, incapaz de hacer algo para salvar a su hermana. Esta vez estaban atrapados y en una situación bastante comprometedora.

Una sonrisa corrosiva se dibujó en el rostro de Riddle. Caminó hasta su compañera y la tomó por la cintura para plantarle un beso apasionado en los labios.

-¡Que puto asco! - Ennio replicó

-Hasta aquí han llegado par de miserables mocosos. Debieron haber pensado mejor antes de meterse en nuestro camino. Por cierto, creo que ese Jeep tuyo va a ser una gran adquisición para mi colección Ennio – El hombre continuó hablando mientras levantaba apuntaba con su arma al chico indefenso.

-¡Pudrete!– Ennio estaba furioso en gran parte porque su auto era su posesión más amada en todo el mundo, pero más que nada porque sabía lo que estaba a punto de suceder. No había que ser un Sherlock Holmes para imaginarlo.

-Creo que esto es todo. No volveremos a vernos, voy a tomar sus cosas y me largare de aquí tan rápido como pueda. El infierno está a punto de desatarse en este lugar y bueno... no es nuestra idea de diversión. Espero que disfruten su viaje al otro mundo. Lo lamento por ti pequeña Elsa, eres muy hermosa. En fin... Hasta la vista Ennio –Esas fueron las últimas palabras que escucharon de aquel hombre.

Ennio cerró los ojos y esbozó una sonrisa torcida en su rostro. Aceptando en fin de sus días en el mundo que conocía.

-Lo siento hermanita -

Un sonido fulminante resonó en medio del bosque. 

Riptide: Noches de sueño tardío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora