32. Sin cuartel

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"Arreglar las cosas puede ser tan sencillo como solo tener el deseo de hacerlo. Nuestras acciones, eventualmente conducen a un final que puede ser digno o desperdiciado."

-Shaquoya-


Elliot permaneció atónito ante la verdad. Muchas cosas ahora tenían sentido pero lo que más le afectaba era que al destruirlos a todos, Hesper se convertiría en daño colateral. En esos momentos no se sintió tan seguro de querer llevar a cabo la operación.

-¡Malik!– Elsa dio un grito al tiempo que lanzaba un objeto a las manos de su compañero. Había tenido tiempo de recuperar el primer cimiento incluso cuando algunos minutos atrás todo parecía haber estado perdido.

Los rostros de la gente sombra mostraron signos de angustia mientras veían su perdición volar por los aires. Los chicos solo tenían que lanzarlo al fuego y todo se habría terminado.

-¡Deténganlos!– Libizo parecía preocupado por primera vez.

Entonces todo volvió a convertirse en un desastre total bajo aquel cielo oscuro. El caos no tardó en apoderarse de la situación mientras una multitud furiosa de ojos escarlata se acercaba a ellos. Por primera vez, se dieron cuenta de lo fuertes que eran unidos.

Hesper peleaba con todas sus fuerzas usando su espada. Las sombras habían quedado vulnerables y si bien volvían a regenerarse, después de recibir cada ataque tardaban cada vez más en hacerlo. Elliot disparaba rayos luminosos provenientes del guante de Mauthani uno tras otro, eliminando a todo el que era tocado por ellos. Elsa usaba su cuchillo con gracia una y otra vez acabando con muchos enemigos de manera eficaz. Ennio por su parte, era bestial. Evidentemente el poder de Libizo corría por sus venas después de haber sido mordido. Ni siquiera necesitaba de sus armas para eliminar a sus enemigos, se movía a una velocidad impresionante y asestaba golpes cargados de furia sobre la gente sombra. Con cada ataque parecía volverse más fuerte y violento. Incluso Tokyo se unió a la batalla luego de recoger el arma de Ennio del suelo y disparaba sin cesar. Malik y Shaquoya se lanzaron en contra de Libizo para mantenerlo ocupado.

Ahí estaban los cuatro amigos. Acomodados en un círculo y rodeados de enemigos interminables que no dejaban de aparecer una vez más después de ser borrados. Era una pelea sin sentido porque no podían eliminar a sus adversarios. Aun así, sabiendo que no tenían posibilidad alguna de vencer, seguían enfrentando a la horda de sombras sin miedo alguno. Vencerían o caerían pero todos juntos, como el equipo que habían sido hasta esos momentos.

Una de las sombras arrebató el cimiento de las manos de Ennio justo antes de ser aplastado contra el suelo por un poderoso golpe. Entonces otro recogió el objeto e intentó huir con él pero una de las balas de Tokyo lo alcanzó y lo desintegró al instante. En un movimiento veloz, Elsa se resbaló por el suelo y volvió a recuperarlo.

Esto se repitió muchas veces con diferentes variables pero el resultado era el mismo: Los chicos estaban tan perfectamente sincronizados que era prácticamente imposible para los enemigos hacerse con el primer cimiento.

Elliot comenzó a sentirse exhausto. Se preguntó a sí mismo ¿Cuánto tiempo sería capaz de soportar la pelea?, Supo que no sería demasiado cuando recibió un golpe tremendo de una de las sombras y cayó al suelo. La herida de su cabeza volvió a abrirse y la sangre comenzó a chorrear de nuevo. El tiempo se volvió lento y los sonidos huecos. Vio por unos segundos a sus amigos peleando a su alrededor para que el pudiera levantarse. Sacó fuerzas desde lo más profundo de su ser y siguió combatiendo a su lado. Nadie se rendiría aquella noche de pesadilla. Cerró los ojos y levantó el guante en el aire.

Riptide: Noches de sueño tardío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora