Cuando por fin Rose y Dylan se marchan, Steve y yo estamos completamente solos. Me giro hacia Steve totalmente avergonzada muy avergonzada por el mal rato que nos ha hecho pasar Dylan. Me volteo hacia Steve con la cara llena de vergüenza.
—Por favor no le hagas ni caso a la mala actitud de Dylan. —Me paso una mano por el pelo exasperada porque no tengo idea porque Dylan se comporta de esta manera.
—No te preocupes. —Pone una mano en mi rostro para acariciarme la mejilla.
—La verdad no sé qué diablos le pasa. Él no es así.
—Sí. Supongo. Pero tu amiga la pelirroja me agrada.
—Sí, claro. A todos los hombres les agrada. —Pongo los ojos en blanco.
—¿Estas celosa? —Arquea las cejas de un modo divertido.
—No.
—Cariño. Me gustas tú. Lo siento si me malentendiste con mi comentario. Lo que quise decir es que ella tiene buena vibra. Me gusta que te proteja de esa manera. —Me acaricia la mejilla.
—Sí, la verdad ella es un poco sobreprotectora conmigo.
Frunzo el ceño. Muy sobreprotectora diría yo.
—Lo hace porque te quiere pero...
—¿Pero qué?
—No me agrada tu amigo. —Dice de manera un poco brusca quitando su mano de mi mejilla.
—Sé que hoy ha actuado de manera raro pero...
—¿Raro? Yo más bien diría odioso, petulante e impertinente. Sin mencionar celoso.
—¿Celoso? ¿Pero de que estas hablando?
No entiendo a lo que se refiere Steve con ese comentario. Dylan no tendría que estar celoso de nada ni de nadie en estos momentos.
—Es obvio que a tu amigo no le agrado pero ni un poco y, el a mi mucho menos.
—Eso no es cierto. Espera a conocerlo un poco más...
—No lo quiero cerca de ti a menos que este tu amiga pelirroja con ustedes.
—Pero que...
—Ya me oíste Beth, ese tipo es un imbécil y no te quiero a solas con él. Jamás.
—Steve, no seas ridículo.
—¿Ridículo dices?
—Sí. Estas siendo ridículo.
—Beth. No me obligues a contratar guardaespaldas para ti. Así te tendré vigilada todo el tiempo.
—No te atreverías...—Lo miro a la cara y algo me dice que habla muy en serio.
—Oh claro que sí. Hablo muy enserio cuando te digo que no te quiero a solas con ese imbécil.
Oh, por Dios santo.
—Steve, Dylan y yo hemos sido amigos desde secundaria. El jamás me haría daño.
—Beth, no confió en él. Algo me dice que...
—¿Quieres ver mi habitación? —Pregunto de pronto para cambiar de tema.
—Claro. Me encantaría. —Dice con cierto brillo en los ojos.
Me levanto del sofá tomándolo de las manos para que me siga. Caminamos juntos hasta las escaleras y comenzamos a subirla lentamente con nuestros entrelazados. Cuando estamos frente a la puerta blanca de mi habitación, nos paramos unos segundos para poder abrir la puerta. Cuando la abro, paso entro primero y enciendo la luz. Me giro hacia la puerta y veo que Steve esta aun parado en la puerta obviamente esperando mi invitación.
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Destino Incierto
RomanceNO admito: 1. Plagio 2. fotocopia 3. adaptación 4. cambios 5. similitudes con otras obras en esta plataforma o cualquier otra plataforma 6: Transcripción 7: Reproducciones ilegales sin mi autorización. Esta obra es...