Capítulo 2

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  Camino despacio hasta mi casa por el verde y húmedo césped tarareando Cloks de Coldplay. Amo esta canción. En cuanto veo la casa, noto inmediatamente las luces blancas que emana de los pequeños faroles que están situados en cada esquina en lo alto de la casa. Eso significa una cosa. Mis padres están en casa. Me paso una mano por el pelo con un suspiro y sigo caminando hacia mi casa. En el camino, no puedo evitar mirar hacia la casa, más bien mansión, de los Jones. Todas las luces están apagadas como si no hubiera nadie en casa. Me pregunto dónde estará Steve.

Me paro en seco. ¿Por qué demonios pienso en él?

No debería. Lo que haga o deje de hacer me importa un rábano. Sacudo la cabeza para quitarme estos pensamientos estúpidos y continúo con mi camino. Cuando estoy frente a la casa, saco mi juego de llaves y la introduzco en la cerradura porque, mis padres siempre cierran la puerta con seguro aunque estén en casa.

En cuanto entro, la familiaridad me tranquiliza. Camino directo a la cocina y encuentro a mi madre vertiendo pasta sobre una olla llena de agua caliente. Hoy cenaremos pasta. Mi madre ha de estar de muy buen humor como para cocinar pasta esta noche.

—¿Qué celebramos hoy?

Camino hacia mi madre y olisqueo la salsa boloñesa que esta lista en otra olla al lado de la pasta.

Mi madre me ve y pone los ojos en blanco.

—¿Acaso hay que celebrar lago para que yo cocine? —Arquea las cejas divertida.

—No pero. —Cruzo los brazos sobre mi pecho. —Por lo general soy yo la que cocino. Cuando lo haces tú, es por que celebramos algo. Tú no cocinas, ¿lo recuerdas?

Suelta un bufido exasperada.

—Bueno, hoy vine temprano a casa y, pensé en cocinar. —se encoge de hombros como para quitarle importancia.

—¿Y mi padre? —miro a mi alrededor y noto que no está.

—Hoy llegara tarde cielo. —remueve la pasta en el agua hirviendo. Hoy tiene una reunión sumamente importante con unos inversionistas que buscan dispositivos de alta seguridad para su empresa de telecomunicaciones.

Oh.

Así que es por eso que Steve no está en casa...

Sacudo la cabeza frenéticamente para alejar estos pensamientos. No quiero pensar en él y, ya me está hartando de que, por cualquier cosa, esos hermosos ojos verdes como pasto en verano invadan mis pensamientos por cualquier estupidez. Me frustra. Me giro sobre los talones y subo a mi habitación. Me tiro sobre la cama mirando hacia el techo.

Tomo mi Ipod de mi mesita de noche y, en pocos segundos, Bon Jovi inunda mis oídos con Its my life y empiezo a tamborilear con mis dedos sobre mi estómago al ritmo de la canción. Me relajo al instante y cierro los ojos para que mi cuerpo se inunde de la animada y loca canción. Me la paso escuchando música durante un rato hasta que veo a mi madre en la puerta de mi habitación. Me incorporo de la cama apoyándome sobre los codos y me quito los audífonos.

—Cariño, la cena ya está lista.

—En seguida bajo, mama.

Mi madre sale de la habitación cerrando la puerta tras ella. Apago el Ipod y lo pongo nuevamente sobre la mesita de noche. Me levanto de la cama y salgo de mi habitación. En cuanto entro en la cocina, veo a mi bronceado, esbelto y rubio padre vestido con una camisa azul ahora remangada sobre los codos, pantalón negro de vestir y zapatos. En cuanto me ve, me lanza una increíble y cariñosa que le devuelvo al instante.

Entro en la cocina y me sirvo en un plato un poco de pasta con mucha salsa boloñesa. Huele delicioso. Me siento en la mesa al lado de mi madre y, automáticamente le hinco el diente a la primera probada. Mi madre se lució. La pasta es todo lo que prometía a simple vista.

Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora