Capítulo 17

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      Me tiro sobre el maletín lleno hasta el tope de ropa para tratar de cerrarlo. Carajo. Creo que empaque demasiada ropa en esta maleta. Sacudo la cabeza y me deshago de esta ridícula idea.  Nunca es demasiada ropa para un viaje.  Esto lo aprendí cuando mis padres y yo fuimos a Florida a visitar a la abuela. Remuevo mi trasero y coloco todo el peso posible sobre la maleta.  Siento que ya es suficiente. Tomo el cierre y con gran esfuerzo, cierro la maleta.

Ufff que alivio.  Por un momento pensé que no lo lograría. Me levanto de la maleta y me paso una mano por el pelo.

Vamos a ver, vamos a ver. Que más me hace falta...

Camino por toda la habitación para verificar que no se me quede absolutamente nada.  Camino hacia la mesita de noche y tomo mi pasaporte.  Lo guardo en mi bolso. Listo.  Creo que eso es todo. Hecho un vistazo al reloj que está en mi mesita de noche y consulto la hora. Seis de la tarde.

Bueno, eso me da algo de tiempo para preparar la cena.

Salgo de la habitación y cierro la puerta tras de mí.

Bajo los escalones de dos en dos y entro a la cocina.  Abro el refrigerador y saco la pasta que sobro del mediodía. Menos mal que hice mucha. Lo que sobro es más que suficiente para la cena. Menos mal que no tengo que cocinar.  Mis padres llegaran en cualquier momento muertos de hambre.

Llevo el recipiente al microondas y lo pongo a calentar unos tres minutos y medio.  Camino hacia la alacena y saco los platos y cubiertos.  Los llevo a la mesa colocándolos correctamente mientras tarareo You don't know my name de Alicia Keys.  Admito que, no soy fan de este género musical pero, esta mujer es una cantante genial.

Termino de acomodar la mesa justo cuando escucho llegar el coche de mi padre.

Salgo de la cocina y veo a mi madre entrar a la casa.  En cuanto me ve, me lanza una enorme sonrisa.  Camina hacia mí y me da un fuerte abrazo que le devuelvo al instante.

—Hola cielo. —Se aproxima a mí y juega con uno de mis rizos. —¿Cómo te fue hoy en la prueba? —Pregunta algo preocupada.

—La verdad, me fue genial. —Se me hincha el pecho lleno de orgullo. —El señor Gray se mostró muy amable y paciente conmigo.  Aunque no vi a las otras chicas que iban por el puesto. —Me encojo de hombros tratando de quitarle importancia.

—A lo mejor fueron antes o después de ti. —Suelta mi pelo y me sacude de hombros. —Pero ya dime, ¿Qué te dijo Mike?

—Me dijo que empezara en cuanto llegara de vacaciones.

Se aparta de mí y frunce el ceño.

—¿Qué no empiezas las clases dentro de un par de semanas?

Gracias madre, gracias por recordármelo.

—Si. —Contesto malhumorada.

—¿Y tendrás tiempo para el estudio, trabajo y tu novio millonetis?

—Ya veré como resuelvo ese problema. —Suspiro. —No creo que sea tan difícil.

     Creo que dije algo malo porque, me mira con las cejas arqueadas.

—¿Qué?

—Dime una cosa Beth. —Se cruza de brazos sobre su pecho.  No es buena señal. Para nada. —No te iras de vacaciones con Rose, ¿Cierto?

¡Mierda!. ¿Cómo diablos lo supo?

Sería inútil mentirle.  Ella me conoce muy bien.  Será mejor que le cuente la verdad.

—No. —Susurro. —No estaré con ella. –Lanza un suspiro para nada agradable y cierra los ojos unos segundos.  Esto no es nada bueno...

 —Ya decía yo. —Abre los ojos y en ellos veo un poco de preocupación. —Que era muy sospechoso que tu novio, salga de viaje de negocio, el mismo día que tú te vas de vacaciones con Rose.

Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora