3. Hesper.

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"La felicidad no se mide en estados de ánimo. Es el resultado de los buenos días menos las malas pasadas de la vida".

-Hesper-

Se sintió sobre una superficie suave que reconoció al instante, una cama. Abrió los ojos y casi los cerró en seguida como gesto involuntario de su cuerpo al sentir un dolor del lado derecho de la cabeza, justo sobre su oreja. Se llevó una mano al punto y se dio cuenta de que tenía una venda bien apretada encima. Nada había sido un sueño.

-Al fin despertaste, estaba comenzando a preocuparme. Ya sabes, no quería que alguien muriera frente a mi. Dicen que es una experiencia inolvidable, en el mal sentido - Una voz sonó justo a unos metros de distancia. Elliot se sobresaltó y giró la vista para ver de quien se trataba.

Sentado en una silla mecedora estaba un joven con un parecido desconcertante a él. Tenía el cabello castaño corto, con una mirada distraída y ojerosa que daba a entender llevaba varios días sin dormir bien. Era delgado y su piel estaba tan pálida que parecía estar enfermo, era como una versión maltratada por la vida del mismo Elliot, quien los viera juntos hubiese pensado que eran hermanos.

-Hesper- Elliot se atrevió a adivinar. Él debía ser el hijo de su tía, o quien pensaba que era su tía hasta hacia poco. El solo recordar ese nombre le trajo a la mente la ultima memoria que tenia. Había sido golpeado por Rosco con una pala justo en medio de la sala. Se llevó las manos al pantalón buscando su teléfono pero ya no estaba.

-No puede ser, él me lo quito -Murmuro -, Tengo que salir de aquí -. Se levantó a prisa aun cuando el dolor punzante de su cabeza estuvo apunto de detenerlo. Corrió hasta la ventana mas próxima solo para darse cuenta de que seguía en la misma casa en medio del bosque.

-No creo que eso sea posible, llevo tres semanas intentando largarme, hay algo... raro en este lugar – Hesper aun seguía meciéndose en la silla como si de un niño pequeño se tratara -, Lo mejor es seguirles el juego, créeme, no quieres verlos enojados, a mi me costó esto -. Levanto el brazo y mostró una marca de quemadura.

-Espera, ¿Qué no son tus padres? - Elliot preguntó asombrado aun por el brazo dañado de Hesper. Algo andaba mal, muy mal. Nada parecía tener sentido llegado a ese punto, ¿Qué demonios estaba pasando?, y¿Cómo había llegado hasta esa situación?. Se suponía que solo pasaría el resto de sus vacaciones con sus tíos, no que seria secuestrado por unos impostores psicópatas.

-No. De hecho ni siquiera los conozco, la verdad es que no recuerdo nada antes de haber llegado aquí, creo que me drogaron o algo. No se que quieren, solo me obligan a pretender que soy su hijo, si no lo hago o si intento escapar pasan cosas malas. Te estoy advirtiendo antes deque intentes algo estúpido -. Hesper sonaba sincero pero Elliot sabia que no podía confiarse, igual y él era uno de ellos intentando confundirlo, algo así como la rutina del policía malo y el policía bueno. De todos modos no contuvo las ganas de seguir preguntando.

-¿Cómo que cosas malas?, ¿Por qué no has podido escapar?, es decir solo son dos, ¿Qué tan difícil puede ser?, ¿Pusieron trampas o algo?, Vamos habla ya, tengo que salir de aquí -. El chico parecía desesperado y hablaba con mucha velocidad, quería actuar lo más rápido posible y escapar de ese lugar sin importar lo que costara. Incluso si tenía que deshacerse de los falsos Gloria y Rosco.

-Pues si, cosas malas. Vas a creer que estoy loco pero a estas alturas ya no es que me importe mucho, me estoy resignando. No tienen trampas, tampoco vigilan, sin embargo cada vez que salgo de la casa e intento escapar. Solo avanzo por el bosque durante un par de horas y después vuelvo a llegar aquí. De alguna manera ellos ya están enterados de cuáles eran mis intenciones, hazme caso, es inútil tratar de escapar. Hay algo malvado en todo esto, no se que es y me estoy volviendo loco a cada día que paso en este lugar -. El tono de estas palabras aumentó el potencial de credibilidad que tenía Elliot hacia Hesper, sonaba abatido por una serie de situaciones desafortunadas. Casi podía sentir el dolor ajeno en cada frase que decía, aun así, todo eso era difícil de creer. Tenía que comprobarlo por sí mismo.

-Escucha, debe haber algún truco tras de eso, están jugando contigo, esas cosas no pasan en la vida real, solo en películas. Hay que encontrar una forma de evadirlos, y tiene que ser rápido -. Elliot no era del tipo de personas que se daban por vencido tan fácilmente. Era terco como pocos y tenia la seguridad de que no se detendría hasta escapar de sus captores. Entonces recordó la llamada que recibió antes de ser desconectado de la realidad por Rosco y su amiga la pala -,Recibí una llamada, mi familia sabe que estoy extraviado, seguramente van a venir a buscarme -. Concluyó.

-Yo no contaría con eso. La verdad es que dudo mucho que algún día salgamos de aquí - Hesper dejó de mecerse repentinamente y se puso de pie -, Mira el lado bueno, al menos recuerdas quien demonios eres-.

-Probablemente solo tienes amnesia, deberías empezar a recordar pronto – Elliot intentó hacerlo sentir mejor -, Estos tipos estan locos, ese idiota pudo matarme. ¿Estás seguro de que no recuerdas absolutamente nada?-. Esa pregunta sería una de muchas para saber si en realidad podía fiarse de Hesper.

-Tengo recuerdos nublados, pequeñas fracciones de cosas. Un sillón rojo, una habitación pequeña sin amueblar, un perro. Nada que en realidad me dé una pista de quien soy. Encima tengo tres semanas viviendo con esta gente, la verdad empiezo a dudar si algún día recordare algo - Hesper sonaba sincero -, No se que quieren de mi, no me dicen nada al respecto, solo pretenden que este aquí fingiendo que soy su hijo y que vivo con ellos en la casa feliz del bosque, es enfermizo, está matándome -. Sus palabras casi fracturaron el tono de su voz. Se notaba un alto sentimiento de impotencia en todo lo que decía.

-Pero y entonces... - Elliot iba a comenzar a figurar otra serie de preguntas cuando se vio interrumpido por una voz chillona que venia del piso de abajo.

-¡Panquecitos, la cena esta lista! - El tono de la falsa tía Gloria era insoportable. Hablaba casi como la original, salvo que su voz tenia algo irritante y mal intencionado.

-¿Panquecitos?, ¿Quien se cree esa gorda para llamarme así? - Elliot miró a Hesper y luego se dirigió a la ventana para echar un último vistazo -, Esto tiene que ser una maldita broma – Terminó.

-Vamos abajo. Si la hacemos esperar se pone de muy mal humor, hablaremos después de cenar, solo promete una cosa... no hagas nada estúpido, sigueles la corriente, trágate la maldita comida y después responderé a todo lo que quieras - Hesper sonaba como si quisiera evitar la reunión a toda costa pero al mismo tiempo tuviera miedo de faltar a su lugar en la mesa.

-Suena como un trato justo. No se que está pasando aquí pero vamos a averiguarlo y vamos a largarnos de una buena vez - Elliot respondió, tampoco era que tuviera muchas opciones, pensó que lo mas prudente por el momento seria seguir las instrucciones de alguien que tenia más tiempo ahí.


Ambos salieron de la habitación y bajaron las escaleras.

Riptide: Noches de sueño tardío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora